Hace poco más de ocho semanas que el restaurante Las Raíces del Wellington ha abierto sus puertas en su segunda temporada. Un lugar que conjuga todos los factores imprescindibles para satisfacer las necesidades de los más exigentes: excelente comida e impecable servicio en un entorno cómodo y agradable que no querréis abandonar una vez allí instalados.
Escribo esto con conocimiento de causa ya que, hace unos días, mi marido y yo tuvimos la fortuna de darnos allí un homenaje en forma de cena. Si digo que ambos disfrutamos profundamente de la experiencia, me quedo corta. Por ello, y sin encontrar la palabra que describa adecuadamente lo excelente de Raíces, como lo conocen muchos, recomiendo que lo experimentéis por vosotros mismos.
El espacio
Ubicado en la terraza interior de la piscina Hotel Wellington, un clásico del madrileño barrio de Salamanca, este restaurante es un auténtico oasis urbano y el rincón perfecto para disfrutones. Quienes buscan tranquilidad en pleno centro de Madrid la encontrarán, sin duda, en esta terraza. Y es que este espacio no es exclusivo para clientes del hotel, sino que está abierto a todo el que quiera visitarlo.
La decoración es elegante y funcional, la iluminación es íntima pero acertada, sin pecar de penumbrosa, y el ambiente es relajado y desenfadado, pero muy elegante. Se agradecen las enormes sombrillas que protegen las mesas del sol, así como el toque de frescor y humedad que aportan los difusores de agua, sin los que, en momentos de calor, resultaría imposible disfrutar del lugar.
Debido al reducido tamaño de la cocina, el personal trabaja, mayoritariamente, de cara al cliente, lo que aporta un punto de espectáculo a la experiencia. También se puede ver al maestro parrillero a cargo del horno de leña con el que cuenta el restaurante, así como disfrutar del magnífico olor que desprenden sus elaboraciones.
Huerto propio
El restaurante Las Raíces del Wellington se nutre de las verduras y hortalizas que se cultivan en su propio huerto, el huerto urbano más grande del mundo ubicado en la azotea de un hotel. Allí es donde arrancó nuestra experiencia culinaria, de la mano del chef ejecutivo Javier Librero, quien nos guió por el mismo y nos explicó en detalle su historia, funcionamiento, tipos de cultivo, etc.
Visitar este huerto es una realidad al alcance de todos. Tan sólo hay que solicitarlo al hotel con antelación para disfrutar de la experiencia de pasear por sus 300 metros cuadrados, en las que se encuentran 14 parcelas de cultivo ecológico de más de 35 variedades de plantas. Desde lechugas varias, hierbas aromáticas, calabacines, fresas e, incluso, ruibarbo, entre muchas otras especies.
La oferta gastronómica
Creada por el chef Librero y su jefe de cocina, el jerezano Gabriel Benítez (anteriormente jefe de cocina de El jardín del Ritz), la oferta gastronómica "Raíces" es variada, amplia y muy equilibrada. Con propuestas que arrancan en forma de tentadores aperitivos y terminan en dulces caprichos, con los que rematar la experiencia. Arroces, carnes a la brasa en horno de leña, parrilladas de pescados, platos vegetarianos y mucho más.
Además de a la carta, también podemos optar por uno de los varios menús disponibles: menú raíces, menú saludable, menú degustación y menú sprunch. Todos ellos igualmente atractivos y, en caso de necesidad, adaptables a grupos. Esta capacidad de adaptación a las exigencias del cliente me llama poderosamente la atención. Pero, al fin y al cabo, se trata de un hotel de cinco estrellas donde la satisfacción del cliente es el principal objetivo a alcanzar.
Nuestra cena arrancó con el popular tomate que sabe a a tomate con zumo de oliva, una ensalada de tomate rosa que llegó a la mesa bien peladito y asentado sobre una cama de hojas verdes. Aromático y delicioso, potente de sabor. A mi se me saltaban las lágrimas de la emoción a cada bocado porque, lamentablemente, encontrar buen tomate hoy en día es una tarea titánica. Pero, por fin, se acabó mi búsqueda.
El resto de platos del menú que degustamos mantuvo el nivel del tomate. Comenzamos por una ensaladilla de gambas y langostino crujiente con salsa dulce de chile, como aperitivos. Continuamos por un ajoblanco con atún en tataki, sandía y almendras y una coca de verduras a la brasa con pesto de albahaca, como platos ligeros. Avanzamos posiciones con un esturión con tomate confitado y boniato asado y una picanha de ternera con patatas asadas y espárragos verdes.
El profundo conocimiento de la materia prima y el control de las técnicas del chef Gabriel Benítez estuvieron presentes en todos y cada uno de sus platos. Espectaculares y perfectamente ejecutados, especialmente los pescados (que siempre son mi preferencia) y, entre ellos, el esturión con tomate confitado, un pescado desconocido para mi, hasta ahora, y que me sorprendió por su textura y sabor.
Con una cuidada presentación, cada uno de estos platos desfiló por nuestra mesa y de todos ellos dimos buena cuenta. A pesar de sentirnos cada vez más llenos, pues las raciones son generosas, nos resultó imposible dejar nada en el plato. Hasta el postre, que llegó en forma de escabeche de fresas con helado de yogur, cayó con una facilidad pasmosa. Imposible resistirse.
De Raíces nos fuimos varias recetas debajo del brazo. Gabriel Benítez nos contó cómo elaborar el escabeche de fresas, el tomate confitado con que acompaña al esturión, que tarda la friolera de dos días en preparar, y la ensaladilla de gambas, que acompaña de una espuma de pimiento rojo maravillosamente suave. Confío en poder llevarlas a cabo en los próximos días y compartirlas con vosotros en breve.
El servicio
Podemos entrar en un local maravilloso y que nos sirvan los más exquisitos manjares, pero el servicio ha de alcanzar el mismo nivel para que nos sintamos a gusto y contentos. Y así ocurrió en Las Raíces del Wellington, donde las sonrisas y la amabilidad del personal nos acompañaron durante toda la cena. Atentos sin agobiar, informando en todo momento sobre los platos servidos, ofreciendo recomendaciones y disponibles cuando hubo necesidad de ellos.
Después de contaros sobre mi experiencia en el restaurante Las Raíces del Wellington, no me queda más que añadir que la relación calidad-precio es excepcional y animaros a comprobarlo por vosotros mismos. Si estáis en Madrid durante estas semanas próximas, auto-homenajearos, visitad el huerto urbano y de sus vistas y descansad en su terraza. Pero, sobre todo, disfrutad de la experiencia y convertíos en "disfrutones por un día".
Restaurante Las raíces del Wellington
Hotel Wellington
Calle de Velázquez 8, 28001 Madrid
Horario lunes a domingo de 11 a 16 horas y de 20:30 a 23 horas
Reservas 914 231 478 y wellington@hotel-wellington.com
Precio a partir de 20€
Imágenes I Cortesía del Hotel Wellington
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