Ya muy cerca de la Semana Santa, os traigo un receta con el pescado por excelencia para esas fechas, el bacalao. En esta ocasión he preparado un bacalao gratinado con cebolla y patatas, un plato que se sirve todo de una vez en una fuente de horno por lo que resulta muy práctico.
Como siempre debéis dejar el bacalao desalando unas cuarenta y ocho horas, cambiándole el agua a menudo para evitar que os quede demasiado fuerte y arruine el sabor del plato, pero por lo demás este es un plato sencillo y fácil que si en vez de en una fuente pequeña lo prepararais en la bandeja del horno y dobláis los ingredientes os sirve para hacer raciones abundantes para unos cuantos comensales.
Comenzaremos cortando las patatas en láminas como para tortilla y picando en rodaja finitas las cebollas, así como picando el ajo. Precalentamos el horno a 180 grados y echamos el aceite de oliva en una fuente refractaria, agregando la mezcla de patatas, cebollas y ajo para que se bañen bien en el aceite. Horneamos durante treinta minutos o hasta que al pinchar las patatas estas estén tiernas.
Por otra parte en una olla ponemos la leche a hervir, cuando llegue a ebullición escaldamos durante cinco minutos los lomos de bacalao en ella. Retiramos con una espumadera y reservamos.
Seguidamente colamos la leche para un recipiente pues va a ser la base para la bechamel. En una sartén echamos la mantequilla hasta que se derrita, agregamos la harina y cocemos removiendo durante dos minutos, añadimos la leche de cocer el bacalao y una pizca de sal. Cocemos hasta que espese y se forme una bechamel clásica.
Finalmente retiramos la mitad del aceite de asar las patatas y disponemos los lomos de bacalao encima de estas, añadimos la bechamel por encima del pescado y rallamos el queso. Gratinamos durante diez minutos y servimos bien caliente.
Con qué acompañar el bacalao gratinado con cebollas y patatas
Este plato de bacalao gratinado con cebollas y patatas es ideal para estos días de vacaciones en donde disponemos de un poco más de tiempo para cocinar. Podéis añadir antes de servirlo una base de tomate frito casero en el fondo del plato y después disponer una capa de nuestro gratinado, todo ello bien calentito y mejor acompañado por un buen vino blanco.
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