A pesar de su multitud de beneficios para la salud, el principal motivo que mueve a millones de personas a beber café a diario es el poder estimulante que ejerce en el cerebro. Se asocia ese "subidón" que nos despierta y espabila a la cafeína, pero un reciente estudio apunta a que esos efectos van más allá del contenido en esta sustancia.
Investigadores de la Universidad de Minho y el Centro Clínico de Braga (Portugal) han descubierto que beber café logra activar y estimular ciertas zonas del cerebro que no son posibles de replicar mediante la ingesta única de cafeína aislada. El trabajo, publicado en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience, indaga en los mecanismos que se producen en el organismo ante el consumo de café o cafeína, que van más allá de mantenernos despiertos.
Están demostrados los efectos positivos que esta bebida puede tener en el rendimiento cognitivo y deportivo, ayudando a combatir el sueño y el cansancio y también estimulando el estado de ánimo. Sin embargo, la ciencia no tiene todavía claro cómo se producen exactamente esos efectos o por qué afecta de forma distinta a diferentes personas, más allá del grado de tolerancia que se desarrolla ante el consumo regular de café.
"Los consumidores habituales de café argumentan que se vuelven más despiertos y aumentan el rendimiento y y la eficiencia motora y congnitiva", señalan los investigadores, "sin embargo, estas impresiones subjetivas aún no tienen un correlato neurobiológico".
Con el fin de lanzar algo más de luz sobre estos mecanismos, se reclutaron a voluntarios que ya bebían habitualmente un mínimo de una taza de café al día, y se les pidió que se abstuvieran de ingerir cualquier sustancia con cafeína al menos tres horas antes del estudio. Después, se les sometió a dos escáneres cerebrales mediante resonancia magnética, antes y 30 minutos después de tomar cafeína o de beber una taza de café corriente, pidiéndoles que relajaran la mente.
El café nos prepara mejor para la actividad que solo la cafeína
Los resultados mostraron que en ambos casos se producía una disminución de la conectividad nerviosa que interviene en los procesos de introspección y autorreflexión, preparando mejor a los sujetos para pasar del descanso a la actividad física e intelectual. Pero lo interesante, según apuntan, es que solo tras beber café se aumentaba la conectividad de la red cerebral que controla la visión y partes implicadas en la memoria de trabajo, el control cognitivo y el comportamiento dirigido a objetivos concretos.
Es decir, solo bebiendo café los participantes estaban mentalmente más preparados para la actividad física e intelectual, respondiendo mejor a los estímulos externos y en un mejor estado de alerta general. Por tanto, concluyen la cafeína por sí sola no permitiría obtener todos esos efectos.
Estos resultados abren nuevas vías de investigación para explorar los factores implicados en los efectos neurológicos del café. El trabajo, en el que han participado investigadores españoles del Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología de la Universitat Jaume I, apunta además que es necesario indagar en cuestiones como el síndrome de abstinencia, el efecto placebo o el placer que puede generar el café como experiencia subjetiva, por ejemplo mediante el olor.
El trabajo también apunta hacia los potenciales beneficios que puede tener el café sobre las bebidas energéticas, que solo replican el contenido en cafeína, incluso aunque este sea muy superior. Además, no hay que olvidar que el café también es fuente de antioxidantes y puede tener efectos beneficiosos en el sistema cardiovascular o reducir el riesgo de mortalidad.
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