Este pueblo de Cáceres es famoso porque vio nacer a Extremoduro, pero es tan bonito como Trujillo o Guadalupe

Plasencia es el segundo municipio más grande de la provincia de Cáceres y tiene un impresionante casco histórico

La provincia de Cáceres tiene algunos de los pueblos más bonitos de España. Tierra de conquistadores, a su regreso de América los indianos construyeron grandes palacios, levantaron estatuas y financiaron catedrales.

Casi todo el mundo ha pasado alguna vez por Trujillo, Guadalupe o, claro está, Cáceres capital. Pero el segundo municipio más poblado de la provincia merece también una visita. Hablamos, claro, de Plasencia.

El pueblo en el que se formó una de las más grandes bandas del rock español, Extremoduro, es también una escapada perfecta, sobre todo pasado el verano, cuando el calor aprieta demasiado en toda la región.

Ubicada a orillas del Jerte, la Plasencia moderna se fundó en siglo XII, tras la conquista del rey Alfonso VIII del antiguo asentamiento musulmán. La ciudad fue un importante enclave fronterizo, con los árabes a un lado y el reino de León a otro, pero alcanzó su esplendor tras el siglo XV, cuando fue concentrando a los nobles de la zona y comenzó la conquista de América (y el retorno de los indianos).

La ciudad conserva aún parte de su trazado medieval, con restos de murallas y puertas, pero lo más atractivo de su casco urbano es también una de sus mayores peculiaridades. Y es que Plasencia cuenta con dos catedrales, una pegada a la otra.

Las catedrales vieja y nueva

La catedral vieja de Plasencia se empezó a construir en el siglo XIII y mezcla estilos románicos y góticos –que llegaron a Extremadura mucho después que a otras zonas de España–.

A diferencia de lo que ocurrió en casi todas las ciudades de España, en las que los estilos nuevos iban sustituyendo a los antiguos con añadidos a la misma catedral, en Plasencia se decidió construir otra catedral contigua a la antigua. La catedral nueva tiene elementos góticos, renacentistas y, también, barrocos.

Catedral Nueva de Plasencia.

Además de las catedrales, Plasencia cuenta con numerosas iglesias y palacios, donde admirar grandes ejemplos del plateresco extremeño.

La ciudad es perfecta para recorrer en un día, pero, si se tiene más tiempo, Plasencia es el mejor punto de partida para explorar los valles del Jerte y la Vera, el cercano parque de Monfragüe y disfrutar de algunos de los grandes monumentos de Extremadura, como el cercano puente romano de Alcántara.

Si buscas alojamiento, además, puede que acabes en alguna de la docena de casas rurales que el propio Robe Iniesta está construyendo en la cercana Sierra de Santa Bárbara. Era de Plasencia, me parece que decían.

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