Estos crostini de pesto, burrata y tomates al balsámico no solo están de muerte lenta, repletos de sabores y matices, sino que también son muy fáciles de preparar. Son la solución perfecta para una cena rápida en cualquier época del año, pero sobre todo en verano cuando los tomates están en su mejor momento de sabor.
Nosotros hemos usado tomates cherry, pero se pueden cambiar por tomates de otra variedad y adaptar la receta a lo que tengamos por casa. Lo mismo aplicamos a la burrata. ¿Que no la encontramos o tenemos a mano? Pues con mozzarella quedan también estupendos. El caso es que no os quedéis sin hacer estos crostini que son un guiño a la ensalada caprese de toda la vida.
Cortamos la chapata por la mitad y abrimos cada mitad longitudinalmente. Untamos cada pieza de chapata con una capa fina de pesto (sin pasarse que tiene un sabor muy potente) y tostamos en el horno, a 170ºC, hasta que esté crujiente. Podemos usar el grill si lo preferimos.
Mientras tanto cortamos los tomates cherry por la mitad y preparamos la marinada. Para ello rallamos el diente de ajo y lo mezclamos con el aceite de oliva, el vinagre de Módena, la albahaca picada, sal y pimienta negra molida (opcional).
Desmenuzamos la burrata con un cuchillo o con los mismos dedos y extendemos una capa sobre el pan tostado. Colocamos los tomates marinados por encima y terminamos con unas escamas de sal. Podemos decorar con hojas de albahaca fresca al gusto y listos para servir.
Con qué acompañar los crostini de pesto, burrata y tomates al balsámico
A estos crostini de pesto, burrata y tomates al balsámico les sienta de maravilla una copa de vino blanco muy frío o una cerveza. Son una buena pieza para una mesa de picoteo que podemos completar con ensalada de hojas verdes, hummus, guacamole y otras recetas fáciles y rápidas.