La historia del asador de pollos Real, en la localidad almeriense de Huércal de Almería, es de las que reconforta contar, pese a que refleja una realidad dramática social. Conscientes de las dificultades económicas que sufren muchos de sus propios vecinos, desde hace unas pocas semanas cada día preparan raciones de pollo asado que dejan en la puerta para quien más lo necesite, totalmente gratuitas.
Regentado por el matrimonio que forman Patxi Ramón y su mujer Cristina el asador lleva tres años ofrenciendo, además de pollos asados y a la parrilla, diversos platos caseros para llevar, ajustando los precios al máximo, conscientes de la difícil situación económica que estamos viviendo. Pero para algunos vecinos del barrio incluso era un lujo poder comprar alguna de sus raciones.
Todo empezó "por una mujer mayor del pueblo", contaba Patxi al programa Andalucía Directo; "por una mujer mayor que no tenía recursos y rebuscando en su bolso cinco euros, y así nació todo". Al darse cuenta de que había mucha gente necesitada de ayuda para poder comer caliente cada día, primero lanzaron un menú a cinco euros, hasta que otro encuentro motivó a la pareja dar un paso más.
"Vimos que sobre el día 15 o día 20 estas personas mayores ya no tenían recursos, venían incluso enseñando la cartilla del banco. Y un día con este hombre que vino con lágrimas en los ojos y muy apenado, de aquí del pueblo, decidimos sacar la mesa. No nos lo pensamos la verdad, yo saqué la mesa y allí se me echó un hombre a llorar".
Patxi se refiere a un albañil, vecino y conocido en el barrio, que acudió un día desesperado pidiendo algo de comer. Según cuenta a EFE, el enfado de la impotencia le llevó a prepararle una tortilla de patatas, y sacó la mesa para dejar más comida. Desde entonces dejan a diario varias raciones preparadas a las puertas del local, sin vigilancia, con un simple cartel que reza: "Si lo necesitas, cógelo. Sea cívico, si no lo necesita déjeselo a las personas más necesitadas".
La iniciativa tuvo rápidamente una gran acogida por parte de clientes y vecinos, que empezaron incluso a hacer donaciones y a comprar un pollo extra que dejaban también en la mesa. Cada día elaboran raciones a partir de entre ocho y doce pollos, sumando también algunos otros platos, como arroces o guisos caseros.
Al correrse la voz en la prensa local y las redes sociales más personas han podido beneficiarse de esta iniciativa solidaria, pero también se han topado con las trabas de la legislación. Y es que, según adelantaba El Diario de Almería, recibieron un aviso de próxima inspección de Sanidad, pues no está permitido dejar comida preparada sin refrigerar en el exterior.
Afortunadamente, las donaciones de vecinos y clientes han permitido que el asador adquiera una nevera de hostelería adecuada para poder cumplir con la normativa y que sus pollos y comidas solidarias no estén bajo riesgo sanitario, ni bajo amenaza de las autoridades.
Sacar la comida a la calle permite que quien pueda necesitarlo no tenga que afrontar la posible vergüenza o el apuro de pedir. Y, según afirma Patxi, nadie se lleva un pollo gratis por la cara si no lo necesita. Asegura, además, que mantendrán la iniciativa de por vida si es preciso, mientras la gente lo necesite.
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