Como ha ocurrido con otras frutas tropicales, hace años no era fácil encontrar mango en las fruterías y, cuando se encontraba, el precio lo hacía prohibitivo. En casa entraba en ocasiones muy especiales y quizás sea por ello que siempre lo relacioné con celebraciones. Afortunadamente este ya nos es el caso y el mango está a nuestra disposición a lo largo de todo el año (o casi) para que podamos preparar con él deliciosos postres como esta mousse de mango.
Una receta fácil que no lleva apenas tiempo de preparación. Solo hay que ser un poco paciente y esperar el tiempo reglamentario de frío para que la mousse de mango adquiera consistencia. Por lo demás es cuestión de un cuarto de hora y listos. La recompensa a la espera es un postre muy refrescante, cremoso y con mucho sabor, casi etéreo, que lo mismo sirve para diario que para poner el broche de oro a una ocasión especial.
Calentamos el agua, agregamos la gelatina neutra y removemos hasta disolver. Reservamos manteniendo la mezcla caliente. Pelamos y troceamos los mangos, los introducimos en el vaso de una batidora junto con el azúcar y la esencia de vainilla. Trituramos hasta obtener un puré homogéneo y sin restos de fruta. Agregamos el yogur y batimos de nuevo.
Incorporamos una cucharada de la mezcla anterior a la de la gelatina y removemos, repetimos dos o tres veces antes de volcar el contenido en el recipiente con el puré de mango. Con esto conseguimos que la gelatina se enfríe poco a poco y no se formen grumos.
Montamos la nata, que habrá de estar bien fría, con unas varillas eléctricas con cuidado de no pasarnos para que no se nos corte. Agregamos la nata montada a la mezcla del mango y mezclamos con movimientos envolventes hasta homogeneizar. Dejamos enfriar al menos 4 horas antes de repartir en vasos o copas, decorar al gusto y servir.
Con qué acompañar la mousse de mango
Siempre he pensado que los postres no necesitan de acompañamiento, aunque hay algunos a los que les sienta muy bien el café de la sobremesa. No es el caso de esta mousse de mango que entra de maravilla por sí sola. Quizás podemos servirlo con una copita de vino dulce o algún chupito. Un placer reservado para los adultos.
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