Qué caprichoso se está volviendo el mundo de la gastronomía; alrededor de ella nacen iniciativas que aportan algo más que salir a comer o cenar: hacerlo a oscuras, sobre un cuerpo lozano, izados a una grúa, o en la más estricta intimidad, son algunos de los extras que de un tiempo a esta parte se ofrecen en muchos casos como signo de diferenciación.
Solo para ti, en exclusiva, único, privado; palabras que excitan y nos hacen sentir grandes y parte de algo inalcanzable para el resto. Esta es gran parte del éxito de las cenas privadas que se ofrecen en enclaves casi secretos, escondidos en casas particulares en las cuales ofician cocineros que de alguna manera han sabido montárselo bien.
Hidden Kitchen es un buen ejemplo de ello. En pocos meses han conseguido tener enormes listas de espera para degustar sus menús a puerta cerrada. Braden y Laura, dos estadounidenses que viven y reciben en París, cerca del Louvre, cuentan con una corta experiencia profesional tras los fogones, y con este bagaje decidieron ofrecer una cena al mes, que dada la difusión en algunos blogs se ha materializado en una amplia lista de reservas y seis cenas cada mes para dieciséis personas en cada una de ellas.
Consultando en su web las próximas fechas libres, vemos como estas llegan al lejano febrero. Los menús son largos y creativos dentro de una agradecida cocina de mercado. La idea es buena y quizá pronto lo veamos por aquí en forma de susurros, boca a boca o conversaciones petulantes, quién sabe. Porque ¿quién no desearía formar parte de un círculo?
Vía | Ocho Leguas, @derechupete
Más información | Hidden Kitchen
Imagen vía | Nick J Webb en Flickr
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