Nació en Triana de padres japoneses y ha montado una pastelería en un PAU de Getafe: el fascinante mundo dulce de Noelia Tomoshige

El barrio de El Bercial es uno entre las decenas de PAU que rodean a Madrid. Aunque pertenece al municipio de Getafe está a 2 km del pueblo y, como todos los PAU, se caracteriza por las grandes avenidas, los centros comerciales y la ausencia de peatones y comercio local.

Es un lugar cuanto menos sorprendente para abrir una pastelería de altas prestaciones como Monroebakes: la empresa de la repostera hispanonipona Noelia Tomoshige, flamante ganadora del último premio a Pastelero Revelación de Madrid Fusión.

“Me di cuenta de que en la zona de El Bercial había muy poca oferta y había mucha demanda de todo”, explica Tomoshige a DAP. “El caso es que vi que no había nada y me pareció muy buen sitio. A lo mejor otras personas pensarían lo contrario, pero para mí era muy importante estar al lado de mi casa, porque sabía que el mundo de la pastelería, hostelería en general, es un mundo muy sacrificado, son muchas horas, y si vivo en la otra punta de Madrid, pues no, para mí no tenía sentido”.

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No se puede decir que le haya salido mal la jugada. Visitamos la pastelería la mañana de un miércoles cualquiera y no paran de desfilar clientes para llevarse algunas de las especialidades de la casa, como las mille crêpe, la tarta de queso japonesa o los croissants de mantequilla.

“Después de Madrid fusión hemos tenido que duplicar o triplicar la producción”, explica Tomoshige, que se mueve como pez en el agua en las entrevistas. “Hemos tenido muchas exposiciones mediáticas”, reconoce. Y no es para menos teniendo en cuenta su peculiar historia.

Las tartas de Tomoshige no solo están muy ricas: son muy bonitas.

Una nadadora japonesa en el Aljarafe

Tomoshige nació en Triana, el legendario barrio sevillano en el que se instalaron sus padres, japoneses, tras ganar un concurso de flamenco.

Tomoshige no se interesó por la pastelería hasta hace tres años, en plena pandemia

“Mis padres se conocieron en la universidad en Japón, en un club de flamenco”, explica la repostera. “Se presentaron a un concurso organizado por la Embajada de Española en Japón, ganaron el concurso, mi padre como guitarrista, mi madre como bailadora, y el premio era venir a España”. Y aquí se quedaron.

Su padre, Taketo Tomoshige, lleva cuarenta años en España, donde se ha labrado una exitosa carrera como guitarrista acompañando a artistas de la talla de Paco Toronjo o Chano Lobato. Su madre, Akiko Tomoshige, regresó a Japón, donde regenta varias academias de danza flamenca. Pero Noelia, lejos de continuar con la tradición familiar se dedicó a la natación.

“Nos mudamos al Aljarafe porque es donde estaba mi club de natación”, explica. “Luego me fui a estudiar a Estados Unidos, y cuando volví me instalé en Getafe”.

Tomoshige no se interesó por la pastelería hasta hace tres años, en plena pandemia. “Trabajaba en el mundo de retail, en ese momento en Balenciaga, en El Corte Inglés”, explica a DAP. “En 2020 fui a Japón, porque voy todos los años a Japón a visitar a mi familia, hice un curso muy cortito de pastelería japonesa”. Le gustó, amplió sus estudios con un diploma en Le Cordon Bleu y se lanzó a la piscina abriendo una pastelería en su barrio, sin ni siquiera probar a trabajar antes por cuenta ajena.

“Nosotros, al contrario que otras culturas asiáticas, no nos movemos en comunidad, sino que somos muy independientes”, explica la pastelera. “Los japoneses no son muy de trabajar en los negocios de los demás”.

Una pastelería que mezcla tres culturas

Tras conocer la biografía de Tomoshige, se comprende porque Monroebakes es una pastelería como ninguna otra, con algunas especialidades que nadie trabaja así en España.

“Tengo mucha relación con Japón, con Francia, porque he estudiado un diploma de pastelería francesa, y con España, como es obvio, porque he nacido aquí”, explica. “Entonces, siempre intento mezclar las tres culturas ¿sabes? Para que la pastelería se identifique conmigo”.

Como nos cuenta Tomoshige, en el propio Japón hay dos ramas principales de pastelería: una tradicional, que trabaja los dulces más típicos del país, como los mochis o los dorayakis; y una rama occidental, la que trabaja ella, de influencia principalmente francesa, pero con su propia idiosincrasia.

Tarta de queso y té matcha.

Son muy populares en Japón las tartas de queso, los roll cake –muy similares a nuestro brazo de gitano, un término que evita Tomoshige por su implícito racismo–, las mille crêpe o los entremet, dulces de influencia francesa, pero que han tenido su propio recorrido en el país del sol naciente.

En Monroebakes se despachan varias versiones de todos estos dulces, algunas con sabores occidentales y otras más orientales, con yuzu, sésamo negro o té matcha. Tomoshige incorpora, además, algunos toques españoles.

Japanese Patisserie: Exploring the beautiful and delicious fusion of East meets West

Visitamos la pastelería justo antes de Semana Santa y Tomoshige estaba haciendo pruebas con una torrija de leche infusionada en piel de yuzu. En navidades hizo un roscón en colaboración con Ricardo Vélez, de Moulin Chocolat, relleno de té matcha y con una semiconfitura de yuzu. Una repostería fusión que seguirá explorando. “Adapto un poco los sabores a lo que suele gustar aquí”, reconoce. “Aquí, por ejemplo, gustan mucho las elaboraciones con galletas así que hacemos roll cake de galletas Lotus u Oreo”.

El público español, en cualquier caso, está cada vez más abierto a probar nuevos sabores, sobre todo si vienen del este. “Hay un gran boom de la cultura asiática, japonesa en concreto, y creo que eso es una ventaja para mí, para mi negocio”, reconoce Tomoshige.

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