Nuestros hábitos alimenticios están cambiando. Y con ellos nuestros restaurantes. A medida que los horarios de las comidas son más flexibles, los locales que saben adaptarse a ellos están ganando adeptos.
Como explica Elizabeth G. Dunn en The Wall Street Journal, cada vez es más habitual encontrar en Estados Unidos locales que, pese a parecerse a las cafeterías tradicionales, tienen muchas características de los restaurantes más modernos. Y es un modelo que cada vez está más presente en España.
“Esta nueva ola de restaurantes no se define simplemente por horarios de apertura largos e ininterrumpidos; las cafeterías y muchos bares-restaurante también los tienen”, explica Dunn. “Se distinguen por su flexibilidad y la forma en que están diseñados para atender a quienes buscan todo, desde un lugar para tomar café y charlar, a ensaladas para llevar o una buena cena. Sus menús también son flexibles, lo suficientemente asequibles como para alentar visitas múltiples por semana, pero suficientemente pulidos para que apetezca cenar allí”.
Los nuevos Vips
El tipo de cafetería-restaurante que define Dunn no es muy distinto al que implantó con éxito en España el empresario mexicano Plácido Arango, fundador de Vips, en los años 60, pero estos nuevos locales dan una vuelta de tuerca al modelo, orientando su oferta a un público más joven y más exigente en lo que respecta a la comida.
Como explica Dunn, este modelo de restaurante está triunfando en Nueva York o Los Angeles, con ofertas muy parecidas: “Por la mañana encuentras pan de plátano y chocolate, pomelo con menta y miel y, por supuesto, tostadas de aguacate. Por la tarde y por la noche, una extensa lista de vinos por copa complementa un menú corto de platos sencillos, pero finamente elaborados”. El precio, además, no es excesivo, apunta Dunn: “La mayoría de los artículos cuestan menos de 20 dólares”.
En España este modelo es ya una realidad en lugares como Federal, que cuenta ya con sucursales en Barcelona, Madrid, Girona y Valencia. Allí se puede degustar su popular desayuno hipster –con una amplia variedad de huevos, cereales o tostadas y, por supuesto, un completo brunch–, pero también optar por sus hamburguesas, tostas o platos del día, que se sirven a todas horas.
Un modelo similar, aunque más “formal”, es el que propone el nuevo Café Comercial –reapertura del mítico local de la madrileña glorieta de Bilbao–, en el que se ofrecen menús de desayuno, barra y restaurante, más tradicionales, pero servidos también en un amplísimo horario. Allí puedes comerte un cocido madrileño mientras en la mesa de al lado hay quien toma un café con leche o un cóctel.
Una manera de rentabilizar los locales
El surgimiento de estos nuevos locales responde a un cambio de costumbres en los clientes, que cada vez demandan más lugares en los que desayunar o pedir comida para llevar a todas horas, pero también a una mera necesidad económica. Como apunta Dunn, esta deriva se puede ver, al menos en parte, como reacción al aumento de los costos de alquiler y la mano de obra: ampliar las horas en las que un establecimiento está abierto aumenta su recaudación.
Es por ello por lo que la mayoría de estas cafeterías-restaurantes están abriendo en el centro: no solo es allí donde se concentra el público (moderno) que gusta de visitar este tipo de sitios, es donde el precio de los alquileres obliga a producir a destajo. Y ya no vale con servir un sándwich revenido. Para bien o para mal, el consumidor (también el español) es cada vez más exigente.
Imágenes | Federal Café/Café Comercial
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