La serie 'Succession', la última niña bonita de la cadena HBO, al menos en cuestión de crítica y premios, nos ha dicho adiós para siempre. Esta semana nos despedimos de los Roy en un largo capítulo lleno de grandes momentos entre los hermanos que no vamos a analizar aquí, pero hay una escena en particular que ha captado nuestra atención, culinariamente hablando. Aunque no precisamente por apetecible.
Ligeros spoilers a partir de aquí con mínimos detalles sobre el final de la serie.
Quien haya visto el capítulo titulado 'Con los ojos abiertos' (With open eyes) sabrá a qué escena nos referimos. Kendall, Shiv y Roman se reúnen sin planificarlo en la casa que su madre tiene en Barbados, donde el menor de los Roy huyó tras su debacle emocional en el episodio anterior. Tras unas primeras conversaciones tensas y diversos tiras y aflojas, los hermanos nos regalan un último momento de esperanza para la reconciliación familiar, y deciden celebrar su acuerdo asaltando la cocina materna.
El problema es que Caroline (Harriet Walter) no destaca precisamente por sus virtudes como anfitriona y menos como cocinera, por lo que la despensa deja mucho que desear. Comportándose como niños e imbuidos de la euforia del momento, Shiv (Sarah Snook) y Roman (Kieran CUlking) se lanzan a preparar a su hermano mayor a meal fit for a king ("una comida hecha para un rey") metiendo todo lo que encuentran en el vaso de una batidora americana.
Kendall (Jeremy Strong) rechaza la idea pero se ríe y termina por colaborar añadiendo ingredientes de su cosecha, para finalmente beberse el batido resultante de triturar todo. Más que smoothie, habría que hablar de mejunje, pues ya el color nos da una pista sobre el sabor repugnante que debía tener. Y si repasamos los ingredientes, nos queda aún más claro.
Leche desnatada, extremos de pan de molde congelado, líquido de relish Branston Pickle (un encurtido muy concentrado) caducado, mantequilla de cacahuete, huevos crudos con cáscara, salsa ranchera, alubias en lata con tomate, tabasco y cacao puro en polvo son básicamente los ingredientes que necesitaríamos para replicar el batido en casa, más un escupitajo, cortesía de Shiv.
Suena repulsivo y sin duda lo era, y Kendall se atreve a probarlo como haría un adolescente de fiesta. Pero aquí no tenemos trampantojos comestibles que lo sustituyan, una técnica habitual en el mundo audiovisual para evitar el mal trago a los intérpretes. Strong, como buen actor de método, ha confesado en el podcast oficial que se empeñó en beberse el smoothie tal cual, y así lo hizo.
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Eso sí, tras el primer trago tuvo varias arcadas y hubo que repetir la toma un par de veces, pero cumplió con su palabra. "Sí, me lo bebí. No habría sabido cómo no beberlo. [Kendall] Lo desea tanto con tanta fuerza que se va a beber lo que sea", cuenta, "pero era asqueroso".
Fotos | Sarah Shatz/HBO
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