Años llevaba queriendo conocer este restaurante que anunciaba un concepto algo diferente, enclavado en un polígono industrial y en el que los muebles y enseres del comedor están a la venta. Cuanto menos sentía curiosidad por saber que se cocía en ese comedor atípico, oculto entre naves, allá donde una solo espera encontrar menús del día baratos y rápidos en comedores anodinos.
No cuesta demasiado llegar una vez se tiene clara la dirección, pero hay que hacer un ejercicio de agudeza visual pues se corre el riesgo de pasar de largo creyendo que se trata de un almacén más. Pero una vez cerca no hay duda, un cartel nos da la bienvenida anunciando que estamos frente a En Bandeja, y una vez aparcado el coche (es aconsejable ir motorizado) nos acercamos a la puerta, donde comenzamos a comprobar que entramos en otro mundo.
Bajo la piel de una nave de ladrillo poco atractiva se esconde un comedor amplio y lleno de encanto, en el que los techos altos se iluminan con un entramado de guirnaldas de luz y plantas. Al fondo un enorme ventanal deja ver un jardín verde y salvaje lleno de luz y las mesas se rodean de sillas diferentes, blancas, transparentes, color magenta, todo sobre un fondo blanco y gris, y bajo lámparas de lágrimas.
Sin dejar de admirar la decoración, nos sentamos a la mesa, situada sobre un corredor de madera que no ofrece gran estabilidad, y como consecuencia nuestra mesa cojea, pero pronto conseguimos dominarla, más bien conocerla y tratarla con cuidado.
Llegan los aperitivos y dos esponjosos bollos de pan, y con ellos la carta, con una buena lista de referencias. Escogemos unas croquetas de jamón y almendras con tomate confitado que compartimos, y que resultan buenas sin excesos, pero realmente interesantes gracias a su empanado, donde se dejan sentir las almendras, crujientes y traviesas.
También compartimos una cecina con aceite de arbequina y apio frito; excelente la cecina, bañada con mimo por el aceite, aunque acompañada menos pomposamente por los chips de apio, algo reblandecidos, pecata minuta.
De segundo servidora pidió la hamburguesa de foie con cebolla confitada, con curiosidad por ver en qué consistía el plato. En realidad era un buena hamburguesa, dos piezas, en la que no encontré gran rastro de foie, puede que no estuviera muy inspirada, pero no supe decir si este estaba presente en la salsa u oculto entre la carne. Mi acompañante pidió secreto de cerdo ibérico con zanahoria y patatas de-luxe, un plato con tan buen aspecto como punto y sabor, todo regado con un Pago de Luna 2007 que nos gustó mucho.
Nos animamos con los postres, que fueron una revelación ya que estaban muy trabajados. Una torrija con manzana caramelizada, toffe y helado de vainilla fue el postre que me llevé al buche, y me encantó, pues la torrija empapaba con mucha maestría un buen preparado de leche dulce, mientras sobre ella descansaban unas láminas de manzana. A su vera, el helado sobre una fina galleta y una buena decoración que alegraba la vista.
El bizcocho de chocolate blanco y helado de chocolate negro presentaba una decoración similar y estaba muy bueno también, con un bizcocho de textura suave y húmeda que casi se fundía en la boca.
No nos quedaba más que apurar unos cafés y pedir la cuenta, que dio como resultado cincuenta euros por cubierto, quizás algo excesivo en comparación con otros locales de similares características.
Un último dato: la casa anuncia WiFi libre en todo el local, condición que se cumple al pie de la letra con una conexión rápida y sin contraseñas, que permite una navegación muy ágil. Un detalle a imitar por otros locales que lo condicionan en el tiempo, lo protegen con contraseñas que resulta embarazoso pedir, o sencillamente, carecen de él.
En Bandeja
C/ La Granja 104 Polígono industrial de Alcobendas Madrid 91 661 21 37 WiFi libre
Precio medio carta 45 euros Menú diario 16 euros más IVA
En Directo al Paladar | Restaurante Casa Urola, en San Sebastián-Donostia En Directo al Paladar | Wi-Fi en los restaurantes, un servicio en alza