Elaborar conservas en casa es fácil y gratificante, pero es importante respetar a rajatabla una serie de aspectos para que su consumo posterior sea seguro y satisfactorio. La limpieza de los recipientes es uno de ellos, posiblemente el más importante de todos. Los mejores recipientes para guardar conservas son los tarros vidrio, que han de estar perfectamente esterilizados en el momento de su uso.
Hervir y secar los tarros
Para esterilizar los tarros de vidrio es necesario hervirlos durante un tiempo mínimo de quince minutos y luego escurrirlos bien. En el momento de sacarlos del agua, agarramos los tarros por el cuello y sin tocar su interiorr para no arruinar la esterilización. Los tarros más adecuados son los de boca ancha y de bordes gruesos que resistan bien las temperaturas superiores a 100 ºC.
La mejor manera de secar los tarros esterilizados es introducirlos boca abajo en el horno, con el electrodoméstico a temperatura media hasta que estén completamente secos. A la hora de rellenarlos, conviene hacerlo cuando aún están calientes. De esta manera se evita el choque térmico al entrar en contacto con los alimentos que han de estar recién preparados. Como precaución, conviene evitar colocarlos sobre una superficie fría porque, al contacto, pueden romperse.
Elegir alimentos en estado óptimo
Para que nuestras conservas caseras sean un éxito, es importante elegir alimentos en estado óptimo de madurez, frescor y libres de golpes. En caso de elegir alimentos verdes y por debajo del punto de madurez, las conservas quedarán insípidas, mientras que si los alimentos están excesivamente maduros, es muy probable que se rompan al cocerlos por resultar demasiado blandos.
Conservas de verduras o frutas frescas enteras
Si lo que vamos a conservar son verduras o frutas frescas es conveniente que todas la piezas tengan el mismo tamaño para que alcancen el mismo punto de cocción. Las piezas enteras se escaldan en agua hirviendo y se refrescan en agua helada para cortar la cocción, favorecer el endurecimiento y frenar el desarrollo de microbios propio de las temperaturas intermedias.
Una vez listos los alimentos, se rellenan los envases con sumo cuidado para no romper las piezas. Es necesario dejar libres dos centímetros del borde, pero colocando la mayor cantidad posible. A continuación se cubren con salmuera, agregando 20 gramos de sal a cada litro de líquido de cocción escaldado. Para conservar verduras preparadas, como puede ser salsa de tomate, tras cocinarlas hay que añadir un poco de vinagre (que las preserva de la acción de los microbios) y después envasarlas en caliente.
Conservas de confituras y mermeladas
Con la fruta se pueden elaborar deliciosas confituras y mermeladas que se conservan durante muchos meses. Una vez elaborada la mermelada o confitura, esta se introduce en el bote esterilizado, secado y en caliente, y se deja un espacio de un centímetro en el borde superior. Se eliminan las burbujas que se hayan podido formar, se limpia el borde con un paño humedecido en agua caliente y se cierra al vacío.
Esterilización de los tarros llenos
Por último debemos esterilizar los tarros llenos y cerrados para que los alimentos no se alteren con microorganismos. Esto se puede hacer en olla a presión o en olla convencional. En cualquiera de los dos casos, se coloca un trapo en el fondo para aislar los tarros la olla y se cubren de agua hasta el borde, pero sin llegar a las tapas.
En el caso de la olla a presión, cuando el agua comience a hervir y el vapor a salir por la válvula, contamos quince minutos antes de retirar la olla de la fuente de calor. Dejamos salir el vapor antes de retirar la tapa y sacar los botes. De esta forma se esteriliza la conserva y los tarros quedan envasados al vacío.
Si no contamos con una olla a presión, la alternativa es poner los frascos al baño María en una cazuela con tapa y hervirlos entre una y dos horas. El tiempo dependerá del tamaño del envase y la cantidad de producto.
Etiquetado final y conservación
Una vez que se hayan enfriado y se haya comprobado que los tarros están bien sellados, se debe lavar el exterior y colocar etiquetas donde figuren los datos del contenido, peso y fecha de envasado. Deben guardarse en un lugar seco, fresco y oscuro y consumirse antes de que transcurran doce meses desde su preparación.
Preparar conservas en casa es una tarea muy gratificante que permite disponer de frutas y verduras de temporada durante el resto del año. Pero, si se quieren evitar sustos, hay que respetar las normas de esterilización e higiene del material a utilizar: coladores, embudos, tenacillas y tapas, además de, por supuesto, los tarros. No obstante, con estas recomendaciones os resultará cosa de coser y cantar.
Vía | repsolypf
Imágenes | Craft 'n' home, Gandy dancer en Wikimedia Commons y Pixabay
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