Hacer un bizcocho súper esponjoso como el que veis en portada es mucho más fácil de lo que creéis y nada tiene que ver con añadir cantidades ingentes de levadura a la masa. Para su elaboración solo se necesitan tres ingredientes básicos, huevos, azúcar y harina de trigo, y seguir los consejos y el proceso de elaboración que os contamos. Así se diferencia de otro clásico, el bizcocho de yogur de toda la vida.
Del batido de los huevos va a depender la esponjosidad del bizcocho, así que es importante contar con la ayuda de unas varillas eléctricas si no tenemos robot como hacemos en el bizcocho con Thermomix. Aunque si os apetece ejercitar el brazo, con unas manuales bastará. Todos los trucos y recomendaciones para conseguir el bizcocho más esponjoso están recogidos más abajo, y puedes aplicarlo a recetas como el bizcocho de limón y yogur. No os perdáis nuestro vídeo en el que os mostramos la elaboración de principio a fin y cómo crece el bizcocho en el horno. Sin trampa ni cartón.
Ingredientes
- Huevos L (a temperatura ambiente) 4
- Harina de trigo 120 g
- Azúcar 120
Cómo hacer el bizcocho más esponjoso
- Tiempo total 50 m
- Elaboración 15 m
- Cocción 35 m
Separamos las claras de las yemas en dos recipientes distintos. Batimos las claras, mejor si es con varillas eléctricas para ahorrarnos el esfuerzo. Cuando empiecen a espumar añadimos la mitad del azúcar, dejando que caiga en forma de lluvia y sin dejar de batir. Solo paramos cuando las varillas dibujen un trazo en las claras.
A continuación, sin necesidad de lavar las varillas, batimos las yemas junto con el resto del azúcar. El color cambiará y se volverán pálidas, también aumentarán en volumen por la cantidad de aire incorporado. Al igual que con las claras, paramos de batir cuando las varillas dibujen un trazo en las yemas.
Incorporamos la harina al recipiente con las yemas batidas, poco a poco y a través de un colador o tamiz. Removemos con una lengua de silicona con movimientos envolventes para que no baje el volumen. Intercalamos cucharadas de clara batida antes de incorporar más harina. Si la mezcla está demasiado espesa y cuesta trabajar, añadimos un poco más de clara montada y seguimos mezclando.
Una vez obtenida una masa homogénea, la vertemos en el molde (recordad, de 18 cm de diámetro x 7 cm de alto y con base desmoldable) cuya base hemos cubierto con un disco de papel vegetal para que se desmolde fácilmente. Si el molde utilizado no es antiadherente, podemos rociar las paredes con spray para desmoldar o untar con una fina capa de mantequilla. A continuación alisamos la superficie e introducimos el molde en el horno pre calentado a 160º C.
Lo haremos sobre la bandeja (no sobre la rejilla) que tendremos colocada en la segunda posición empezando por abajo. Horneamos durante 35-40 minutos o hasta que veamos que está bien cocido. Esto dependerá del horno de cada cual, al igual que la temperatura que puede oscilar 10º C arriba o abajo.
El bizcocho se empieza a dorar a partir de los 20 minutos. Si no es el caso, será necesario ajustar la temperatura del horno acorde con ello. A los 30 minutos se habrá formado un buen copete en la parte superior. No pasa nada si se agrieta, aunque quede menos estético. Esto ocurre porque ha crecido demasiado.
Una vez retirado el bizcocho del horno, dejamos que se atempere antes de desmoldar. Bajará un poco, no hay que preocuparse porque es perfectamente normal. Como también lo es que se arrugue la superficie. Si queremos que se vea más bonito, lo volteamos dejando la parte superior del bizcocho en la base y la base, que está lisa, en la superficie.
A tener en cuenta a la hora de hacer el bizcocho más esponjoso
Usamos huevos tamaño L (que pesan entre 60 y 62 gramos cada uno, sin cáscara) porque el peso total del huevo en esta receta no ha de superar los 250 gramos. De ser así las cantidades de azúcar y harina resultarían insuficientes. No obstante se pueden usar huevos de otro tamaño siempre y cuando se respete el peso máximo.
Para estas cantidades usamos un molde desmoldable de 18 centímetros de diámetro y 7 centímetros de fondo. Si la altura del molde es menor, puedes forrar el borde con papel sulfurizado para darle más altura. Otra opción es usar un molde de 22 centímetros de diámetro en el que el bizcocho no quedará con tanta altura, pero la esponjosidad será la misma.
Antes de meter el molde en el horno, es requisito sine qua non encenderlo a 160º C con calor arriba y abajo y sin aire. El horno tiene que alcanzar esta temperatura, si no el bizcocho no crecerá bien.
Cada horno es un mundo así que las indicaciones que os damos pueden no ajustarse al vuestro en su totalidad. Por eso recomendamos que vigiléis el bizcocho durante el horneado. Si los bordes crecen más que el centro, es señal de que necesita más calor por lo que habrá que subir la temperatura. Si, por el contrario, la parte centra crece mucho y rápido y se agrieta, es señal de que la temperatura del horno es excesiva y habrá que bajarla un poco.
Por último, el molde lo colocamos sobre la bandeja del horno caliente, colocada en la segunda posición del horno empezando por abajo, y no sobre la rejilla. Esta transmitirá el calor a la base del bizcocho y ayudará a que suba y quede esponjoso.
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Con qué acompañar el bizcocho más esponjoso
A nosotros el bizcocho más esponjoso nos pide a gritos un vaso de leche bien fresca a su lado y disfrutarlo a la hora de la merienda. Nos transporta a la infancia y a las casas de nuestras abuelas, que con tan pocos y tan básicos recursos bordaban este bizcocho y muchos otros dulces.
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