Sobre las vecinas San Sebastián y Bilbao, y las bondades culinarias de ambas, se ha escrito hasta la saciedad, así que ya iba siendo hora de reivindicar el potencial gastronómico de Vitoria-Gasteiz. Y es que la capital euskalduna no solo destaca por su poderío medioambiental (cuenta con más de diez millones de metros cuadrados de parques y zonas verdes para pasear) o sus admirados carriles bici.
La que fuera elegida Green Capital en 2012 y Global Green City 2019, mucho antes ya era uno de los grandes bastiones gastronómicos a nivel nacional gracias a restaurantes como Zaldiaran y a citas de gran calado en su momento como el Congreso Nacional de la Cocina de Autor, que se empezó a celebrar a mediados de los 80. Por allí desfilaron maestros franceses de la talla de Guérard, Ducasse, Bras, Trama, Robuchon o Gagnaire, además de unos hasta entonces desconocidos Andoni Luis Aduriz, Joan Roca, Sergi Arola, Martín Berasategui o Ferran Adrià.
Pero no solo de alta cocina vive (o más bien vivía) la capital alavesa. Es una ciudad que respira gastronomía por todos sus rincones y que merece la pena ser visitada por sus pintxos (a precios mucho más asequibles que los de Donosti o Bilbao), sus muchos restaurantes de nivel cuyo ticket medio ronda los 40 euros, su particular cocido vitoriano, los dulces típicos como el goxua, los vasquitos y nesquitas o los mantecados de Felipe II, y esos cafés a la crema que, inexplicablemente, desde tiempos inmemoriales sólo se sirven en las cafeterías gasteiztarras.
¿Qué? ¿Te apetece darte un paseo por la almendra medieval, la Plaza de la Virgen Blanca, Fueros o la Plaza de España? ¿Y si te decimos que en todas ellas vas a encontrar pistas gastronómicas que te harán volver periódicamente a esta ciudad? ¡Venga, no te hagas el remolón!
Bares de pintxos y raciones
Si algo tiene el País Vasco que le permite desmarcarse del resto de comunidades de nuestro país, es su rica (en ambos sentidos) oferta culinaria para la hora del aperitivo. No hay nada más placentero que meterse en un bar y toparse con una barra de pintxos de esas que te hacen levitar porque te gustaría pedirlos todos.
En el caso de Vitoria-Gasteiz, la buena noticia es que esos pintxos o raciones para compartir con amigos no alcanzan los precios, a veces desorbitados, de otros enclaves más turísticos de Euskadi. Y eso te va a permitir sacar el máximo rendimiento a tu economía visitando los bares y tabernas que se extienden a lo largo y ancho del casco viejo y de la zona del ensanche.
Prepárate para adentrarte en un paraíso terrenal en el que abundan el bonito con mayonesa (a menudo acompañado de piparras, alegrías, anchoas o boquerones), pintxos calientes (también conocidos como fritos), las siempre agradecidas gildas o insuperables tortillas de patata (de las de toda la vida, pero también manchadas o con txapela). ¡Toma nota de los imperdibles de Vitoria-Gasteiz para estos menesteres!
El Toloño
Si tuviéramos que elegir un sitio para darnos un homenaje a base de pintxos, probablemente optaríamos por encadenarnos a la barra de El Toloño. Y si nos viéramos obligados a tener que decantarnos por sólo uno de estos manjares, tendría todas las papeletas el de pimiento italiano (aka pepperoncini) relleno de bonito, anchoas y alcaparras, sobre una base de pan tostado untado con mayonesa de bonito. De locos, a pesar de su aparente sencillez.
Las croquetas y otros pintxos, como el de bacalao confitado con piperrada y pil-pil, son otros de sus reclamos. En caso de que haga buen tiempo, que ocurre más a menudo de lo que muchos piensan, lo suyo es que te hagas con una de las mesas de la terraza y disfrutes de su horario ininterrumpido de 9h a 23h (los fines de semana las puertas del edén están abiertas hasta bien entrada la madrugada).
Cuesta de San Francisco, 3
El Rincón de Luis Mari
Otro de los clásicos para disfrutar de un buen picoteo, sin tener que rascarse de más el bolsillo, es El Rincón de Luis Mari. Aquí hay, principalmente, dos elaboraciones que se disputan el podio: su famoso Serranito (una oda al jamón ibérico entre pan y pan) y el no menos popular Antxopi (anchoa, pimiento rojo, huevo duro picado, mayonesa y un majado de ajo y perejil sobre pan).
Lo que no quita que haya más opciones interesantes dentro de su carta, como el revuelto de champis o el Pizarrín (mini flauta de anchoas de Santoña con alegrías riojanas), ya sea para devorarlos en la barra o para disfrutarlos de manera más reposada en el comedor. Si te decides por lo segundo, los boquerones en vinagre o la tortilla de patatas acompañada de morcilla de Burgos pueden completar la experiencia.
Calle Rioja, 14
Al Tulipán de Oro
Otros de los clásicos básicos del final de la Corre (es como suelen referirse a la calle Correría), donde los parroquianos suelen reunirse para entregarse a las bondades del chorizo al infierno, la morcilla de Maeztu asada en manteca o la casquería . Desde manitas de cerdo (todo ibérico) hasta patitas con patorrillo, pasando por callos, asadurilla, lengua, litiruelas, carrilleras… ¡Sí, es el lugar de referencia para los casqueros en la ciudad!
El bar, ahora regentado por Juan Carlos de la Cruz, se encuentra en un edificio que data del año 1500, a un paso de la torre de los Anda (una de las construcciones más antiguas de Vitoria-Gasteiz) y con unas vistas privilegiadas de la torre de la Catedral de Santa María. Así que no se nos ocurre mejor lugar que Al Tulipán de Oro para arrancar o finalizar un paseo turístico.
Calle Correría, 157
Sagartoki
Sólo su pintxo de huevo frito con patatas o su afamada tortilla (la que lleva firmando Senén González desde hace años) bien merecen una visita. Pero a esto habría que añadir un variado abanico de elaboraciones, con los sabores de siempre por bandera, que han llevado a Sagartoki a atesorar un sinfín de premios. Desde los rulos mediterráneos (makis preparados con láminas vegetales que cuentan con diferentes rellenos) o las rabas de chipirón hasta las ostras o las gildas (no sólo la tradicional de anchoa y boquerón).
En este caso hablamos de uno de los restaurantes de visita obligada para los que estén de paso por la ciudad porque cuenta con diferentes espacios más allá de su codiciada barra de pintxos. Nos referimos al comedor del fondo, que además tiene un ambientazo, en el que los comensales ya pasan a degustar platos como el chuletón (de vaca gallega de Angus) o los pescados a la brasa.
Calle Prado, 18
Deportivo Alavés
Seas o no futbolero, si te gusta la tortilla de patata tienes que pasar sí o sí por este concurrido bar que, además, cuenta con una de las mejores terrazas de la Plaza de España (también conocida como Plaza Nueva). La puedes pedir sin manchar, su jugosidad te conquistará igualmente, pero lo suyo es que conozcas su tortilla manchada, que va acompañada de chorizo cocido y regada con su jugo.
Si te hace ilusión escuchar el himno del club local, compuesto por Alfredo Donnay, pregunta en la barra a qué hora lo ponen porque se nos escapó tomar nota de eso. En cualquier caso, lo vas a poder cantar tú mismo porque está escrito en las paredes del mítico local que inauguraron Juantxo y Asun Gorospe en 1959. Ah, y si no eres de tortillas poco cuajadas, no pasa nada. Hay una variada carta de raciones y cazuelitas de croquetas de jamón y de bacalao, mejillones con tomate picante, patatas bravas o con alioli, pimientos de Gernika, gambas en gabardina… ¡Ánimo, pues, valiente Deportivo!
Plaza de la Virgen Blanca, 1 (también se accede desde la Plaza de España)
perretxiCo
Si eres de Madrid, es probable que ya sepas de primera mano cómo se las gasta el hostelero vitoriano Josean Merino, que ya cuenta con tres embajadas en la capital del país y, además, está al frente de La esCotilla en Vitoria-Gasteiz. Pues bien, es en esta ciudad donde arrancó el proyecto y donde se ubica el primer perretxiCo de todos. El mismo en el que, desde bien temprano, luce espléndida su barra de pintxos.
Entre nuestros favoritos están el donut de cocido vasco en dos vuelcos, el turrón de foie con yogur colado de caserío de Donosti y el bocarrico surfero de Zarauz. Además de las rabas al estilo tradicional, claro. Por cierto, no se habla mucho de sus desayunos, pero es otro de los grandes atractivos de este bar. Su tostada de brioche, de un grosor importante, con mantequilla y mermelada (hay un par de opciones para elegir) se merece un monumento. Si tuvieran café a la crema ya sería la leche (valga la paradoja).
Calle San Antonio, 3
Restaurantes donde comer bien y a buen precio
Irse de pintxos es un plan que siempre apetece, pero hay veces que lo que buscamos es un restaurante acogedor con un servicio atento donde nos vayan a dar de comer más que bien. Y a ser posible, que sean de esos que nunca fallan y que (en la mayoría de los casos) llevan ahí toda la vida.
Pues debes saber que en Vitoria-Gasteiz vas a encontrar mucho de esto. Y lo mejor de todo es que, nuevamente, vas a poder permitirte estas experiencias de altura sin tener que pedir un préstamo al banco. Lo que sí vas a tener que llevar a estos restaurante es mucho apetito, además de la dosis de curiosidad necesaria para lanzarte a conocer los clásicos de la gastronomía vitoriana: revuelto de perretxicos, pencas de acelga rellenas, txitxikis (una especie de picadillo que se acompaña de huevo frito para alcanzar el éxtasis), alubias rojas alavesas con sus sacramentos, besugo a la parrilla, goxua,…
Si ya estás salivando, eso es buena señal. Así que vamos a comenzar ya esa ruta por los mejores restaurantes de Vitoria-Gasteiz para darse un buen homenaje en el que no pueden faltar los vinos de Rioja Alavesa. Goazen!
Asador Matxete
Este restaurante especializado en pescados y carnes a la brasa lleva un cuarto de siglo repartiendo felicidad entre el público local y los visitantes que llegan a Vitoria-Gasteiz con la lección aprendida. Ubicado en el corazón de la almendra medieval, este asador con bóvedas de piedra te propone una experiencia de nivel a base de txipirones frescos, lubinas, besugos, chuletillas de cordero,…
En fin, todo aquello que produce un inmenso placer cuando ha estado el tiempo justo en la parrilla. Algo que en esta casa manejan a la perfección. Tampoco desmerecen su revuelto de hongos, el rabo o las carrilleras. En su bodega encontrarás referencias muy interesantes de Rioja Alavesa, la DO en la que están especializados.
Plaza del Matxete, 4-5
Arkupe
Si buscas un lugar con solera en el que gozar de la cocina vasca en un ambiente agradable, no pierdas de vista Arkupe. Lo que nació en 1973 como un bar de chiquiteo, regentado por Mari Carmen García y Alberto Ortiz de Zárate, ahora es un gran restaurante que procura desmarcarse del resto a través de iniciativas como Los Pucheros del Arkupe o por haber introducido en la carta el famoso cocido vitoriano.
Cuentan con una zona de picoteo, más informal pero igual de recomendable (con un ticket medio de 40€), y el comedor propiamente dicho, más enfocado a una celebración familiar o un día especial (además de carta, aquí tienen tres menús cerrados de 51€, 53€ y 65€). En cualquiera de los casos vas a poder deleitarte con sus rabas de txipirón (las mismas que encontrarás en El Portalón o Amárika, de los mismos dueños), los caracoles a la alavesa o las litiruelas (lo que vienen siendo mollejas) rebozadas y fritas.
Calle Mateo Moraza, 13
Zabala
Sin tener que desviarnos mucho, de hecho están a escasos metros el uno del otro, nos encontramos con otro de los templos del buen comer en la provincia de Álava (el BIB Gourmand de la Michelin y el Recomendado de la Guía Repsol así lo confirman). Aquí manda la cocina tradicional y de mercado, da gusto ver el mimo que le dan a productos como el perretxico, la carrillera (la preparan al Rioja y está de rechupete) o el rodaballo.
La actual propiedad no lo tenía nada fácil porque el legendario Casa Zabala había dejado el listón muy alto, pero no tengas de que el Zabala actual también es garantía de éxito. Dicen que aquí se sirvió el primer goxua allá por 1976, pero lo que realmente importa es que hoy lo siguen bordando como entonces. Si te queda hueco para el postre, ¡no lo dudes!
Calle Mateo Moraza, 9
El Portalón
Ya hemos hablado de ellos por su parentesco con Arkupe y Amárika, otras direcciones que no se te pueden extraviar cuando vayas a organizar tu escapada vitoriana. Pero El Portalón merece un capítulo aparte porque más que un restaurante es un símbolo de la ciudad. Fue fundado como casa de postas en el siglo XV y empezó a funcionar como restaurante a mediados del XX. Desde entonces, han sido muchos los txangurros al horno o alubias de Tolosa que han salido de su cocina. ¡Y esperemos que sean muchos más!
Si no has sido lo suficientemente precavido como para reservar y te has quedado sin mesa, lo mejor que puedes hacer es quedarte en la entrada y pedir una ración de rabas en la zona de bar. Son las mejores de la ciudad y, si el tiempo te lo permite, puedes estar de lujo disfrutando de esta delicia en un enclave histórico.
Calle Correría, 151
The Bost
En el número 5 (de ahí su nombre) de la céntrica calle Florida nos detenemos en un restaurante más que recomendable que cuenta con una propuesta muy variada, a la par que divertida, con precios comedidos. Desde hace casi una década, los hermanos Santxotena son especialistas en crear felicidad en torno a una mesa (y cuanto más grande, mejor).
Si vas en plan grupo de amigos, no te olvides de preguntar por los Bosteko, fuentes de cinco raciones que han sido pensadas para compartir entre varias personas. También cuentan con otros menús para grupos cuyos detalles estarán encantados de compartir contigo si les preguntas.
Calle Florida, 5
El Mesón
Presta atención porque este este restaurante es de los que no aparecen en las guías pero si le preguntas a cualquier gasteiztarra de bien te dirá que no te lo pienses dos veces. No busques una cuidada decoración ni nombres rimbombantes en la carta, El Mesón es una casa de comidas de las de toda la vida y aquí lo que dominan es el noble arte de guisar. No lo decimos nosotros, lo dicen los chipirones en su tinta, las kokotxas de merluza en salsa verde y el hojaldre con nata de postre.
Eso sí, grábate a fuego que cierran tanto lunes como martes. Que no queremos que te des el paseo hasta allí para tener que terminar buscando uno de esos “planes b” de última hora en los que, generalmente, no se acierta. Si algo tiene esta ciudad son sitios en los que comer bien, así que no te la juegues.
Calle Ortiz de Zárate, 5
Restaurantes donde celebrar algo especial
Que en la Vitoria-Gasteiz actual no haya ninguna Estrella Michelin no quiere decir, ni mucho menos, que no haya propuestas de alta cocina que merezcan mucho la pena. Como vamos a ver a continuación, hay un grupo de chefs haciendo cosas muy interesantes que, perfectamente, podrían coger el testigo que en 2018 soltó Zaldiaran.
Ahora mismo te encuentras en la ciudad, al menos, seis restaurantes que son capaces de ofrecerte una experiencia gastronómica del más alto nivel. Algunos de ellos llevan ahí toda la vida, como El Clarete, que ha evolucionado mucho desde sus orígenes, o el ya mencionado Zaldiaran, que lleva apostando por la tradición más renovada desde 1984.
En el otro extremo te encuentras proyectos muy recientes, como Kea Basque Fine Food, la embajada de Rodrigo y Nagore (Arima) en Vitoria-Gasteiz, o el prácticamente recién nacido Casa de Locos, con Alberto Sánchez y Andrés Llorente al frente, que en sólo un año de vida está dejando más que buenas sensaciones.
Pero no adelantemos acontecimientos, mejor vamos a pararnos en cada uno de ellos para compartir contigo todo lo que necesitas saber antes de hacer tu reserva. Ya que en estos casos sí conviene ir preparado (lo de quedarse a fregar los platos lo hemos probado y no ha funcionado).
Kea Basque Fine Food
Es una de las grandes sorpresas que nos ha dado la gastronomía vitoriana en los últimos años. Abrió sus puertas en plena pandemia, con el asesoramiento de los artífices del madrileño Arima y con un equipo motivado cuyo único deseo era poder hacerse un hueco en la oferta hostelera de la ciudad. Y podemos decir que, dos años y medio después, no sólo lo han conseguido, sino que han superado todas las expectativas, convirtiéndose en uno de los grandes templos del producto (el Sol de la Guía Repsol que acaban de revalidar así lo atestigua).
Buena parte del mérito lo tienen Iván Sancho, el talentoso chef que ha vuelto a casa después de haberse curtido trabajando junto a Eneko Atxa, Iván Cerdeño o los hermanos Padrón, y María Lasquibar, directora de sala y sumiller. Tanto su barra como sus dos comedores (además tienen un coqueto reservado), son espacios idóneos para entregarse al placer de degustar alta cocina vasca que se acompaña de una bodega con alrededor de un centenar de referencias. Acaban de estrenar menú degustación y sólo podemos decirte que Kea Basque Fine Food es ese sitio al que siempre nos gustaría volver.
Calle San Prudencio, 21
Casa de Locos
No están locos, tanto Alberto (ex Eskolaberri) como Andrés (ex Prado 24) saben muy bien lo que quieren y lo han plasmado en la propuesta del restaurante gastronómico que acaba de celebrar su primer cumpleaños. Aquí no vas a tener que devanarte los sesos para elegir dentro de la carta, solo encontrarás dos menús degustación (ojo que el largo son 27 mini pases). Y la verdad es que, semanas después, seguimos sorprendidos de que un equipo tan reducido, y dentro de una cocina que no es especialmente grande, sean capaces de sacar todo ese arsenal de suculentos bocados.
No queremos hacer spoiler, pero secuencias como la de cebolla o la de marisco, además de ese postre-homenaje a la oveja latxa que directamente te explota la cabeza, te indican que aquí hay mucha cocina y toneladas de esfuerzo para sacar adelante un proyecto así. Una vez dentro del local, donde predomina el color negro y las mesas están decoradas con ejemplares de Mr. Potato y piezas de Lego, te espera un festival de los que perduran en la memoria. Si te lo puedes permitir, ni te lo cuestiones.
Calle San Antonio, 33
El Clarete
David De Jorge, que acaba de volver a encumbrarlo con una de sus amables reseñas, no puede estar equivocado. Como tampoco pueden estarlo todos esos vitorianos que llevan la friolera de 35 años peregrinando hasta este restaurante que en 2014 decidió apostar fuer por una idea que hoy está más que consolidada. Y qué decir de las guías, que han decidido condecorarlo con una recomendación en la Michelin y 1 Sol Repsol que cada día brilla con más intensidad.
Y es que ahora mismo El Clarete, con Patxi y Unai a los mandos, es uno de los mejores restaurantes de Vitoria-Gasteiz. En pocos se come y se bebe como en esta casa, donde además se encargan de elaborar su propio pan (a pesar de que tienen excelentes panaderos en un radio de pocos kilómetros entre los que elegir). Si vas entre semana, tienes un Menú Cuchara algo más económico (32,70€ sin bodega), pero lo suyo es darse un festín a lo grande con su Menú Degustación (60€), condicionado por la temporada (como debe ser) y consistente en un aperitivo, cuatro entrantes, un plato de pescado, un plato de carne y dos postres.
Calle Cercas Bajas, 18
Andere
Si hay un restaurante en Gasteiz en el que la excelencia se cuela en cada uno de los matices que lo componen, ese es Andere. Desde 1976, su único objetivo ha sido el de ofrecer un servicio de alto nivel y una cocina de calidad basada en productos de temporada. Y esto mismo fue lo que les llevó en 1985 a dar el gran salto, ampliando sus instalaciones hasta los más de 1.000 metros cuadrados actuales (al principio eran 200).
Esto les ha permitido ser uno de los grandes referentes en lo relativo a las grandes celebraciones, aunque lo que nos interesa es que aquí puedes venir a celebrar la vida, incluso solo, cualquier día del año. El espacio es impresionante, pero su cocina lo es aún más. Tanto si eliges ir a la carta, como si optas por el menú degustación, su renovada cocina clásica te conquistará. Si lo recomiendan la Repsol y la Michelin, será por algo.
Calle Gorbea, 8
Zaldiaran
Ahí sigue impertérrito el Zaldiaran (1 Sol Repsol) de Gonzalo Antón, toda una institución en la escena hostelera de la capital alavesa, casi cuatro décadas después de su inauguración. Por aquí han pasado, antes o después, algunos de los chefs españoles y franceses más relevantes de en la historia de la gastronomía. Pero el motivo por el que aparece en este listado tiene más que ver con su buena praxis en los fogones.
Si eres de los que les gusta deleitarse con una extensa carta, vas a estar encantado en su comedor, donde también se ofrece la posibilidad de menú degustación. Tampoco pases por alto sus recomendaciones a la brasa, que van desde el rodaballo salvaje o el lomo de merluza a la chuleta de vaca o la costilla de duroc. También da gusto perderse en su bodega, en la que no faltan potentes referencias nacionales e internacionales.
Avenida Gasteiz, 21
Kromátiko
Otro joven sobradamente preparado se encuentra detrás del también joven Kromátiko. Bueno, en realidad, son cuatro gudaris de ascendencia bilbaína, colombiana, jerezana y coreana los culpables de que la cocina fusión se haya instalado (y ha venido para quedarse) en la Avenida. Aitor Etxenike (ex Sukalki), Stephanie Arango, Javier Vadillo (ex O’Carallo) y Zuriñe Kim (ex Sukalki) han creado una propuesta única en la ciudad en la que conviven una croqueta de txuleta madurada con un lobster roll de la casa o un aguacate asado con tartar de gamba roja alistada de Huelva.
Sentarse a la mesa de este espacio de corte desenfadado te permite viajar a los cinco continentes sin tener que desplazarte al aeropuerto de Foronda o al de la vecina Bilbao. También se agradece que defiendan con tesón (y algo de descaro) una carta dinámica, creativa y de temporada, en la que el producto suministrado por pequeños productores locales suele ser el protagonista.
Avenida Beato Tomás de Zumárraga, 2
Sitios para merendar o tomar café
¿Qué pensabas? ¡No todo va a ser zampar! Que luego toca apretarse el cinturón nada más volver a casa... Te proponemos que entre comida y cena, para darle un poco de movimiento al cuerpo, te recorras todos los sitios de interés que te aguardan en Vitoria-Gasteiz. Y si te ves con muchas fuerzas, subir a las campas de Armentia, darse un paseo por el Parque de Salburúa o desplazarse hasta Olárizu (dentro del Anillo Verde) pueden ser tres grandes planes a tener en cuenta.
Paralelamente, consideramos conveniente que tomes nota de algunos de esos sitios que, sin ser bares ni restaurantes, tienen algo por lo que todo aficionado a la gastronomía se suele sentir atraído. Pueden ser unos dulces, unos cafés, unos helados o todo a la vez. ¡Presta atención!
Taberna Aldapa
Los cafés del Aldapa son otro de los iconos de esta idílica urbe. Todos están espectaculares, de ahí la cola y el precio, pero ya te decimos que en esto no merece la pena escatimar. Nuestro favorito es el Jamaicano (con licor café y nata), pero también son súper recomendables el Irlandés (con whisky y nata), el escocés (con whisky y helado) o el carajillo de toda la vida. Si pasas del alcohol, o ya estás harto después de haber estado tomando cañones todo el día, tus opciones son el bombón y el café a la crema.
Por la tarde, cuando hace buen tiempo, es habitual ver a grupos de personas sentados en los laterales de la cuesta, disfrutando de sus consumiciones. Al principio te llamará la atención pero, cuando te quieras dar cuenta, ya estarás sentado en el suelo haciendo lo mismo que ellos y pensando en pedir el segundo jamaicano.
Cuesta de San Vicente, 2
Angelato
Nada mejor que un helado de los de verdad para bajar la comida y darse un paseo por la Florida, el Prado o cualquiera de los parques que encontrarás cerca del centro. Los encontrarás -de sabores tan sorprendentes como peras al vino, aguacate y balsámico o maracuyá y albahaca- en Angelato, la heladería que montó Ángel Vicente tras dejar aparcada su carrera como dj.
Bueno, en realidad, entre una cosa y la otra, lo que hizo fue irse a Bolonia para formarse en la Universidad del Helado. Y a su vuelta, se encerró en casa y empezó a trabajar con una máquina pequeña que le sirvió para darse cuenta de que aquello era lo que realmente le apasionaba. Conviene matizar que el amigo Ángel (a quien probablemente te encontrarás al pie del cañón si vas a visitarle) no hace helado de avellanas, sino que lo hace con avellanas. Y esto, amigo, es lo que marca la diferencia.
Calle Prado, 16
Confituras Goya
¿Eres de los que suelen llevarse un detalle goloso para un ser querido cuando ha conocido un nuevo destino? Pues no te olvides de hacerte con un buen arsenal de vasquitos y nesquitas, trufas de nata, galletas saladas, pastas, palmeras de chocolate, mermelada o coco,… Y una vez hayas probado todo, ya puedes decidir qué es lo que te quieres llevar para casa. Eso sí, te advertimos que todo lo que elaboran en esta casa fundada en 1886 juega en otra liga. ¡Te va costar decidirte!
Sus mermeladas (de alberchigo, naranja o melocotón) también son excelentes. Y no te recomendamos sus tartas porque no es plan de sentarte en un banco a devorarla con las manos. Pero si tienes una casa y unos cubiertos a mano, no lo dudes. Tanto la Chaplin, como la Sacher o el Gorbea pueden hacerte disfrutar a lo grande, aunque no tengas nada que celebrar.
Calle Eduardo Dato, 20
Heladería Di Breda
Todas las ciudades que merecen la pena tienen una heladería de toda la vida que abre todo el año y suele estar más o menos concurrida. En el caso de Breda, que es como la llama todo el mundo, ya cuentan con tres céntricos locales desde los que despachan helados artesanos, batidos y leche merengada.
La historia de este local tradicional se remonta a 1942, que fue cuando llegó Antonio Breda Tonussi a Vitoria-Gasteiz (tras formarse en Longarone, Zarauz y Pamplona). Entre sus hits se encuentran los turrones, que son todos deliciosos, los sorbetes de fresa o limón y los helados de avellana, mantecado, chocolate, toffe o nata, que son elaborados en su obrador con productos naturales de primera calidad.
Plaza General Loma, 6
Café Dublín
Pasar por el Dublín es casi una obligación si decides visitar Vitoria-Gasteiz, aunque también puede convertirse en una odisea encontrar una silla vacía si intentas hacerlo en fechas especiales (como el Festival de Jazz o el Azkena Rock Festival) o en fin de semana.
Los amantes del café y la buena música encuentran aquí un espacio muy agradable en el que echar la mañana o la tarde. Suele estar muy concurrido pero, en caso de que te entre algo de gusa, no hay problema, porque elaboran diariamente pintxos y suelen tener también algo de bollería para acompañar el café.
Plaza de la Virgen Blanca, 8
Pastelería Luis Sosoaga
Junto a Goya, la otra gran pastelería de la capital de Euskadi. Sus chuchitos son conocidos en toda la ciudad, al igual que sus txapelas o los alavesicos, aunque Sosoaga también puede convertirse en tu mejor refugio si te gustan las palmeras artesanales o el dulce de membrillo, dos de las elaboraciones que bordan.
En la actualidad es la quinta generación de los López de Sosoaga la que está al frente de este negocio fundado en 1868. Se les atribuye, entre otros méritos, haber creado el goxua, y en Navidad este local es uno de los más transitados debido a la gran demanda que tienen productos como mantecados, polvorones, glorias, nueces rellenas o, sobre todo, turrones.
Calle Diputación, 9
Lo mejor del País Vasco 1 (Guías Lo mejor de Región Lonely Planet)
Café Casablanca
Otro de los clásicos para echar la tarde en Vitoria-Gasteiz. Casablanca es una cafetería llena de tradición e historia donde paran gentes de todas las edades para reponer fuerzas. ¿Qué se pide aquí? Pues desde un café a la crema a un vermut de solera o un grappa, eso ya depende de lo que te pida el cuerpo.
Está en la céntrica Calle Dato, algo así como la Gran Vía madrileña de Vitoria-Gasteiz, así que te puedes plantear incluso la posibilidad de ir solo, porque no te vas a aburrir. Eso sí, ten en cuenta que no es fácil conseguir una silla en la terraza, sobre todo en época estival, ya que no podemos decir que el local sea precisamente grande.
Calle Eduardo Dato, 19
Imágenes | peizais/Purpleimages/JackF/XaviTovar/Samey
En DAP | 48 horas en Donostia-San Sebastián: cómo disfrutar sus pintxos, su alta cocina y su tamborrada sin dejarse una fortuna
En DAP| Gastroguía de Bilbao: qué comer en la ciudad del Guggenheim (y qué restaurantes no debes perderte)
Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com
VER Comentarios