Cerca ya de cumplir los 110 años de historia, este negocio familiar lleva cuatro generaciones defendiendo la cocina tradicional del Cabo Fisterra
La comarca de A Costa da Morte, en la provincia de A Coruña, está de moda en términos gastronómicos. Hace unas semanas el restaurante Terra (Fisterra) conseguía la primera estrella Michelin para una zona que, en los últimos años, ha visto también como el restaurante Lándua (Mazaricos) era reconocido con un sol por la Guía Repsol.
Todo esto en un territorio extenso pero no demasiado poblado en el que la localidad más grande, Cee, apenas llega a los 5.000 vecinos y que no está cerca de las principales ciudades de la provincia.
Hay algo en la comarca que hace que la gastronomía esté muy presente. La calidad de los pescados y mariscos de puertos de bajura como el de Fisterra, el de Muxía o el de Camariñas tiene mucho que ver, pero también influye una tradición que se ha mantenido viva en casas de comidas tradicionales repartidas por todo el territorio.
Una de ellas, puede que la más emblemática, es Casa Lestón, en Sardiñeiro, un negocio a pie de carretera que lleva cuatro generaciones en manos de la misma familia.
Su historia comienza en 1917, cuando Manuel Marcote Lestón, que había emigrado a Argentina, retorna a su pueblo para abrir un negocio, un ultramarinos en el que se servían también comidas.
Su ubicación estratégica, junto a la carretera que se interna en el cabo, aproximadamente a medio camino entre Cee y Fisterra, hizo que el local se convirtiera pronto en una referencia en la zona, en lugar de parada de marineros, de gente que iba y venía de las ferias y de los trabajadores de las conserveras y las fábricas de salazón cercanas.
116 años más tarde el negocio sigue allí, fiel a la misma filosofía y convertido ya en un clásico, tan popular entre el público local como entre los turistas que llegan en los meses de verano.
El secreto está en no haber cambiado demasiado las cosas, en haber sabido tocar solamente lo imprescindible. El negocio ha crecido y en la actualidad es capaz de albergar hasta a 90 personas en un comedor que durante la temporada alta amplían con algunas mesas en el pequeño jardín; las instalaciones se han actualizado y se ha construido una cocina adaptada a las necesidades de un restaurante actual, pero en lo básico, las cosas siguen como siempre.
Alberto Castro, actualmente al frente del negocio, cuenta que uno de sus platos emblemáticos, los calamares en su tinta, llevan en carta desde el primer día. Probarlos es probar un poco de la historia gastronómica de Galicia. Otro de sus clásicos, la tortilla de longueirón, un tipo de navaja que crece en los arenales cercanos, cuenta también con una merecida fama. La receta, que nació aquí, es de la abuela de Alberto, que a su vez la recordaba de la época de sus padres.
Por lo demás, la tradición manda. Longueiróns de los arenales cercanos, mariscos que van ofreciendo según la temporada y el mercado del día, a veces unos percebes, durante el invierno centolla, en ocasiones nécoras o almejas. Y pescados, por supuesto. Sardiñeiro es, desde su mismo nombre, una localidad de tradición marinera de la que salieron durante generaciones pescadores que se embarcaban en los puertos cercanos.
Por eso hay que dejarse guiar por Alberto, que recomienda siempre los pescados del día. En cuanto a las elaboraciones, el clasicismo es el rey, recetas que saltan de generación en generación; pescados a la gallega o a la espalda, cazuelas, parrilladas y, sobre todo, una de esas caldeiradas que ya cuesta encontrar, preparada con tres tipos diferentes de pescado seleccionados entre lo mejor del día, y con la tradicional allada, la salsa por antonomasia de la cocina gallega. Probarla en verano, bajo el camelio del jardín, es una de esas experiencias que cualquiera que visite la zona debería disfrutar.
Empanadas, pulpo á feira o tortillas completan una oferta que no se aparta en ningún momento de la tradición y que incluso en los postres sigue fiel a aquella cocina que fue pasando de padres a hijos a lo largo de generaciones y que hoy empieza a costar encontrar. Empanada de manzana, un clásico de la casa, como el hojaldre con crema, las peras al vino o, si tienes suerte, el calleiro, un dulce antiguo, característico de la cocina de esta zona de la costa, que de vez en cuando ofrecen fuera de carta.
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Con esto y con un café de pota (de puchero), tomado quizás ya en la taberna de la entrada, rodeado por los recuerdos de más de un siglo de historia, hay suficiente para convertir una casa de comidas en un pequeño pueblo de la Costa da Morte en todo un clásico, en uno de esos lugares que no pueden faltar en tu agenda cuando visites la zona y, sobre todo, en un pedazo de historia de la cocina gallega del último siglo que todavía podemos saborear.
Casa Lestón
- Dónde: Rúa da Coruña, 29. Sardiñeiro de Abaixo (A Coruña)
- Horario: abre solo sábados y domingos, en comidas y cenas
- Precio medio: 30/40 euros
- Reservas: 981 74 36 99
Imágenes | Jorge Guitián
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