Este es uno de esos postres típicos de los países anglosajones que van bien cargados de dulcerío. En este pudin de plátano y merengue (no hemos encontrado otra manera de bautizar a la criatura) se alternan capas de plátano, crema pastelera y galletas de canela y se coronan con un suave y delicioso merengue.
Es perfecto para los amantes de esta combinación de sabores y para rematar una comida familiar de fin de semana. De lo más adecuado para hacer eso de "cucharón y paso atrás", una maravillosa práctica que la pandemia nos ha arrebatado en favor de las porciones individuales. Esperemos que vuelva pronto.
Admite variaciones varias. Las galletas de canela se pueden sustituir por otras que te agraden más, el plátano por mango, pera o manzana (estas dos últimas ligeramente cocidas) y la crema pastelera por una natilla de chocolate (por poner un ejemplo de los muchos que nos vienen a la cabeza). Lo que nos parece intocable es la capa de merengue. ¡Ay! ese merengue.
Batimos los huevos en un recipiente hondo junto con el azúcar y la harina de maíz refinada hasta que no queden grumos. Ponemos la leche a calentar en un cazo y añadimos la mezcla anterior, removemos sin parar mientras espesa.
Retiramos del fuego, añadimos la mantequilla, un pellizco de sal y removemos de nuevo para integrar. Vertemos en un cuenco amplio y cubrimos con papel film, tocando la superficie (para que no se forme costra). Dejamos enfriar antes de continuar con la elaboración. Podemos acelerar el enfriado sumergiendo el recipiente en un cuenco más grande lleno de agua con hielo. Mientras tanto pelamos y cortamos los plátanos en láminas finas.
Para montar el pudin extendemos capas de crema pastelera, galletas y plátano en una fuente honda (tipo horno). Terminamos con una capa de crema y guardamos en la nevera hasta el momento de consumir, cuando cubrimos la superficie con una capa generosa de merengue. Tostamos ligeramente con un soplete o bajo el grill y servimos.
Cómo hacer merengue suizo
Vertemos un poco de agua en un cazo y la calentamos, dejando que hierva suavemente. Colocamos un recipiente hondo y amplio sobre el cazo y, en su interior, las claras y el azúcar. Calentamos al baño maría al tiempo que removemos, ayudando a que el azúcar se disuelva.
Es necesario mantener la temperatura por debajo de los 60 ºC para que la clara no coagule, en cuyo caso el merengue se echaría a perder y habría que empezar de nuevo. Contar con un termómetro de cocina es de gran ayuda para esta tarea.
Retiramos el recipiente del baño maría y dejamos enfriar unos minutos. Añadimos unas gotas de zumo de limón y batimos con unas varillas eléctricas o un robot. Comenzamos a velocidad media hasta que las claras empiecen a montar. Subimos entonces la velocidad y batimos hasta que el merengue se enfríe por completo y esté firme y brillante.
Con qué acompañar el pudin de plátano y merengue
El mejor momento para disfrutar de una ración de este pudin de plátano y merengue es el del postre. Aunque es bastante rústico, es perfecto para poner el broche de oro a una comida o cena de celebración. Acompáñalo del café de la sobremesa y verás qué buena pareja hacen juntos. La combinación dulce-amargo es brutal.
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