Rias Baixas, buenas raciones en Colmenar Viejo

Cuando se pasea el perro a diario en el mismo lugar se acaban haciendo relaciones con otros perros y sus dueños (o viceversa), que en ocasiones cuajan y trascienden esta actividad, creando profundos lazos de amistad.

A lo largo de los paseos con nuestro perro, mi marido y yo hemos tenido esa suerte, y gracias a Thor tenemos en nuestra agenda, y en nuestros corazones, a un grupo de amigos con los que de vez en cuando quedamos a comer unas raciones y lo que se tercie.

Este fin de semana nos hemos vuelto a ver con algunos de ellos, esta vez sin perros, sin barro en las botas y un poco mejor vestidos que en nuestros paseos por el campo. Y para ello hemos escogido el Restaurante Marisquería Rias Baixas de Colmenar Viejo. Como la cita era informal y nos encanta picotear, nos sentamos en la sala cercana a la barra en lugar de la del restaurante.

La carta ya descansaba sobre la mesa cuando llegamos, con muchas referencias, todas muy tentadoras. Tras revisarla a fondo pedimos cuatro platos, sin olvidar un plato de lomo con patatas fritas para la benjamina, que venía con hambre. Pedimos unas cervecitas frescas y bien tiradas y algún que otro refresco de cola, y con las bebidas llegaron unos aperitivos de chistorra con patatas fritas y una ración de oreja guisada. Para ir abriendo boca...

Los berberechos llegaron a la mesa en abundancia, un gran plato del que mis acompañantes no dejaron ni uno; a mí no me gustan mucho, pero probé uno y puedo decir que estaba bueno, sin rastro de tierra, y con un profundo sabor a mar.

La sepia ali-oli la escogí yo, me gusta mucho este plato, y esta estaba muy tierna y fresca; le faltaba quizá un punto de sal, pero se compensaba con la salsa ali-oli.

Pedimos también un lacón a la gallega, que llegó sabrosísimo a la mesa, con un buen punto de sal y pimentón, y unos cachelos de patata de textura terrosa muy bien cocinados.

El revuelto Rias Baixas era un misterio, y resultó ser un plato muy vistoso y abundante, coronado con unas patatas paja y cuajado con gambas y ajetes. Se nos quedó un poco frío entre tanta charla, pero estaba muy rico.

Pedimos un par de postres para terminar con el picoteo: tarta de chocolate y tarta de orujo, ambas a base de nata, correctas pero no a destacar, aunque he de reconocer que la tarta de orujo me sorprendió con un profundo aroma a licor.

Tras los cafés la casa nos invitó a unos chupitos, dejando generosamente ambas botellas en la mesa para que nos sirviéramos a discreción, detalle que siempre se agradece y dice mucho de la hospitalidad de sus dueños.

Lo pasamos bien, ladramos lo nuestro y salimos con el estómago bien servido, ya que las raciones son grandes. La cuenta ascendió a unos catorce euros por persona, muy razonable teniendo en cuenta la calidad del género y que tomamos más de una cerveza.

Rias Baixas

C/ Navalaosa 25 Colmenar Viejo, Madrid 91 845 71 65 Buenas raciones, cocina gallega.

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