Qué ver y comer en 48 horas por Rueda, Tordesillas y Medina del Campo, la tierra del verdejo: entre bodegas, quesos y recetas ancestrales

El pueblo de Rueda (Valladolid) tiene solo 1300 habitantes, pero 17 bodegas, en las que se producen alguno de los vinos blancos más populares de España. No obstante, la denominación de origen a la que da nombre, dominada por los vinos de uva verdejo, se extiende por una comarca que es un histórico cruce de caminos y atraviesa el sur de la provincia de Valladolid de Segovia a Zamora.

Desde hace unos años, la ruta del vino de Rueda vertebra la oferta turística de una región ideal para visitar en un fin de semana, que podríamos considerar el corazón mismo de Castilla: una tierra fronteriza, plagada de vides, olivos y cereal, con interesantes vinos y una excelente gastronomía.

Hoy os proponemos una escapada perfecta de fin de semana para conocer las bodegas subterráneas de Rueda, las históricas ciudades de Medina del Campo, Tordesillas y Olmedo, y disfrutar de la comida típica de la zona.

Día 1: Castronuño, Tordesillas y Olmedo

Mañana: un paseo por las Riberas de Castronuño

Merece la pena empezar el recorrido por la zona de Rueda en Castroñuno, unos de los últimos pueblos de la denominación de origen, casi en la frontera con Zamora. Allí encontramos el único Parque Natural de Valladolid, que protege la ribera del río Duero, en el mayor meandro que realiza en su recorrido.

Es obligatorio darse un paseo por el bosque de ribera, formado principalmente por chopos, sauces, álamos y fresnos, y detenerse a observar las aves: no es difícil ver garzas, halcones o alcotanes.

Tras dar un paseo, nada como tomarse un café y un dulce en la pastelería Xokoreto, situada en uno de los mejores enclaves del pueblo, junto al río. Allí José I. Colinas factura unos pasteles y helados de excepción, que uno no esperaría encontrar en un municipio de solo 800 habitantes.

Comida: Parador de Tordesillas

Para comer nos desplazamos a las afueras de Tordesillas, donde se sitúa el Parador. En su amplio restaurante se puede disfrutar de una cocina castellana tradicional, pero en la carta destaca un plato ignoto que merece la pena probar: el gallo turresilano.

El plato surgió en 1994, en la celebración del V Centenerio de la firma del Tratado de Tordesillas, con el que España y Portugal se repartieron las zonas de navegación del Atlántico y el Nuevo Mundo. Cocineros de toda la región se reunieron para recrear un plato histórico, rescatando como materia prima el gallo de corral, que a finales del siglo XV se servía para conmemorar los grandes festejos. El gallo se fríe y, después, se guisa con ajo, amendras y vino blanco. Solo por esto merece la pena la visita al Parador, el lugar donde comenzó primero a servirse.

Tarde: Tordesillas

Situada junto al Duero, Tordesillas es una ciudad muy agradable de visitar en una tarde: un cruce de caminos en el que se han librado mil batallas. Es imprescindible visitar el Monasterio de Santa Clara (Patrimonio Nacional), las Casas del Tratado y la Iglesia de San Antolín.

Pero, además de visitar sus principales monumentos, es obligatorio dar un paseo por sus calles medievales y la Plaza Mayor, interesante ejemplo de la arquitectura de plaza porticada castellana.

En lo que respecta a la zampa, es obligatorio disfrutar de alguno de los dulces de la pastelería Galicia, donde se elaboran los famosos polvorones El Toro.

Cena: Restaurante El Caballero de Olmedo

Para cenar nos dirijimos a la villa de Olmedo. Tras dar un paseo por su interesante centro histórico, es recomendable cenar en el restaurante El Caballero de Olmedo.

Aunque es famoso por su cordero asado al horno de leña y sus carnes y pescados a la brasa, tiene también una carta de picoteo, ideal si buscamos algo más ligero: tiene buenas tostas, torreznos, ensaladas... También se sirven algunas especialidades locales, como el queso pata de mulo, muy típico de la zona, o el lomo de orza.

En Olmedo está también uno de los mejores hoteles de la zona de Rueda, el Balnerio de Olmedo, de Castilla Termal. Y, nos alojemos o no, no es mala opción tampoco su restaurante, El Hontanar, donde se practica una cocina más moderna.

Si nos sobra tiempo, o dormimos allí, Olmedo tiene también una de las mejores pastelerías de la zona, Frías, famosa por su cazuelitas de crema tostada. Un vicio.

Día 2: Rueda, sus bodegas y Medina del Campo

Mañana: visita a las bodegas y queserías de Rueda

En nuestro segundo día, merece la pena madrugar para dedicar la mañana a vistar el conocido como "triángulo del vino", formado por los pueblos de Rueda, La Seca y Serrada, donde se concentran el grueso de las bodegas de la DO Rueda. Es esta una de las mayores extensiones de viña de Castilla y León y, vayamos donde vayamos, disfrutaremos del paisaje del verdejo, saplicado por pinar y campos de cereal.

Son muchas las bodegas que se pueden visitar, pero si es nuestra primera vez por la zona lo más llamativo es explorar algunas de las bodegas subterráneas, que se extienden por el subsuelo de los pueblos.

Las más llamativas (y veteranas) son De Alberto, que cuenta con la mayor extensión de túneles, y Menade, que además de contar con otra interesante bodega subterránea, tiene una planta de elaboración más moderna, con un agradable bar donde disfrutar de sus vinos ecológicos junto a una cuidada selección de tapas con productos de la zona. Un aperitivo de diez.

Además de probar los clásicos vinos blancos jóvenes de la zona, nadie debería perserse el vino dorado, un histórico vino elaborado al modo de Jerez que algunas bodegas –entre otras Menade y De Alberto– están recuperando.

Tras visitar alguna de las bodegas, quizás quede tiempo para dirigirse a Serrada, un pueblo que se ha colocado en el mapa por su elaboración de quesos. Allí está la afamada quesería Campoveja, que realiza talleres y visitas, y factura uno de los mejores quesos de Catilla y León, que ha recibido multiples premios. Los amantes del queso también querrán visitar Cheesemonger, en Rueda, un singular proyecto que ha recuperado antiguas bodegas subterráneas para realizar afinados de queso. Otro lugar ideal para tomar el aperitivo.

Comida: La botica de Matapozuelos

En el pequeño pueblo de Matapozuelos se encuentra el único restaurante de la zona con estrella Michelin: la botica de Matapozuelos. Allí el chef Miguel Ángel de la Cruz factura una cocinad de proximidad, donde los productos de los cercanos bosques son absolutos protagonistas.

Además de los menús degustación (a 65 y 80 euros) cuenta con una carta si no se quiere una comida tan copiosa. También hacen estupendos corderos asados por encargo.

Tarde: Medina del Campo

Finalizamos nuestro fin de semana en Rueda en Medina del Campo, que compite con Tordesillas en acumulación de patrimonio histórico-artístico. Es imprescindible visitar el imponente Castillo de la Mota, uno de las fortalezas renacentistas mejor conservadas del mundo, así como el Palacio Real Testamentario y la Torre y Colegiata de San Antolín.

Medina del Campo es conocida, además, como la Villa de las Ferias. Históricamente, ha sido uno de los nucleos económicos más importantes de la zona, y conserva importantes eventos como la feria de artesania, la de productos de la tierra o la dedicada solo a las elaboraciones ecológicas. Merece la pena mirar el calendario de eventos antes de emprender el viaje.

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