La generalizada subida del precio en los alimentos se achaca a diversas causas, como las recientes catástrofes en Asia, terremotos, huracanes e inundaciones por todo el Mundo, previsiblemente causados por el cambio climático, y que ha generado subidas en el precio del arroz, uno de los alimentos más consumidos en el mundo. Las agencias de la ONU especializadas en alimentación, como la FAO, se reúnen en estos días en Berna, Suiza, para tomar medidas para intentar corregir esta peligrosa subida de precios.
Pero la causa más importante de esta subida, según la ONU, es que Estados Unidos y Europa han hecho subir los precios al destinar grandes porcentajes de sus cosechas de maíz a la fabricación de biocombustible. Así, para reducir el cambio climático se está condenado al hambre a millones de personas del tercer mundo. Triste paradoja.
Lo más injusto de todo ello es que los países menos contaminantes, los menos desarrollados, y por tanto, los menos responsables de dicho cambio climático, sean los que tengan que pagar las consecuencias de la actividad de países más contaminantes, como USA. Sobre todo pensando que son los más sensibles a esta subida de precios, ya que el fantasma del hambre se cierne sobre ellos. Estamos hablando, según los organizadores de dicha reunión, de más de 100 millones de personas afectadas en esos países en vías de desarrollo, como se suele llamar eufemísticamente a los países más pobres.
Las ayudas no serán suficientes para paliar esta situación de subida de precios, que las agencias de la ONU han calificado de “extremadamente grave”, y que ya está provocando disturbios y manifestaciones en al menos 37 países. UNICEF ha manifestado igualmente su preocupación, ya que cada año mueren 3,5 millones de niños por malnutrición, situación que podría agravarse significativamente por esta subida de precios. Inconcebible que ocurra algo así en nuestro mundo “civilizado” y tecnológicamente avanzado.
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