Como os comenté cuando anuncié la novena edición del Valencia Cuina Oberta, ayer fui a comer al restaurante La Sucursal por primera vez. Es uno de los cuatro que en la ciudad ostentan la afamada estrella Michelin, y sin duda lo hace por méritos propios, porque su cocina bien la merece.
El restaurante La Sucursal está ubicado en el edificio del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), aunque si no sabes que está allí no lo encuentras. De hecho, he ido cientos de veces a ese museo y nunca caí en que La Sucursal estaba ahí, en un rinconcito del edificio, como sin darse importancia.
Aunque fuera tiene una terraza bastante amplia donde sirven aperitivos, el local está situado en la planta superior. Una sala diáfana pero no muy grande (a ojo, unas diez mesas), bañada delicadamente por la luz las tres ventanas rasgadas que se ven desde el exterior y por una iluminación artificial muy bien estudiada, que hacía de cada mesa un pequeño oasis.
Mientras decidíamos el vino que íbamos a tomar y leíamos con detenimiento el menú que íbamos a disfrutar, entretuvimos nuestro paladar con un poco de yuca frita que estaba deliciosa y muy crujiente, además de hacer perfectamente de precioso centro de mesa (mientras duró, claro).
Cabe mencionar que al tratarse de un menú elaborado expresamente para ofrecerse en la Valencia Cuina Oberta, a un precio más económico, no es tan extenso como el menú degustación habitual del restaurante, pero aún así pudimos disfrutar de un buen número de deliciosos platos.
Para empezar, a modo de aperitivos, nos trajeron una bandeja con tres bocados a cada cual mejor. Primero, una oreo de hummus de garbanzos que era más curiosa que sabrosa, a continuación, un cristal de remolacha que, además de sorprendente, era muy sabroso --me trajo recuerdo a buñuelos--, y para acabar, un tomate cherry tibio en tempura que era una delicatessen en plena regla.
De los aperitivos, pasamos al entrante, un tartar de tomate con encurtidos, mostaza y salsa de romescu que estaba para mojar pan, literalmente. Me gustó especialmente que, al distribuir los trocitos de los diferente encurtidos --mini rabanitos, cebolleta en vinagre, pepinillos agridulces, alcaparras...-- de forma irregular sobre el tartar, éste iba cambiando su sabor a cada bocado, ofreciendo muchas experiencias gustativas en un solo plato.
Tras el rico tartar, era el momento del primer plato: arroz untuoso con espinacas, lechuga de mar y tallarín de calamar con fondo de callos --si no recuerdo mal-- lo que le daba un punto de plato de mar y montaña y lo hacía realmente untuoso.
Los dos comensales allí presentes, mi padre y yo, decidimos que era un buen momento para dejar la conversación a un lado y disfrutar del intenso pero matizado sabor que nos ofrecía cada cucharada del que a la postre coincidiríamos que fue el mejor plato de todo el menú, aunque todos estuvieran buenísimos.
El plato principal del menú de mediodía fue un cordero con brioche de hierbas y salsa citronella que estuvo a la altura de haber ido precedido por el delicioso arroz untuoso. La carne de cordero, normalmente correosa si no se cocina bien, se deshacía en la boca, fundiendo su sabor con el brioche de verduras que escondía en su interior.
Para acabar la velada, el postre, un toffee de galleta María con estofado de frutos rojos y sorbete de cáscara de limón que consiguió arrancar de mi padre un "nunca has probado una galleta así" y un murmullo de aprobación por mi parte, porque no estaba por la labor de estropear ese sabor teniendo que abrir la boca.
Con el café y las infusiones también pudimos disfrutar de unos pequeños dulces (mousse de chocolate, mazapán, cornflakes glaseados...) así como de un detalle maravilloso en forma de reloj de arena para saber en qué momento exacto debía retirar la infusión de mi taza.
Imagino que al leer mi crónica del restaurante La Sucursal entendéis porqué afirmo que es su estrella Michelin brilla con fuerza en Valencia, y es que además de la magnífica comida y el agradable local, el trato de todos los allí presentes fue magnífico. Elegantes, amables, cercanos, atentos... una velada perfecta de la que mi padre y yo salimos como quien se despierta de un delicioso sueño.
Restaurante La Sucursal
Calle de Guillem de Castro, 118 (en el IVAM) 46003 Valencia Tel. 96 374 66 65 Precio: 35 euros más bebida, aunque el precio habitual del menú degustación, más extenso, es de 55 euros más bebida e IVA. En ambos casos, vale cada euro que cuesta, si no más.
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