Uno de los alicientes que, para mí, tiene viajar es descubrir nuevos restaurantes. Los que residimos en Ibiza solemos desplazarnos a las capitales españolas para complementar lo que nuestra isla no nos ofrece, dado su pequeño tamaño y su escasa oferta en algunos ámbitos. En mi última visita a Barcelona descubrí La cuina d´en Garriga, un coqueto y chic restaurante que me cautivó desde el primer momento.
La decoración me pareció de un gusto exquisito, me sentí transportada a un típico bistró francés, en el que además de degustar unos platos deliciosos, se pueden adquirir una serie de productos gastronómicos de excelente calidad: frutas y verduras, pastas, quesos, vinos, etc. Lo cierto es que la primera impresión al entrar es la de hacerlo en una tienda de alimentación, puesto que las mesas y la cocina se encuentran al fondo del local.
Las pocas mesas con las que cuenta este restaurante le dan un aire intimista que me hizo sentir como en mi propia casa. El personal fue de lo más atento y nos explicó con ilimitada paciencia todas las dudas que la carta nos iba planteando. Como anécdota deciros que el grado de familiaridad que alcanzamos fue tal, que terminamos la comida siendo amigos de la simpática pareja con la que nos tocó compartir mesa. Para que luego digan que la comida no une.
Me gustaría también remarcar que el menaje con el que nos sirvieron los platos que pedimos me dejó con la boca abierta. En la mesa no hay mantelería, supongo que para acentuar el carácter rústico del ambiente, pero los platos eran preciosos y, algo que me llamó la atención, no todos hacían juego. Si me hubieran dado uno a elegir hubiera tenido un serio problema para decidirme.
Al fondo del local hay una alacena con gran cantidad de utensilios de cocina como ollas, sartenes platos, tazas, etc., que están expuestos también para su venta. Tengo que confesar que me costó bastante resistirme, pero el no poder facturar con exceso de equipaje fue determinante en mi decisión de no llevarme nada. En otra visita a la ciudad ya tendré la ocasión de hacerlo.
Para empezar, pedimos los tres bocados clásicos de La Cuina: tostada de sobrasada con miel, patata con butifarra negra del Berguedá y tostadita con foie gras mi-cuit. Los tres bocaditos estaban deliciosos, dudaría si tuviera que decantarme por uno, pero a mí me supieron a poco. Si su objetivo era abrir el apetito, conmigo triunfaron, porque me invadió la mayor de las impaciencias por la llegada de los platos fuertes.
Puesto que nos apetecía todo, decidimos compartir tres segundos, que es la mejor forma de probar el máximo de platos. Para acompañarlos, pan payés con tomate, tan delicioso y típico de Cataluña. Los segundos que pedimos fueron: mozzarella de búfala de Nápoles con fresas a la parrilla, limón y albahaca; lentejas con apio, zanahoria, foie gras mi-cuit y vinagreta de jengibre; y tartar de salmón, con limón confitado, jengibre y verduritas.
Los tres son platos que acostumbramos a comerlos habitualmente, pero cada uno de ellos con un toque especial y novedoso que los hacía diferentes. Tuve esa sensación de saber qué estaba comiendo pero sin poder identificar totalmente los ingredientes. La mozzarella estaba exquisita, muy tierna. El acompañamiento de fresas me conquistó, tengo que probar de hacerlo en casa.
Las lentejas con foie gras me resultó una combinación también muy acertada, y eso que al principio era un poco reticente a pedirlas, ¿lentejas? ¿en un restaurante? Me alegro de haberme dejado convencer. Con lo que me gusta el salmón y lo que me cuesta hacerlo en casa, por eso aprovecho siempre que salimos fuera a comer para pedirlo. El tartar estaba espectacular, me gustó especialmente el modo de servirlo y la mezcla de sabores.
Llegamos al momento dulce de cada comida: los postres. Aquí sí que no hubo reticencias y decidimos dejarnos aconsejar pues la lista de dulces es espectacular y nos hubiera costado decidirnos. Los elegidos fueron: helado de higos, tarta de queso, tarta de limón y tarta de chocolate ¿Cómo explicaros la sensación de subir al cielo al primer bocado? Estaban todas buenísimas.
Sin duda, el Restaurante La Cuina d´en Garriga, es uno de los establecimientos con más encanto que he visitado últimamente. Los detalles están muy cuidados y los platos son tradicionales pero con un punto de innovación en los ingredientes que me pareció muy interesante. Me quedé con las ganas de probar otros platos de su carta. Un lugar para recomendar y para visitar de nuevo.
La cuina d´en Garriga
Consell de Cent, 308 Barcelona Tel. 93 215 72 15 Precio aproximado por persona: 35 euros
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