Cada año se queman 40 millones de toneladas de plumas de pollo. La ciencia quiere usarlas para generar energía limpia

Investigadores han descubierto cómo convertir los residuos de plumas de pollo en energía no contaminante

La industria alimentaria es un pilar básico para la población mundial que debe adaptarse también al reto de frenar el cambio climático para lograr un futuro sostenible. Uno de los problemas que atañen a este sector es la cantidad de residuos y subproductos que genera, también las producciones avícolas. Del pollo se aprovecha casi todo, pero las plumas no. Y algo hay que hacer con ellas.

Se estima que cada año se incineran unos 40 millones de toneladas de plumas de pollo procedentes de granjas y plantas de producción avícola en todo el mundo. Como consecuencia, se liberan grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, generando además gases tóxicos como el dióxido de azufre.

Para reducir esas emisiones y aprovechar un subproducto hasta ahora desechado, investigadores de la Escuela Politécnica de Zúrich y de la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur (NTU) han desarrollado un sistema para reconvertir esas plumas en energía limpia no contaminante.

El proceso consiste en extraer la proteína de las plumas, la queratina, para convertirla en unas fibras ultrafinas (fibrillas amiloides), que se utilizan después para desarrollar la membrana de una pila o célula de combustible.

Estas pilas, que son capaces de generar energía a partir de hidrógeno y oxígeno sin liberar CO2, solo calor y agua, pueden ser una fuente energética sostenible clave en el futuro, pero hasta ahora las membranas internas de las mismas se fabricaban con productos químicos tóxicos.

ETH Zurich / NTU

Lo que proponen los investigadores es aprovechar un residuo de la industria alimentaria para crear membranas igual de eficaces, mucho más baratas y no contaminantes, evitando así además la quema y desperdicio de las plumas.

Raffaele Mezzenga, catedrático de Alimentación y Materiales Blandos de la ETH, lleva años trabajando para dar salida a los residuos alimentarios como sistemas de energías renovables. Con este trabajo, afirma, cierran un ciclo: "Con nuestra nueva tecnología no sólo se sustituyen las sustancias tóxicas, sino que también se evita la liberación de CO2, disminuyendo el ciclo global de la huella de carbono".

Aunque este proyecto aún necesita una mayor investigación para concretar la resistencia y durabilidad de la membrana de queratina, ya se ha presentado una patente conjunta y esperan encontrar inversores para llevar al mercado su tecnología en un futuro cercano.

Fotos | tawatchai07/Freepik - ETH Zurich / NTU

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