Situado en plena Plaza de la Independencia, frente a la Puerta de Alcalá, Patio de Leones podría ser una nueva trampa para turistas. Pero ya quisieran caer todos los guiris en el nuevo restaurante del empresario hostelero Jorge Llovet (también fundador de Ramses, que ocupa justo el local de al lado).
Concebido como una “taberna cañí”, este nuevo espacio nace con una fórmula tan sencilla como difícil de implementar: ofrecer lo mejor de la gastronomía española a extranjeros y locales.
Todo en Patio de Leones, de los baños a la música que suena en sus altavoces, está medido al milímetro, y es que con los precios de su carta –en la que pocas raciones pasan de los 15 euros– y lo que debe costar el alquiler, solo hay una manera de que el negocio sea rentable: que esté siempre a rebosar. Algo que, visto lo visto, ocurrirá en breve. Y es que no estamos solo ante un nuevo sitio cuqui (que lo es), también ante un local con una magnífica y asequible oferta gastronómica.
En la carta, cuidadosamente diseñada, no vamos a encontrarnos propuestas de alta cocina, sino de raciones clásicas, con algún guiño simpático y, lo que es más importante, buen producto.
En nuestra visita probamos, primero, una ensalada de tomate, con cebolleta fresca y aceite picual (14€), con un tomate excelente, bien pelado, que casi no necesitaba acompañamientos. Después, unas croquetas de cecina y puerro (12€), muy buenas.
Carta clásica, pero eficaz
En la carta encontramos muchos entrantes con el producto patrio como protagonista –mojama, cecina, jamón ibérico, anchoas, conservas…–, pero es en los guisos donde se ve que el equipo de Ramses se ha tomado muy en serio la cocina de su nueva apuesta.
Patio de Leones tiene detalles difíciles de encontrar en otros lugares de este tipo, en los que se esperan tanto comensales, como una tortilla de patata que se hace entera al momento (12€), o unos buenos guisos de rabo de toro (18€) o albóndigas (15€), que no probamos pero tenían buena pinta solo de verlos.
Lo que sí probamos fue la lubina en adobo (16€), una versión del clásico bienmesabe, pero preparado con lubina, que estaba francamente bueno. Para terminar nos invitaron a probar el guiso de cordero lechal (19€): la carne estaba muy tierna, bien guisada con cebollas y acompañado con patatas fritas. La única pega es que estaba pelín soso, pero es el tipo de plato que apetece encontrarse más en restaurantes de pretendida cocina española: un guiso sencillo, pero bien trabajado, con buen producto y a precios normales.
Y de postre, churros
Como explica a Directo al Paladar Manuel López, encargado del restaurante, una de las ideas que tenía claras el equipo a la hora de diseñar la oferta gastronómica de Patio de Leones era ofrecer durante todo su extenso horario de apertura (de 7:30 a 3:00) unos buenos churros.
No es mala idea –no hay especialidad española que atraiga más a los turistas– pero cuando vimos que vendían estos como “los mejores churros con chocolate de la Capital” nos pareció que se habían subido a la parra. No es así. Aunque no dudamos que los haya igual de buenos, no los hay mucho mejores. Los churros estaba bien crujientes por fuera, pero jugosos por dentro, y el chocolate a la taza era de quitarse el sombrero: ultrandenso, intenso y sin casi azúcar. Muy muy bueno.
Si no quieres pedir churros de postre (algo que muchos considerarán una abominación) hay otras opciones. Probamos también el arroz con leche (7€) y era más que correcto.
Enorme barra, gran bodega
Patio de Leones cuenta con una gran terraza que da a la puerta de Alcalá y un espacioso salón interior, para comer en barra o mesas altas. Este espacio es una pasada, con una enorme barra circular, una bodega volada de 2.500 kilos de peso, y unos azulejos decorados por el artista Sergio Mora. (También tiene una pantalla gigante, suponemos que para poner el fútbol, que nos gusta menos. ¡Vivan los bares sin tele!).
Tampoco es mal sitio para beber. Las cañas están bien tiradas, tienen diversos vermús y cócteles, y cuenta con más de 300 referencias de vinos, sin grandes sorpresas, pero con todo tipo de precios. En un futuro cercano el restaurante planea, además, ofrecer pinchos durante el día.
Patio de Leones no es un sitio al que ir a comer para probar cosas nuevas. No entraña ninguna sorpresa, pero todo está muy rico y a un precio más que competitivo, algo inencontrable en la zona en la que está situado.
Si un amigo extranjero que no conoce Madrid me preguntara por un sitio donde probar la comida típica española, sin salir del centro, Patio de Leones sería desde ya una de las primeras recomendaciones. Pero aunque seas de aquí, si te apetece tomar algo después de pasear por el Retiro, o visitar el Museo Arqueológico, esta es sin duda una opción ganadora.
Qué pedir: toda la comida estaba de lujo, pero no puedes irte sin probar el chocolate con churros.
Datos Prácticos
Dónde: Serrano, 1 (Madrid)
Precio medio: 25/30€.
Reservas: 651 555 000
Hoario: abre todos los días de 7:30 a 3:00 h.