La Salgar, cocina asturiana de raíz por Nacho Manzano

Esther Clemente

Colaborador

Soy una chica coruñesa, veterinaria de profesión y que por circunstancias de la vida acabé viviendo en Asturias donde llevo ya una buena temporada. Cuando me preguntan por qué me gusta tanto cocinar, siempre respondo lo mismo: "¡Por qué mi madre odia meterse en la cocina!".

Cuando visitas una ciudad maravillosa como es Gijón, te das cuenta que a veces lo mejor lo tienes muy cerca, como es mi caso. Y si encima puedes darte el gustazo de comer en uno de los mejores restaurantes con los que cuenta la ciudad, entonces ese viaje ya roza la perfección. Y es que hace unos días tuve la suerte de ser amablemente invitada por Turismo Gijón y su Ayuntamiento a pasar un fin de semana junto con otros blogueros relacionados con el mundo de la gastronomía y el turismo, para mostrarnos lo mejor de su ciudad en todos los aspectos.

Dentro de las actividades previstas estaba el poder asistir a disfrutar un menú degustación creado por el dos estrellas Michelín y referente en la cocina asturiana Nacho Manzano, en su restaurante La Salgar. Este proyecto, regentado por el chef y su hermana Esther, nace como una prolongación de su otro local en Arriondas, Casa Marcial. El restaurante está situado en el Museo del Pueblo de Asturias, un rincón rural dentro de la ciudad, rodeado de los verdes que caracterizan al Principado y en un entorno delicioso.

Lo primero que te encuentras al entrar es una decoración muy relajante, elegante pero con un guiño simpático representado por unos vinilos. Grandes ventanales hasta el suelo hacen que parezca que estás comiendo en el campo de forma silenciosa y abrigada. Las mesas bastante separadas unas de las otras, lo que permite mayor tranquilidad al no estar tan cerca de tus vecinos comensales y más intimidad.

El servicio fantástico, muy profesional y sin atosigarte como en otros locales. Siempre estaban ahí cuando necesitabas algo, no haciéndote esperar entre plato y plato. Fueron tantas exquisiteces las que probamos que temo aburriros con tantas fotos, pero sinceramente cada plato tenía su aquel y es de justicia nombrároslo.

Nada más sentarnos nos ofrecieron tres mantequillas de aperitivo mientras que esperábamos los entrantes principales. Sabores a limón o aceitunas negras, hacían presagiar un bocado exquisito. Después, unas croquetas que se deshacían en la boca de lo cremosas que eran y acompañadas de unos tortos, especialidad asturiana que consiste en unas pequeñas tortillas de harina de maíz fritas y cubiertas con rellenos diversos, en este caso de morcilla.

Comienzan los platos principales con un champiñón con cremoso de tuétano de ternera, anís y eucalipto, que aunque en un principio podía parecer una combinación de sabores dispares tenía una textura increíble. Seguido, un plato caliente de puerros jóvenes, espinacas y zanahorias de la huerta con mahonesa de cocido de garbanzos, al que todo el mundo alabó exclamando que nunca había sido tan rico comer cocido. Las verduras, en su justo punto de ternez, se mezclaban con un sutil sabor a los garbanzos de siempre, que tan bien saben cocinar nuestras abuelas.

El plato de pescado representado por una exquisita merluza del Cantábrico con su pil pil y almejas al limón. La textura de la merluza espectacular, de esas que te preguntas por qué no me sale así nunca en casa y acompañada de unas almejas de un tamaño considerable, de las que se ven pocas veces en el mercado.

Como estamos en Asturias no podía faltar un plato de fabada, muy agradecido por cierto por mis compañeros que habían venido de distintos puntos de España. Una fabada como las de antes, como digo yo no era una fabada de turista de las que suelen abundar en otros locales, y acompañada como no de su compango.

Y llega mi momento preferido en toda comida, el postre. En este caso Nacho Manzano nos trajo una galleta de naranja con crema inglesa, helado de mango y mango caramelizado. Un plato completo y para todos los gustos, sobre todo muy bueno el helado. Y como detalle nos dieron a probar el postre asturiano por excelencia, el arroz con leche de la casa, que se gano un diez para mi gusto. Todo este menú regado con un vino blanco, Abadía San Campio de Terras Gaudas y un tinto, Marqués de Vargas.

En resumen un local más que recomendable, se nota el buen hacer de Nacho y su hermana tanto en la preparación de los platos como en la calidad del producto ofrecido en ellos. No debéis de olvidaros de este sitio si visitáis Gijón, yo que lo tengo muy cerca estoy segura de que pronto voy a repetir.

La Salgar

Paseo del Doctor Fleming, 859 33203 Gijón, Asturias Tel. 985 331155 Precio medio: 30 euros

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