Más allá del más allá 54, San Agustín del Guadalix. Así reza la parte posterior de la carta de este restaurante, escondido entre fincas a treinta kilómetros de la capital. Otro mundo sin duda. Llegar aquí puede ser un reto si no se conoce el camino, de manera que la primera vez hay que armarse de paciencia por si nos perdemos, además de cultivar el hambre, porque en Las Cochiqueras nos la van a quitar con mucho gusto.
Este es uno de los lugares a los que me gusta ir de vez en cuando, ya que se come rico y sin ceremonias, en un comedor bullicioso lleno de familias, desde el que a través de una de sus cristaleras podemos ver un corral en el que comparten espacio enormes conejos, gallos, palomas, además de unas ocas tan blancas como pizpiretas.
Una vez llegados, tras abandonar el asfalto y adentrarnos por un pista de tierra, corremos el riesgo de pasar de largo, pues no hay ningún cartel en la entrada. Dentro, un aparcamiento y unas puertas de madera que nos indican el camino. La carta es muy divertida, en ella podemos ver la descripción de cada plato, como esta de la ensalada de pimientos:
Caramelizamos unas cebollas, asamos unos pimientos, los pelamos, les quitamos los pipos. A una cabra la ordeñamos hasta que nos dé su queso, y estos tres ingredientes os los colocamos en un plato para que os los comáis.
El último día que estuvimos allí, nos tomaron nota muy rápido y casi con la misma rapidez empezaron a llegar platos a la mesa. Empezamos dejando vacío el plato en el que venía una tortilla de patata, que si me descuido casi ni la pruebo. Hecha a medida del hambre que llevábamos, con un punto de cebolla.
Le siguieron raudas unas croquetas de jamón, redondas y muy ricas, en una ración abundante por lo que todos pudimos no ya repetir, sino tripitir.
Me encargué de que en el picoteo con el que empezamos la comida no faltaran unas habitas con jamón, pues ya las había probado en otras ocasiones y salen muy buenas, finas y pequeñitas. El picadillo de matanza fue el plato que culminó la puesta en común, muy rico, sabroso y abundante.
Los segundos ya eran elección individual, y yo tenía claro desde casa que iba a pedir la presa de cerdo, cruzando los dedos para que siguiera en la carta. Tuve suerte y llegó tal y como me gusta, cocinada en una sola pieza, cortada en lonchas y ligeramente rosada en su interior. Me puse como el quico...
Frente a mí, unas gulas con huevos sobre patatas fritas caseras, y a mi lado apareció un plato de verduras a la plancha que decía cómeme.
De los postres que tienen, tres son caseros, y entre ellos, la tarta de queso con arándanos está muy buena, así que no pude dejar de probarla. También llegó a la mesa un plato de queso con membrillo y nueces muy bien plantado.
Repetimos bebidas y con el café llegó un combo de licores invitación de la casa. La cuenta final, con el hambre bien saciada por una comida muy completa, fue de unos de 27 euros por persona.
Hay que decir que este es un restaurante poco común; por ejemplo, solo abren de primavera a invierno y los fines de semana, como anuncian en su tarjeta, que al igual que la carta no se atiene a convencionalismos.
Las Cochiqueras
Camino de la Sima 54
San Agustín del Guadalix
Madrid
676 983 791 – 676 983 799
Conviene reservar
No admiten tarjetas
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