Restaurante Vertical, un Estrella Michelin con las mejores vistas de Valencia

El restaurante Vertical ofrece, además de una exquisita reinterpretación de la cocina valenciana, con una estrella Michelin y dos soles Repsol, las mejores vistas de Valencia. Su ubicación en lo alto de uno de los pocos "rascacielos" de la ciudad, permite al comensal disfrutar de la visión de prácticamente toda la urbe, con las montañas a un lado y el mar al otro, así como también de la Ciudad de las Ciencias y las Artes.

Pero aunque las vistas son espectaculares, y la decoración del restaurante muy agradable y luminosa, gracias a la gran altura de la sala, totalmente acristalada, no estaría yo aquí si además no me hubiera enamorado su cocina, que lo hizo.

Al igual que hice para probar La Sucursal, del cual este restaurante Vertical es sucursal, valga la ironía, he aprovechado la Valencia Cuina Oberta para poder disfrutar de un menú con un precio más asequible, concretamente 35 euros por persona, bebida no incluida. Una ganga en toda regla como podréis comprobar a continuación.

Empezamos disfrutando de un pequeño aperitivo de yuca frita, que estaba realmente rico. Luego, tras decidir el plato principal que tomaríamos, llegaron el resto de aperitivos de bienvenida. De derecha a izquierda, y por el orden en el que debían ser tomados: esfera de bloody Mary, coca de aceituna negra y caballa marinada y, por último, corte de salmón.

Los tres estaban exquisitos, pero a juzgar por la cantidad de mmmms que salieron de mi boca y la de mi padre, que siempre se apunta a estas visitas, sin duda la coca de aceituna negra y caballa marinada era la ganadora, con un sabor intenso a la par que delicado.

Pasamos ahora a los entrantes, que eran dos. Por un lado, un merengue de tomate, licuado de ensalada y clòtxina valenciana; por el otro, "Herba Salata" con vieira y calamar.

El merengue de tomate era algo realmente curioso, y combinaba perfectamente con el licuado de ensalada, aunque la protagonista era clòtxina (una variedad autóctona similar al mejillón) que estaba espectacular. Le comentaba a mi padre que era como si estuviera hecha de aire de mar, porque era ligera (prácticamente se deshacía al morderla) pero riquísima de sabor.

Tampoco se quedaban atrás las vieiras y los calamaras, tiernos y delicados, contrastando con el crujiente que ofrecían los guisantes, las habas y la vaina de la soja que los acompañaban para formar la "Herba Salata".

Como plato principal pudimos escoger entre un rossejat de fideo fino y gamba roja, un pescado de playa con suquet de barca y un royal de buey con cremoso de calabaza. Los tres eran muy tentadores, pero dejamos fuera al buey por hacer que todo el menú fuera de pescados y mariscos, y así escoger un delicioso vino alemán con uva riesling que cometí el error de no anotar.

Empezaré hablando del que menos nos encantó de los dos, que fue el pescado de playa (una corvina) con suquet de barca. La corvina estaba en su punto, pero le faltaba un poco de sabor. Afortunadamente, iba acompañada de un suquet de barca (salsa de tomate y marisco) y una especie de tiras de sepia que estaban sencillamente brutales.

El rossejat de fideos, que para quien no conozcáis este plato más típico de Cataluña, es una especie de fideúa con fideos finos, estaba perfecto, con un sabor exquisito y delicado que hacía que inevitablemente cerraras los ojos con cada cucharada.

Mientras comíamos estos dos platos, mi padre y yo conversamos sobre cómo esta sofisticación, o más bien refinamiento, de la cocina tradicional, era capaz de evocar nuestros mejores recuerdos gastronómicos, como una especie de viaje a la idealización de los platos tradicionales que tenemos en nuestra mente.

Como broche a tan deliciosa comida, era el momento del postre: un cremoso de miel y canela con sorbete de cacao y tierra de brownie de chocolate que, como imaginaréis, hizo aflorar mis más dulces pasiones, aunque como señalaba mi padre, igual era hasta demasiado dulce.

Luego, para apurar las velada y disfrutar un poco más de las vistas, pedimos un café, que siempre acompañan con un par de detalles de la casa. En esta ocasión, un crocante de pistacho y chocolate blanco y una gominola de naranja sanguina por la que merece la pena pedir el café aunque no nos lo vayamos a tomar, porque es realmente sorprendente.

No creo que haga falta que resuma mi visita al Restaurante Vertical en Valencia, porque ha quedado claro que ha sido una experiencia culinaria deliciosa, aderezada por unas vistas magníficas. Eso sí, me atrevería a decir que, dentro de la excelencia, La Sucursal es todavía mi preferido.

Restaurante Vertical en Valencia

C/ Luis Berlanga 19
(Hotel Comfortel 4*, Edificio Aqua)
46013 Valencia
Tel. 96 330 38 00

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