Restaurante Noa en Santa Cruz (A Coruña): un rincón frente al mar con gran producto gallego y arroces impresionantes

A Coruña se ha convertido, gracias a Inditex especialmente, en una ciudad gastronómica que merece mucho la pena. Si el producto gallego ya merece la pena siempre, la nueva cocina y las tendencias que llegan a la ciudad la hacen crecer en lo gastronómico y mucho. Y allí, confundidos casi con la ciudad, se encuentra el Ayuntamiento de Oleiros y la localidad Santa Cruz, al otro lado de la ría. Con un precioso castillo en mitad del agua y vistas que nos atrapan, con su Noa Boutique Hotel y el restaurante del mismo nombre, que nos ha encandilado. Os contamos qué hay que pedir y cómo disfrutar al máximo de esta escapada gastronómica con su puesta de sol, su aroma a mar y A Coruña de fondo.

Llegamos a A Coruña a finales de octubre, pero con un tiempazo que no podíamos creer. Y así hemos podido disfrutar aún más de Santa Cruz, de su castillo, su pequeño paseo marítimo y del Hotel Noa que ahora es uno más del paisaje, y que esconde una decoración preciosa. Minimalista, sencilla, pero de lujo. Cada habitación es una ventana a la ría y no hay arte en las paredes porque no hay mejor obra que la naturaleza a través de la ventana (especialmente para los que no tenemos la suerte de vivir junto al mar).

El paisaje conquista, pero también el paisaje gastronómico: el restaurante Noa. En una sala impresionante, porque es amplia (las mesas están a kilómetros unas de otras) y ofrece unos grandes ventanales a la ría que se abren completamente si hace buen tiempo. Se celebran comidas de empresa (el hotel tiene además salas de trabajo muy interesantes), eventos familiares y algunos más especiales... Se encarga de su carta el chef Carlos Cordero. Antes regentaba una casa de comidas que siempre estaba llena, Casa Paquita, pero ha crecido aún más gracias al hotel, al entorno y a las posibilidades de una magnífica cocina y bodega que acompañan todo. A destacar que la cocina es especial porque igual que todo el hotel, está llena de luz, con ventanales y una puerta al paseo y al mar.

Comenzamos la comida con un aperitivo de cortesía que es un salmón ahumado por ellos y con algo fuera de carta, huevos rotos con patatas y boletus de temporada. Deliciosos por su sencillez y el gran sabor de esos huevos (eso sí que son huevos de oro).

A continuación, estando en Galicia no podía ser de otra forma, llegaron unos berberechos. De calibre impresionante y con un punto de cocción muy difícil de conseguir: hechos ligeramente, pero sin la sensación de que están crudos. Perfectos.

Para seguir con el homenaje al mar, navajas con salsa de coco que tienen un sabor a brasa que te hacen querer llevar a casa el horno de carbón en el que se hicieron (confieso que pregunte por él, un Josper del que me enamoré y quiero uno, aunque no pueda ser). La calidad del producto gallego se nota a cada bocado. Y en este, la salsa es suave y le da un ligero punto de fusión y exotismo que lo convierten en un básico del lugar.

Continuamos saboreando Galicia con unos raviolis de gambón y capuccino de marisco que están al nivel de grandes restaurantes de fama mundial. El ravioli, finísimo. La espuma, también, y todo con un sabor muy intenso. Seguimos con el pulpo a la plancha con cremoso de patata. Está rico, y se disfruta mucho con la mezcla inaudita de los pequeños tropezones de beicon. Es menos fino que otros platos que hemos degustado, eso sí.

Uno de los mejores arroces que he probado.

Para acabar la comida, el plato que nos robó el corazón definitivamente y que nos hará volver: el arroz de nécoras. Yo no suelo pedir arroz fuera de casa porque te encuentras con un mundo infinito, y las posibilidades de fallar son altas (sobre todo si desciendes de buenas cocineras alicantinas), pero aquí ya nos lo habían recomendado. Y hay que probarlo. Es posiblemente uno de los mejores arroces que he comido. Estaba hecho con un fumet impresionante, muy concentrado, de merluza o rape y cabezas de marisco. Intenso y sabroso. Con ese caldo hacen sus otros arroces también. En nuestro caso, el punto del arroz al dente y, sin ser caldoso, tampoco era seco del todo.

Los postres

Cada vez se hace más: compartir postres para probar de todos un poco. Y aquí es casi obligado. De los tres que vinieron a la mesa, no podría elegir sólo uno. Como buena amante del chocolate, me pareció una delicia el soufflé de chocolate y avellanas: un bizcocho con chocolate caliente dentro. Muy especial es la mini Larpeira, porque nunca había probado este dulce gallego y ahora ya tendré que pedirla allá dónde la vea (temo que no será igual). En Noa, se sirve caliente y se hace al vapor con un toque de horno final. 

Aunque si tuviera que decidirme sólo por uno, sería el membrillo con queso del país. En la carta simplemente lees: "queso con membrillo", y parece menos de lo que luego te ofrecen. La mezcla es espectacular gracias a la suavidad del membrillo, su sabor y textura eran de un nivel altísimo y el queso un poco cremoso junto a la almendra crujiente, unas hojas de menta y unos arándanos lo convirtieron en el gran postre que no esperabas.

En su cantina: comida informal.

Os hemos contado la sala principal del restaurante. Pero para comer de manera informal, hay un bar o cantina encantadora, con carta de tapas para compartir. Y, si hace bueno, la terraza es especial. Los atardeceres, únicos. Se llenó en un satiamén (y eso que llegamos pronto). 

Pudimos probar allí, junto a la brisa del mar, sus mejillones y la caballa en escabeche casero (para mi de lo mejorcito del viaje), albondigas también de estilo casero (cremosas y en las que sólo quieres mojar pan y más pan), muy buenas croquetas y unos tacos de zorza que son la especialidad del lugar y que sorprenden a todos por la fusión perfecta del producto gallego clásico con los sabores mexicanos. También un básico de la taberna, la tarta de queso: Cremosa y sin galleta, me ha hecho replantearme mi propia receta.

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No acaba todo con la comida porque nos quedamos a dormir en el Noa Boutique Hotel y os tenemos que hablar del desayuno. No es bufet libre, vienen a tu mesa (con vistas al castillo y al mar de nuevo) con todo lo que ni siquiera imaginas en un bufet: Una tabla de bollería (tres piezas y una de ellas con chocolate), pan tostado (impresionante) con jamón, mermeladas de distintos sabores, mantequilla de trufa y normal, una delicada macedonia con cierto aroma de flores. El café, Siboney (una tostadora de la región), es espectacular. Sólo una advertencia: la camarera, atentísima, no ve bien que te dejes nada. Como si estuvieras en casa, pero mejor. Porque es Galicia.

Datos prácticos
Dónde: Calle Concepción Arenal, 51. Santa Cruz, A Coruña.
Precio medio: 40 euros.
Reservas: 34 881 244 155
Horario: Lunes a jueves y domingos 13h30 a 17h00. Viernes y sábados 13h30 a 17h00 y de 21h00 a 23h00.

Imágenes| Directo al Paladar y Noa Boutique Hotel. En Directo al Paladar| Arroz A banda y Tarta de queso estilo coulant.

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