Hacía tiempo que no visitaba Madrid, pero comer en el Restaurante La Trainera se ha convertido casi en una tradición cada vez que voy a esta ciudad. Guardaba muy buen recuerdo de este establecimiento, por eso daba por hecho que alguna comida o cena haríamos en él. Me apetecía mucho.
Además, su magnífica situación, en pleno centro de la capital, propicia el encuentro, pues cualquier paseo por las calles más céntricas y concurridas de Madrid parece concluir delante de este restaurante. Tan buena localización hace que pueda accederse a él fácilmente, en coche o en metro.
Una trainera es una embarcación típica del Cantábrico, normalmente impulsada con remos aunque también con velas. Tradicionalmente se dedicaba a la pesca con trainas, red muy tupida especial para pescar anchoas, pero actualmente se usa en el deporte de regatas. De ahí el nombre de este restaurante.
La decoración es, por tanto, de inspiración totalmente marinera. Timones, redes, elementos de madera o placas conmemorativas de barcos antiguos forman parte de la puesta en escena, consiguiendo que nos den la sensación de que estamos en cualquier localidad del norte de la península.
El menú ya lo llevábamos elegido de antemano. Siempre pedimos el mismo segundo y variamos los entrantes, para que no se diga que somos aburridos. Es curioso, pero las otras veces que he ido a La Trainera ha sido con el idéntico grupo de amigos, así que no hay discusión sobre la carta.
Los productos que ofrece este restaurante son de primerísima calidad. Ahora que ya estoy en casa, tan lejos de Madrid, al pensar en los pescados y mariscos que pueden saborearse en este establecimiento se me hace la boca agua. En este aspecto, el listón sigue estando tan alto como en mis anteriores visitas.
Empezamos nuestra cena con un espectacular plato de jamón ibérico ¡Y pensar que cuando era niña no consentía ni un pequeña veta de grasa! Menos mal que con el tiempo he aprendido a apreciarla, porque hubiera sido un fallo por mi parte perderme esta estupendo entrante. Estaba delicioso.
Deliciosas estaban también las gambas blancas de Huelva que nos sirvieron, a la plancha. En Ibiza tenemos una gamba roja impresionante, pensaba que las que pedimos no lo estarían tanto, pero reconozco que me agradaron mucho también. El punto de sal gruesa era muy acertado.
El vino que pedimos fue un verdejo de José Pariente, me pareció espectacular y eso que los vinos blancos no suelen ser mis preferidos. Nunca lo había tomado pero estoy segura de que no será la última. A partir de ahora formará parte de mi pequeña lista particular de vinos.
De segundo pedimos rodaballo al horno. La primera vez que probé este pescado fue en este restaurante y desde entonces lo he comprado muchas veces para hacerlo en casa, pues me gustó mucho. En La Trainera lo dejan en su punto, pues un pescado está estropeado tanto si se deja crudo como si se cuece demasiado. Espectacular la piel crujiente.
Para terminar, y por no quedarnos sin saborear uno de los estupendos postres que ofrece la carta, pedimos una tarta de Santiago para compartir. Estaba deliciosa, pero no lo parecía, me recordó más a una tarta de yema. Un detalle servirla cortada cuando les pedimos varios tenedores para comerla.
En definitiva, si os gusta el buen pescado y marisco no os podéis quedar sin visitar el restaurante La Trainera. Sólo tengo un "pero" y es que el servicio ha bajado un poquito, menos mal que el maitre y la persona encargada del guardarropas nos dejaron un buen sabor de boca. Seguro que repetimos en otra ocasión.
Restaurante La Trainera
Calle Lagasca nº60 Madrid Tfno. 91 576 80 35 Precio medio por persona 45€
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