Tras el éxito consolidado del aguacete y el mango, el sector de las frutas tropicales se ha desvelado como una fructífera alternativa a los cultivos tradicionales. Impulsados por la buena acogida que tienen los productos exóticos, naturales y saludables, productores y comerciantes apuestan cada vez más por la pitahaya o fruta del dragón, una llamativa fruta que está ganando mucha presencia en la agricultura del sur.
También conocida como pitaya, aunque este término puede dar lugar a la confusión con otro fruto tropical, la fruta del dragón parece sacada de otra era o de una obra de fantasía o ciencia ficción, pues no se asemeja a ninguna de las frutas más comunes de nuestros mercados. Con su forma ovoide cubierta de extrañas piezas y un llamativo colorido, la pitahaya atrae por su exotismo y convence por su refrescante sabor, sin olvidar sus propiedades saludables.
Todavía poco conocida entre el gran público, pero cada vez más presente en fruterías, mercados y tiendas especializadas, la fruta del dragón está llamada a ser un producto con el mismo protagonismo que el mango o la papaya, y que puede ofrecer muchas ventajas al sector agrario.
Descripción y características: qué es
Bajo el término pitahaya se pueden encontrar referencias al fruto de diversas especies de cactus americanos, aunque hoy día es el nombre más genérico de la conocida como fruta del dragón (dragon fruit). Concretamente, es el fruto de especies del género Selenicereus (anteriormente Hylocereus), de la familia de Cactaceae o cactus, como se conocen popularmente.
Dicho cactus es del tipo suculento, de largos tallos con perfil triangular en su superficie exterior y escasos pinchos, con pocas ramificaciones iniciales y poco grosor. Su amable apariencia y bellas flores de vivos colores hacen que sea una planta también muy apreciada con fines decorativos, y suele necesitar un apoyo vertical firme para crecer a su alrededor a medida que aumenta de tamaño, pudiendo llegar a varios metros.
De esas flores, hermafroditas, muy bellas pero de existencia efímera y lucimiento nocturno, cuando atraen a los insectos por su intenso aroma, se desarrolla el fruto, con forma ovoide y también mostrando un colorido muy llamativo y peculiar.
Por su forma ovoide y piel gruesa de apariencia escamosa -traducción literal de pitahaya en haitiniano- es conocida mundialmente como fruta del dragón. Aunque hay ejemplares solo algo más grandes que un huevo de gallina, puede llegar a superar los 10 cm de diámetro, con un peso variable entre 200 y 400 g.
Del nacimiento verdoso que inicialmente la une a la planta, la pitahaya va creciendo y engordando a medida que se vuelve amarilla o de un tono rojo o rosado. Las aparentes escamas de la corteza desarrollan grupos de espinas gruesas y duras que aumentan su belleza pero que dificultan la manipulación, y deben ser retiradas antes de cosecharlas.
Hay cuatro variedades asentadas en el mercado de esta fruta; pitahaya roja de pulpa blanca, roja de pulpa roja, roja de pulpa púrpura, y amarilla de pulpa blanca.
Origen, cultivo y producción actual
Se trata de una planta originaria de zonas tropicales y subtropicales de América, donde fue descubierta por primera vez por los conquistadores españoles. También extendida como cultivo tradicional en zonas de Asia, especialmente Vietnam y alrededores, hoy es un producto asentado en numerosos países del mundo que ofrecen climas cálidos y secos.
Ante el éxito de la producción de frutos tropicales en zonas de la Península Ibérica como la Axarquía malagueña, numerosos productores se han aventurado a explorar las posibilidades del cultivo de esta novedosa fruta, ya producida con éxito en Canarias.
El cactus de la fruta del dragón tiene la ventaja de que se adapta muy bien a la sequía y a prácticamente todo tipo de suelos de la mitad sur peninsular, no necesitando necesariamente un clima exclusivamente tropical. Destacan actualmente las plantaciones de Huelva, Sevilla, Cádiz, Málaga, Almería, y, en menor medida, Córdoba, Badajoz y zonas del sureste como Murcia o Alicante.
Su escasa demanda de agua -dos litros a la semana- y lo rápido de su crecimiento, sumándose al hecho de que se puede sembrar en cualquier época, la han convertido en un diamante en bruto para muchos agricultores que buscan cultivos alternativos ante los problemas de sequía. En apenas dos años desde su plantación ya ofrece frutos con muy buena salida al mercado, no solo como producto fresco, también para usos cosméticos o de la industria alimentaria.
Propiedades y beneficios nutricionales
Como fruta, la pitahaya presenta propiedades nutricionales similares al de otras variedades exóticas, aguacate aparte. Es muy rica en fibra y agua, con bajo contenido calórico que no supera las 100 kcal por cada 100 g de porción comestible, siendo por tanto fuente de hidratos de carbono pero con un aporte energético muy moderado.
También como fruta que es, apenas tiene proteínas y su proporción de grasas es mínima, destacando sobre todo por ser una gran fuente de vitaminas antioxidantes y minerales esenciales. Es muy rica en vitamina C y A, especialmente la variedad roja y de pulpa púrpura, así como en potasio y cantidades más moderadas de magnesio y calcio.
Entre sus beneficios destacan, por tanto, su sabor dulce natural gracias a los azúcares propios del fruto, su ayuda para hidratar el organismo y su efecto saciante sin ser pesada, ayudando al buen funcionamiento del tránsito intestinal. Los oligosacáridos presentes son resistentes a la digestión del organismo y tienen efecto prebiótico del intestino, y los flavonoides presentan un efecto antioxidante protector frente a diversas efermedades.
Consejos para comprar y conservar la pitahaya
Actualmente la pitayaha se puede encontrar en fruterías, mercados especializados en frutas exóticas e incluso en grandes hipermercados o supermercados de barrio, aunque aún se comercializa en pequeñas cantidades y a precios algo elevados, hasta que aumente su producción y asentamiento en el mercado.
Se distribuye fresca y en su punto de maduración, lista para ser consumida al momento o para conservarse algunos días en casa, preferiblemente sin abrir ni cubrir, y en la parte menos fría de la nevera, evitando el contacto con frutas climatéricas que puedan afectar a su maduración.
La pulpa también se puede conservar uno o dos días en un recipiente hermético, mejor si se extrae el oxígeno con un sistema de conservación a corto plazo, o se puede congelar ya pelada y cortada.
La versatilidad de su cultivo hacen que podamos encontrarla prácticamente todo el año, especialmente desde avanzado el verano y hasta el final del invierno, pues generalmente los frutos en España comienzan a cosecharse desde el mes de julio.
Usos y aplicaciones: cómo utilizar la fruta del dragón en la cocina
La pulpa de la fruta del dragón en jugosa, ligeramente gelatinosa y fibrosa, llena de pequeñas semillas negras comestibles que aportan una textura similar al kiwi. Tiene un sabor muy fresco, con su punto ácido pero agradable al paladar, gracias al dulzor de sus azúcares naturales, más pronunciados en la fruta más madura.
Para comerla, como ya se suele distribuir con las escamas afiladas recortadas, no hay más que lavarla ligeramente bajo el grifo y practicar un corte para partirla por la mitad y exponer la pulpa. Su carne comestible se puede consumir directamente con una cuchara, usando la corteza como cuenco -al estilo del kiwi o el pomelo-, o sacarla también con una cuchara.
Es una fruta perfecta para triturar y preparar batidos, smoothies o smoothie bowls de sabor tropical, usándose también en cócteles exóticos y en la elaboración de salsas y cremas para postres o helados. Troceada se puede incorporar a macedonias de frutas o ensaladas, servir con yogur o formar brochetas para mojar en una fuente de chocolate fundido o pasar por la parrilla.
Fotos | iStock - Unsplash - Pixabay - Marco Verch
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