El estrés, o mejor dicho, los mecanismos del estrés, podrían ser utilizados para tratar los casos de obesidad en un futuro, al menos así nos lo indica la investigación realizada por un grupo de científicos que ha sido publicada en la prestigiosa revista científica Nature.
Los descubrimientos obtenidos podrían explicar, por ejemplo, el por qué en periodos vacacionales, cuando suelen haber mayores excesos alimentarios, algunas personas incluso llegan a perder peso. Los procesos neuroquímicos que se activan con el estrés crónico son una de las claves que se barajan para encontrar nuevos tratamientos capaces de afrontar la obesidad sin necesidad de recurrir a la cirugía. Se trata de una vía neuroquímica o interruptor biológico de la obesidad que se activa a través del estrés crónico y que permite que, incluso con excesos alimentarios, se pueda adelgazar. De esta investigación ya se han hecho eco varias compañías farmacéuticas para poder iniciar sus estudios en seres humanos, ya que hasta el momento sólo se han realizado con animales de laboratorio.
Los investigadores utilizaron ratones y monos que fueron sometidos a diversas situaciones de estrés, como introducirlos durante una hora en agua fría o enjaularlos junto a otros compañeros de su especie especialmente agresivos. A estos animales divididos en grupos se les proporcionó una dieta hipercalórica y otra normal, de igual modo se utilizó un grupo de control de animales con la misma alimentación pero sin que se encontraran sometidos a las situaciones de estrés.
Los resultados mostraron que los animales con estrés inducido y dieta hipercalórica (rica en grasas y azúcares) aumentaron hasta el doble de peso que los animales con la misma dieta pero sin estrés. Ahora es necesario conocer los mecanismos causantes de esta peculiar relación en seres humanos y quizás se obtenga la clave farmacológica adecuada para resolver los casos de obesidad sin necesidad de pasar por el quirófano y sin tener que hacer una dieta muy estricta.