Creo que todos tenemos claro o relativamente claro que hay una diferencia importante entre los precios que se le pagan a un agricultor por sus productos y los que acaba pagando el cliente cuando compra naranjas, cebollas, ajos, sandías o lechugas en mercados, fruterías y supermercados.
Sin embargo, puede que no sepamos cuál es la diferencia entre el precio en origen y la diferencia del precio en destino en la mayor parte de las ocasiones. Cada día es más evidente que existe una desconexión entre lo que supone producir un alimento, como puede ser cualquier tipo de hortaliza o vegetal, y lo que finalmente se traslada a ese consumidor final.
Tanto, como para que comprobemos que hay algunos productos más o menos habituales de nuestra lista de la compra, en los cuales hay un margen que podríamos considerar quizás asumible, mientras que hay otros en los cuales la diferencia entre lo que se le paga el productor y lo que acaba abonando el cliente final es sencillamente abismal.
Además, en muchas ocasiones no tiene tanto que ver con el precio total de lo que se paga tanto el productor como el que acaba repercutiendo en el cliente final, sino en el margen porcentual que hay entre ambos mundos.
Precisamente algo que denuncia mensualmente la asociación agrícola COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), cuando presenta el índice de precios en origen y destino de los alimentos, una tabla en la que figuran tanto productos de agricultura como de ganadería, y la traslación que tienen los precios que se pagan por kilo en origen frente a lo que se acaba pagando en destino.
Y que, por ejemplo, hace que en el pasado mes de febrero, haya al menos cinco productos cuya diferencia porcentual entre lo que se paga al agricultor y lo que acabas pagando en una tienda supera el 500%.
En este sentido, el triste liderato corresponde a la cebolla, por la que se paga en tienda un 622% más de lo que acaba en el agricultor (de 0,23 €/kg a 1,66 €/kg); seguido de lejos por la aceituna de mesa, con un 541% (pasando de 1,19 €/kg a 7,63 €/kg) y cerrando el podio el ajo, donde el hortelano ve 1,19 €/kg para que luego lo acabes comprando por un precio medio de 7,61 €/kg, es decir, una diferencia porcentual de 539%.
Ligeramente por detrás, dos cítricos de temporada cierran el quinteto de mayores distancias. Por un lado, el limón, cuyo precio en origen es de 0,37 €/kg para luego venderse por 2,33 €/kg, mientras que la naranja pasa de ser pagada a 0,31 €/kg para el agricultor y llegar a los 1,95 €/kg en las tiendas, lo que supone una diferencia porcentual del 529%.
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