La primera vez que visité el Restaurante L´Avi Mingo, porque esta no era la primera, me sorprendió gratamente el acogedor ambiente familiar que se respira en él. No sé si por la chimenea repleta de fotos familiares que preside el comedor o por la cariñosa simpatia de sus propietarios, pero me sentí cómoda desde el primer momento.
Seguro que también ha influído en esa positiva percepción el hecho de que las veces que estado en él haya sido en buena compañía. Coincidiréis todos conmigo en que poder degustar de un delicioso menú con amigos y familiares, entre bromas y risas, es un lujo al que no debemos renunciar.
El ambiente del comedor es tan acogedor, que parece que nos encontremos en una casa particular más que en un restaurante: la chimenea, los manteles a cuadros, las sillas rústicas, supongo que todo influye en crear esa atmósfera de cercanía que tanto me gusta.
La carta que ofrece L´Avi Mingo es tan extensa que dificulta mucho la elección, sobre todo para una persona como yo a la que le gusta probarlo todo y se le van los ojos detrás de cada plato. Por eso decidimos que en lugar de elegir un plato cada uno, pediríamos varios para compartir. A medida que iban saliendo de la cocina nos los iban sirviendo: un plan delicioso.
No suelo comer mucho pan en las comidas, pero comprenderéis que si me tientan con unas buenas rebanadas de pan payés asadas a la brasa, untadas con tomate y aliñadas con buen aceite soy incapaz de oponer excesiva resistencia. No sé la de platos de pan que nos sirvieron, pero desaparecieron todos.
Empezamos nuestra degustación con unas alcachofas rebozadas, que bien calientes estaban deliciosas. Las probamos también asadas a la brasa, con un buen aliño de limón. Me gustaron cocinadas de ambas maneras, no sabría por cuál de ellas decidirme. Pedimos también unos buñuelos de bacalao, que a mí me encantan y no me defraudaron en absoluto.
En cuestión de vinos nos dejamos asesorar por uno de los amigos que nos acompañaba, Lluís, que es un gran entendido y siempre acierta. Esta vez eligió un vino de la tierra, Intramurs, que me gustó muchísimo. Tengo que mirar si puedo localizarlo en Ibiza. Yo de vinos no entiendo demasiado así que me dejo guiar por su sabor. Para acompañarlo nada mejor que unos calçots (variedad de cebolla) a la brasa con salsa romescu, nos quedamos cortos al pedir sólo una ración. Un plato espectacular.
A continuación le llegó el turno a unos garbanzos super tiernos, unas habitas del Maresme salteadas con cebolla y butifarrón, unos calamarcitos salteados con cebolla de Figueres y unas croquetas caseras de jamón ibérico. Se me hace la boca agua al recordar el sabor de cada uno de estos platos. No sé cuál me gustó más, recién hechos y servidos al momento estaban deliciosos.
Avanzamos con una xatonada, una ensalada catalana que es una de mis preferidas, con bacalao y una salsa que quita el sentido, también pies de cerdo a la brasa y chuletitas de cordero con patatas fritas. Era la primera vez que probaba los pies de cerdo cocinados de este modo y no será la última, aunque hay que reconocer que la brasa le da un punto especial muy difícil de reproducir en nuestras cocinas.
Quiero hacer especial mención de las patatas fritas que nos sirvieron. No todo el mundo sabe hacerlas como es debido y hoy en día en muchos restaurantes usan patatas precongeladas lo cual, para mí, estropea cualquier plato. Las que nos sirvieron en l´Avi Mingo son unas de las mejores patatas fritas que he comido en un restaurante.
Supongo que llegado a este punto entenderéis que no podíamos comer un postre cada uno, pero sí decidimos compartir tres propuestas que nos recomendó el propietario del restaurante, y tengo que confesar que ofrecimos poca resistencia a sus sugerencias, porque después de todo ¿qué mejor broche para terminar tan espectacular banquete?
Los elegidos fueron: coca de Llavaneres, pastel tianenco y tarta de hojaldre con crema y fresas silvestres. Un lujo de postres, a cada cual más bueno. El pastel tianenco es una especie de pionono con una crema quemada que quita el sentido. Las fresas silvestres aportaban un punto ácido al dulce de la base espectacular y la coca de Llavaneres, un clásico de la cocina catalana, fue mi preferida.
Espero que si vivís cerca de Tiana o tenéis previsto pasar por la zona os acerquéis al Restaurante l´Avi Mingo, os aseguro que no os defraudará. Como dice mi hija, acordarse del nombre del pueblo donde se encuentra es muy fácil, pues hay una princesa Disney que se llama igual. Así que no podéis perderos nunca. Ya me diréis.
Restaurante l´Avi Mingo
Lola Anglada, 28 Tiana (08391-Barcelona) Teléfono 93.395.22.06 Precio medio por persona 30 euros
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