En la vorágine del Mundial de Catar, son muchos los runrunes que se abren a la hora de hablar de comer o de cuidarse que salpican a futbolistas y entrenadores, conscientes de la importancia que tiene la nutrición sobre sus cuerpos.
Lejos quedan los tiempos en los que solo se hablaba de comer pasta para generar carbohidratos y tener energía y mucho más allá el tomar cognac para entrar en calor, como han asegurado en ocasiones futbolistas de las décadas de los años 70 y 80.
Los tiempos del fútbol cambian y con ello también cambia su manera de cuidarse, razón por la que ver que actualmente hay futbolistas que superan los 35 años con bastante solvencia y que no piensan en el retiro es cada vez más habitual.
Ejemplos como Joaquín Sánchez con 40 años y aún dando minutos de calidad en el Betis; Cristiano Ronaldo, ahora sin equipo, pero con 37 años; Zlatan Ibrahimovic, delantero del AC MIlan, con 41 años; o Luka Modric, con 37 años también y aún dando guerra en el Real Madrid son ejemplos de esa longevidad que era impensable en la élite hace unos años.
Comer afecta, claro; pero vamos a abrir la veda a esas rarezas que se suceden en el mundo del fútbol para entender el porqué del rendimiento de sus protagonistas aunque, en ocasiones, tienen más que ver el resto del entorno que la mismísima dieta.
Media docena de huevos para cenar: Luis Enrique
En uno de sus populares streams durante el Mundial, el seleccionador español Luis Enrique habló de que había cenado seis huevos en una noche: tres huevos fritos y tres cocidos, que había acompañado de judías verdes, zanahoria, boniato y un yogur.
La alarma saltó por esa mala fama que había perseguido al huevo hasta hace no demasiado tiempo, al que se acusaba de tener altos índices de colesterol, pero que vemos que en la forma de ingerirlos de Luis Enrique, siempre entendidos desde una persona que hace deporte de manera continua —el asturiano es un avezado runner y ciclista— no tiene por qué suponer un desorden dietético.
Chuletón de vaca con zumo de naranja
Una de las mejores formas de maximizar el aprovechamiento del hierro que tiene la carne es acompañarla de productos con vitamina C, que favorecen la absorción de este micronutriente que ayuda a producir hemoglobina y mioglobina y que van a hacer más eficiente el transporte y almacenamiento de oxígeno en el cuerpo.
Por eso no nos sorprende que uno de los futbolistas que más fama ha tenido de cuidar su dieta tuviera la saludable aunque extravagante ocurrencia de comer chuletones y beber zumo de naranja.
No sabemos si a nivel de maridaje tiene mucho sentido, pero la realidad es que era un hábito que Cristiano Ronaldo tenía durante su etapa en el Real Madrid, algo que nos explicaba el chef Iñigo Urrechu, que recibía al portugués y a otros futbolistas madridistas en el asador que regenta en el Centro Comercial Zoco Pozuelo, muy cerca de la urbanización La Finca, donde residen múltiples personalidades y deportistas.
La casquería noruega de Haaland
1,94 metros, casi 90 kilos… La definición física de Erling Braut Haaland, delantero noruego del Manchester City y máximo goleador de la Premier League, asusta cuando irrumpe al galope en el campo rival y puede que su alimentación y hambre de gol tengan mucho que ver en su cultura nórdica.
Casi un vikingo en lo gastronómico es este espigado jugador que sorprendió al mundo cuando en el documental Haaland: The Big Decision, explicó su dieta. Flacucho en su época de juvenil, el antiguo jugador del Borussia Dortmund alemán cambió su dieta para ganar músculo a costa de pollo, pasta, pescado, verduras y no utilizar ni aceite ni sal.
Sin embargo, el bombazo saltó cuando declaraba consumir casquería con frecuencia como hígado y corazones de vaca. Más allá del reparo casquero, la realidad es que la dieta del noruego tiene el mismo sentido que cuando nuestras abuelas nos intentaban hacer comulgar con estos nutritivos despojos.
En un mundo plantbased, un discurso como el de Haaland puede sorprender, pero la realidad es que el pichichi de la Premier League parece tenerlo claro cuando aseguró "comer alimentos de calidad y locales es lo más importante", no importándole que "la gente dice que la carne es mala, pero ¿cuál? ¿la que consumen en el McDonald's o la de vacas locales que están pastando justo ahí?".
Leo Messi, el argentino que se despidió de los dulces y los asados
En un buen momento dentro del PSG francés y con la selección argentina, Leo Messi cambió radicalmente de alimentación en 2014 tras visitar a un nutricionista que, visto lo visto, es responsable de que el astro de la albiceleste aún dé guerra futbolística con 35 años.
En varias ocasiones, la estrella argentina ha recordado los malos momentos del Mundial 2014, donde sus arcadas prepartido dieron la vuelta al mundo. Después de aquellas escenas, no se volvió a repetir y buena parte de los culpables estaban en lo que comía, que también vino aparejado a una serie de lesiones musculares que no se volverían a repetir.
La ingesta cotidiana del argentino estaba cargada por entonces de azúcares como el chocolate, los alfajores, de bebidas edulcoradas y de dulce de leche, además de consumir fritos a menudo. Un comportamiento que cortó de raíz y que ahora deja claro que aquella lucha contra los azúcares y las harinas refinadas ha tenido éxito.
El boom proteico de Sergio Ramos
El sevillano Sergio Ramos, ahora compañero de equipo de Leo Messi en el París Saint Germain, es otro de esos ejemplos del corpore sano futbolístico y otro de los que justifican que a sus 36 años pueda seguir en la élite del fútbol.
Ejemplo de constancia, el central andaluz ya hablaba de una dieta proteica en su época en el Real Madrid, donde avalaba los entrenos en ayunas, el consumo de batidos proteicos y, sobre todo, ingerir luego proteínas de calidad como la del atún o la ternera, además de grasas insaturadas donde el defensa español mencionaba piñones, chía, aguacate y aceite de oliva.
La dieta paleo de Marcos Llorente
No llega a las edades del resto de mencionados, pero el futbolista Marcos Llorente, actualmente en el Atlético de Madrid, es otro de esos estajanovistas de la comida dentro del fútbol y uno de los ejemplos más recurrentes de la nueva hornada de jugadores preocupados por su alimentación.
El centrocampista madrileño ha explicado en varias ocasiones que sigue una dieta paleolítica, es decir, aquella en la que solo se pueden comer productos que un recolector primitivo pudiera obtener como carne, pescado, pollo o frutos secos. Fuera de esto quedan los lácteos, los azúcares y la ingesta de fruta, que solo consume en el desayuno.
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Además, entrena en ayunas y solo hace dos ingestas al día: comida y cena. Otro ejemplo de la dieta del fútbol que, con sus matices, adapta al siglo XXI, pues no pretendemos que Marcos Llorente tenga que salir a cazar su propia comida. Paleolíticos sí, pero sin pasarse.
Imágenes | Gtres / iStock
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