Diez en influencer, cero en cocinero: “Somos una generación muy preparada, pero a mi no me hagas cortar un pollo”

Si hace unas semanas el influencer Oscar Font la liaba parda en redes sociales por salir del armario de su fobia a prácticamente todos los alimentos y se atrevía a probar unas anchoas, ahora ha vuelto a colocar su problema alimentario en el punto de mira social.

El influencer ha elegido para esta ocasión un pollo entero, y ha empezado explicando que lleva más de un año independizado y tiene que enfrentarse a su mayor miedo: el pollo entero.

Font ha recordado que es una persona muy aprensiva y que siempre que ha visto a su madre manejar el pollo en la cocina, cortándolo con cuchillos le ha dado cosa, igual que cuando lo hace con el pescado.

“Somos una generación muy preparada académicamente y estamos formados en muchas cosas”, dice Font, que admite que entre estas no se encuentra el corte de un pollo entero. “A mí no me hagas cortar un pollo entero, te lo pido por favor”, dice mientras va abriendo el envase.

Sacarlo del envase

Al abrirlo empieza a emitir gritos y a taparse la boca y la nariz por el clásico olor que este desprende. Es más, acerca su nariz al envase y una arcada se apodera de su rostro, mientras dice “no, no, no”.

Según explica, todo ha empezado por su interés en hacer un caldo con carcasas de pollo, aunque luego le ha apetecido unos cuartos traseros, o una pechuga: “Luego he pensado: mi madre siempre ha hecho esto, comprarlo entero y partirlo, y te da para un caldo, unas alitas, unos muslitos”.

Pues bien, antes de volver a intentar sacar el pollo del envase se lava las manos y empieza a tener una serie de pronunciadas arcadas: “No me veo preparado”, asegura mientras intenta una y otra vez sacarlo del envase sin éxito y hasta le lloran los ojos.

El influencer se dice a sí mismo: “Oscar, dios santo, es coger un pollo, cari y ponerlo en una bandeja”, pero cuando agarra el animal empieza otra serie de arcadas. Entonces, se continua diciendo a sí mismo: “Imagina que tienes que alimentar a tu familia”, y así consigue extraerlo del envase mientras respira hondo.

Seccionarlo en partes

“Me va a dar algo”, va repitiendo mientras explica que ha comprado un ejemplar de corral, mucho más caro, porque el otro de color blanco le ha dado mucho más asco. El influencer sigue sacándole los cordones que lo mantienen prieto y con cara llorosa dice que lo está pasando muy mal y necesita que vaya su madre a cortar el pollo.

La sucesión de arcadas continua mientras que hace una incisión en un muslo para cortarlo y, con el pollo hecho un Frankenstein a base de tajos, se va lamentando: “Lo voy a tener que tirar”.

“Quiero aprender, quiero madurar, quiero crecer. Tengo 20 años, tendré que comer durante mi vida, alimentarme”, exclama, y sigue teniendo arcadas hasta que consigue arrancarle un muslo al pollo con un cambio de cuchillo a tijeras. “Ay, por favor, es que pienso que es un animal”, continua.

Sigue explicando que está disociando su mente y que está blanco, además de ser la última vez que hace esto. Mientras lo despelleja con la cara absolutamente desfigurada por las arcadas va afirmando que es un aprendizaje para la vida adulta, y finalmente consigue extraer las pechugas del pollo.

“Ojalá ser un niño toda la vida y nunca entrar en la vida adulta”, dice antes de olerse las manos y volver a gritar. Y termina el vídeo llorando porque le da pena por el “pobre pollo”.

Aparte de acumular más de 12,8 millones de reproducciones, el vídeo suma casi 30.000 comentarios con todo tipo de sugerencias y propuestas, también por parte de aquellos que confiesan sentirse como él.

Otros tantos critican cómo la juventud no está nada preparada para la vida adulta y otros que le recomiendan acercarse a la carnicería y que se lo corten allí mismo por el mismo precio.

Fotos | Oscar Font/Tik Tok

En DAP  | “Sé que tengo un problema”: las confesiones de un maniático de la comida al probar las anchoas por primera vez

En DAP | Un pollo asado y siete recetas en las que aprovechar sus sobras