La Federación Española de Asociaciones de Truficultores indica que la trufa negra española debería considerarse de cultivo ecológico, las razones son obvias, no existe ningún agente externo como pueden ser los abonos o los fertilizantes que incidan en su desarrollo, tampoco existe un sistema de riego y depende exclusivamente de los avatares de la naturaleza.
Los productores de trufa pretenden impulsar su consumo, y la condición de alimento ecológico puede servir de gran ayuda para ello. La Federación Española de Asociaciones de Truficultores pretende también que los consumidores conozcan lo que se consume, ya que nada tiene que ver el sabor que ofrecen las trufas que se producen en España y especialmente en las comunidades de Teruel y Castellón, con las que nos pueden ofrecer otros países como China, cuya calidad se encuentra a años luz de la que ofrecen las trufas nacionales.
Como curiosidad queremos destacar que la trufa negra se está pagando este año a nada menos que 1.000 euros el kilo. Un producto como la trufa negra se encuentra sujeto a una climatología muy especial, una primavera lluviosa (algo que en ocasiones no se da), un verano que sea caluroso y que presente alguna que otra tormenta, un invierno bien frío... en definitiva para obtener un buen cultivo de trufas son muchos los factores a tener en cuenta.
La ley de la oferta y la demanda tiene mucho que ver en el precio, potenciar el consumo como quieren los truficultores no haría otra cosa sino aumentar la demanda y en consecuencia el precio, algo con lo que ya no estamos de acuerdo.
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