Saigon es una locura de ciudad, es como un gran centro comercial en la calle, bulliciosa y desenfrenada, a todos los niveles incluido el gastronomico. Como en Hanoi, en cualquier esquina hay alguien cocinando algo, bien sean unos berberechos gigantes, pollo caramelizado o una sopa de noodles. Los mercados abundan, tanto al aire libre como cubiertos, pero en practicamente todos ellos, lo que no falta nunca es pescado seco. Hacen una especie de salazon y secado con todos los pescados, y sobretodo los camarones, que despues utilizan o bien para comer a la brasa o para incluir en otros platos.
Prueba de ello son los vendedores de comida ambulantes que se pueden encontrar por toda la ciudad, en tricilos llevan la cocina y te preparan la comida en un momento. Sobretodo calamares, pero tambien anguilas, anchoas y todo tipo de pescado menudo, lo tienen seco y lo que hacen es asarlo a la plancha en pequeños braseros para despues pasan por una especie de prensadora, dejandolo asi con una textura tan fina como el papel. El sabor es dulce y marino al mismo tiempo, extraño.