De profesión, inventor de dulces típicos: al habla con el repostero de El Burgo de Osma que fabrica el chocolate 'de tu pueblo'

  • Dulces El Beato vende en 2.000 tiendas de toda España dulces destinados a regalarse como souvenirs

  • En los últimos años se ha dedicado, con éxito, a mezclar torrezno y chocolate

Carlos París, fundador e ideólogo –junto a su mujer Nuria Cayón– de Dulces Típicos El Beato, es descendiente de una veterana familia de panaderos del Burgo de Osma (Soria). Pero, aunque su profesión es la de repostero, de lo que verdaderamente puede presumir es de ser un genio del marketing.

Con 2.000 puntos de venta, sus productos se venden en los pueblos más turísticos de toda España. A simple vista parece que estás comprando un producto local –con reclamos como “chocolate de mi pueblo” o  “recuerdo de Sigüenza”–, pero todo sale del obrador que París tiene en un polígono de El Burgo de Osma que cada vez se le está quedando más pequeño, pese a que tiene 950 m² útiles y 13 personas en plantilla.

Más que inventor de dulces típicos, París prefiere hablar de recuperador de recetas antiguas: “Hemos adaptado estas recetas al mundo moderno como excusa para que la gente cuando visite ciudades turísticas si se quiere llevar algo de recuerdo que sea algo realmente bueno, porque va a presumir de dónde ha estado y cuando lo prueben digan ‘tráeme otra vez”.

La nave donde está la empresa tiene, de hecho, una enorme zona de embalado, repleta de cajas y cajas con distintos estuches, personalizados como recuerdos de cada lugar.

“Es nuestro estilo, lo diseñamos en la empresa, tenemos nuestra propia diseñadora que es Nuria, y entonces quien ve productos nuestros en un lineal es que a cinco metros ya sabe que esos son del Beato, se nos identifica por el estilo”, apunta París.

Una fábrica de recuerdos

Pero, al margen de tener miles de envases distintos, París también ha desarrollado algunos dulces que, con el tiempo, han devenido en típicos, sobre todo en Castilla y León.

Todo empezó, cuenta, con la Torta del Beato, que se promociona como “el mejor recuerdo de El Burgo de Osma”, aunque no existió hasta que la inventó París en el año 1997, cuando llegó la exposición de Las Edades del Hombre al Burgo de Osma.

El chocolate de tu pueblo siempre es de El Burgo de Osma.

“Cogí una pequeñita tienda en la plaza de la catedral, alquilé un portal a una señora, y pensamos que, con tanto turista, solo había harinados, magdalenas, solamente unas pastas”, explica París. “Y, dijimos, vamos a hacer algo conmemorativo de Las Edades del Hombre. Entonces nos encerramos mi padre y yo en el horno y creamos un bizcocho que simula el producto típico por excelencia, que es la tarta de Santiago. Dijimos, vamos a hacer la torta del Beato, pero que sea un súper bizcocho, y mezclando y haciendo pruebas, al final fue un bizcocho de almendra, miel y canela. Se quedó como el producto típico ya del Burgo de Osma, pues para siempre, ojalá”.

Tras la Torta del Beato llegaron las Tetitas de monja –“tiene su morbo, porque en el estuche hay una monja sugerente y las pastas tienen forma de pezoncito–, los Numantinos –pastas con la forma del caballo celtíbero típico de Soria– o los Gamusinos, unas galletas que se anuncian sin que sepas qué vas a encontrar dentro.

“Le costó mucho a Nuria hacer el diseño, porque queríamos hacer un diseño misterioso de lo que es la caja”, explica el repostero sobre los Gamusinos. “De hecho en el estuche, como podréis ver, no aparece la foto del producto, el que lo compre tiene que fiarse de lo que hay dentro, pone ‘peligro, enganchan’, ‘cuidado con los dedos’, para animar a que no lo compres, esperando que lo compres. Ese es nuestro marketing, porque el que lo compra, repite.

El reino de dulces El Beato son las tiendas de souvenirs, donde se promocionan sus productos como típicos de cada pueblo.

De la Torta del Beato al Polvorrezno

Pese a que Dulces El Beato ya estaba presente en las tiendas de souvenirs de toda España, no fue hasta hace unos años cuando empezaron a ser más conocidos –y a salir más en prensa– con uno de sus productos más llamativos: el Chocorrezno.

Esta mezcla de chocolate y torrezno de Soria fue un éxito instantáneo, aunque París, reconoce, era reacio en un principio siquiera a intentarlo. Pero su mujer le insistió. “O lo haces o lo haces y bueno, lo hicimos”, bromea. “Hicimos un día solamente 50 tabletas para ver qué pasaba en las tiendas del Burgo, sin publicidad ni nada. La gente empezó a correr la voz y la semana siguiente ya había lista de espera. Fue un boom y sin nosotros hacer nada, vosotros los de las redes sociales, los influencers, nos catapultásteis. Han pasado yo no sé si son cuatro años y seguimos haciendo, te lo digo, ojo, igual 5.000 tabletas mensuales”.

Carlos presenta sus nuevas torreznorocks.

Visto el filón, París no perdió ripio. Tras el Chocorrezno anunció el Turróntorrezno, las pasadas navidades se sacó de la manga el Polvorrezno, que ha sido otro pelotazo, y estas navidades tiene ya preparado otro lanzamiento: las Torreznorocks.

“Es una roca de pailleté”, explica París. “El pailleté es, digamos, esa galletita que se parece al barquillo de los helados, pero en vez de ser un barquillo industrial, ese barquillo lo hacemos nosotros con nuestra mantequilla, que es de lo que presumimos, entonces te queda una súper galletita. Esas galletitas las rompemos, las hacemos virutas y a eso lo añadimos la misma proporción de torrezno que tiene el polvorrezno, lo ligamos con chocolate y se convierten en unas roquitas”.

¿Cuál será el próximo invento? Seguro que París ya lo está maquinando.

En DAP | 48 horas en El Burgo de Osma

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