Este pequeño pueblo de Zamora es cero turístico, pero la gente se desvía de la A-6 para comer en su magnífico restaurante

Pobladura del Valle (Zamora) no es una localidad turística. Tampoco es un centro comercial importante y, sin embargo, desde hace algún tiempo cuenta con un motivo para que muchos de los que atraviesan la comarca se acerquen a visitarla.

El pueblo se encuentra a un paso de la A-6, la Autovía del Noroeste, que une el norte de Galicia con la meseta y con Madrid. Está en el centro de un triángulo con vértices en León, Puebla de Sanabria y Benavente, por el que a diario pasan miles de vehículos que viajan entre el norte -Galicia, Asturias, provincia de León- y el centro de la Península y en el que no hay muchas localidades con un tamaño importante en las que hacer una pausa gastronómica.

Aún así, o tal vez por eso, en este área poco poblada por la que también pasan los viajeros que van a León capital, a Asturias o hacia el sur gallego, han aparecido algunos restaurantes interesantes, convertidos, en algún caso, en auténticos lugares de peregrinación, tal como ocurre con El Capricho, en Jiménez de Jamuz, una auténtica referencia de la cocina de carnes y brasas.

Podríamos mencionar, también, el restaurante Brigecio, en Morales de Rey, o, ya en Benavente, que con 17.000 habitantes es la principal localidad de la zona, El Ermitaño, el gran clásico de estas comarcas en las que León y Zamora se encuentran.

Aún así, faltaba una opción de precios contenidos y próxima a la autopista, un restaurante que se convirtiese en una alternativa a los menús y a los bocadillos de área de servicio y que permitiese una parada rápida, pero también, para quien lo prefiera, una visita más pausada, para conocer la cocina de la zona desde una perspectiva diferente.

Y eso es, precisamente, La Trébede. El local, discreto, en una calle a la salida del pueblo en dirección a Fresno de La Polvorosa, es un secreto que se ha ido extendiendo gracias al boca a boca entre los vecinos de la zona y, cada vez más, entre los viajeros que atraviesan la comarca.

Al frente del negocio está Pablo González, un joven cocinero que se formó en el Basque Culinary Center, que ha pasado por cocinas como las de Lera (Castroverde de Campos, Zamora), Barro (Ávila), Raíces (Talavera de la Reina) o el mexicano Rosetta, junto a la cocinera Elena Reygadas, reconocida como World Best Female Chef en el año 2023.

A su regreso, se hizo con el local de La Trébede, un restaurante que  llevaba funcionando unos años en Pobladura del Valle, y el pasado verano, con 23 años, ponía en marcha su proyecto.

¿Y qué se puede encontrar ahora, medio año después de su apertura? Una cocina a caballo entre la tradición de la zona y un enfoque más creativo aplicado al producto local. En el primer apartado entrarían platos como la cecina con queso de cabra y membrillo, la alcachofa con jamón de bellota y vino dulce de toro, las croquetas cremosas de jamón o la estupenda morcilla -al estilo leonés, cremosa, sin embuchar- con piñones y manzana reineta.

Hay en la carta un grupo de platos intermedio, no exactamente tradicionales, pero tampoco creativos, que a veces miran alrededor y otras se basan en el recetario clásico, tal como ocurre con el micuit de pato con mermelada de higos, con el bacalao con pisto y huevo de corral o con el cochinillo asado, que el cocinero acompaña con chalotas y boniato tatemado.

Quien llegue con ganas de curiosear en el apartado más innovador de la cocina de González encontrará propuestas como la oreja de cerdo con brava de tomates secos y mejillones en conserva, la molleja frita con yogur y uva dulce, la pata de pulpo al horno con ajo negro y pimentón o el rodaballo al horno con pasas y remolacha.

En el apartado dulce de la carta, una selección que vuelve la mirada más hacia lo clásico, a través de tarta de queso al estilo vasco, un arroz con leche que se sirve con higos y pistachos, un flan de huevo de corral con fresas en vinagre o una estupenda milhojas de nata, crema y caramelo.

Todo ello ofrecido en un comedor de ambiente rústico, gestionado por los padres del cocinero, y con unos precios que en ningún momento se disparan, lo que explica el éxito que el local tiene, a pesar de sus pocos meses de andadura, entre el público de comarcas cercanas. No es habitual llegar a un restaurante en un pueblo de menos de 300 habitantes, a una decena de kilómetros de la capital comarcal y encontrarse el comedor lleno entre semana, tal como ocurre aquí.

El secreto de este éxito está, seguramente, en unos precios ajustados, en una carta ecléctica, capaz de contentar a quien busque explorar el repertorio tradicional local, pero también a quien llegue con ganas de curiosear y a quien busque la seguridad de elaboraciones clásicas. Y todo a un paso de una autovía en la que, reconozcámoslo, la oferta culinaria tiende a ser desoladora.

Así que La Trébede no sólo es una buena noticia para los habitantes de esta zona del occidente castellano-leonés, sino también para quienes se mueven con frecuencia por las autovías que se dirigen al noroeste. Y lo es aún más porque si con tan poco tiempo en marcha el restaurante ha conseguido hacerse ya una clientela y añadir a su carta algunas dosis de innovación interesantes, lo más previsible es que con el paso del tiempo el negocio se consolide, redondee su oferta y se convierta en uno de esos sitios en los que parar que a todos nos gusta tener localizados cuando nos movemos por carretera.

La Trébede

• Dónde: Paraje Canal de Hornos, s/n. Pobladura del Valle (Zamora)
• Precio medio: 35€ + bodega
• Reservas: 633 723 364
• Horarios: Cierra miércoles. Cenas solo viernes y sábados.

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