Casi como si se tratase de oro… Así ha estado la patata en Canarias durante las últimas semanas, alcanzando precios por kilo que superaban los cuatro o cinco euros. Un precio que, como explica Theo Hernando, secretario general de la Asociación de agricultores y ganaderos de Canarias, "es desorbitado" y con el que "también se ha especulado".
De fondo, un diminuto escarabajo que ha puesto en jaque a los importadores canarios, que dependían de la patata que llega de Reino Unido para abastecer al mercado local en los meses finales del verano.
El bicho en cuestión es el Leptinotarsa decemlineata, conocido popularmente como escarabajo de Colorado y que constituye una de las plagas más complejas de atajar para la patata. Su aparición, mínima y por vez primera tras casi medio siglo, en el británico condado de Kent (en el sudeste del país), supuso cerrar las puertas canarias a la patata que provenía de Reino Unido.
Sí, de todo el Reino Unido, a pesar de que no ha habido una afección gravísima y que, como explica Hernando, "la patata de semilla [la que se usa para plantar] que recibimos de ellos es de Escocia y País de Gales, además de Irlanda".
El escarabajo que cerró la puerta canaria a la patata británica
Sin embargo, el cerco fue total a toda patata que proviniera de las Islas Británicas. Por ponerlo en contexto, el condado de Kent, donde se produjo el único caso, está a más de 600 kilómetros de distancia de Escocia y a más de 300 kilómetros de Gales. No obstante, el bloqueo de las salidas de patata británica fue total.
Por fortuna, antes de que la sangre llegue al río, ha aparecido una solución que satisface a los agricultores canarios y a las administraciones públicas y que pasan por ser más cauto con las importaciones que llegarán de Reino Unido. Cantidad que, explica Hernando, secretario general de Asaga-Asaja Canarias, "supone el 90% de las importaciones de patata de las islas". Además, en un momento especialmente crítico del año, como también comentaban en Xataka.
La patata británica satisface una necesidad puntual del mercado canario, que se produce entre septiembre y diciembre, el período donde no queda patata local y se debe recurrir a la importación. En circunstancias normales, Canarias produce el 70% de las patatas que consume, pero depende puntualmente de patata exterior y es la británica la que llena ese vacío.
Una solución a gusto de todos en un par de semanas
El problema es que el episodio del escarabajo de Colorado ha estallado justo en el momento clave para entender esta relación. Por fortuna, como explica Theo Hernando, parece que en cuestión de una o dos semanas las aguas volverán a su cauce.
La aparición en el campo inglés de este escarabajo surge en un momento crucial de dependencia para el mercado canario de la patata.
¿Cómo? "Asegurando que las papas, tanto las de consumo como las de siembra, vengan con menos suciedad, ya sean rastrilladas o lavadas, con lo que se evitará que el bicho viaje", indica Hernando, mientras avanza el resto de medidas que las administraciones han tomado y que satisfacen los intereses de los agricultores canarios, aunque suponga pagar algo más cara la patata. "Es algo que no nos podemos permitir, aunque sea un poco más cara, pero no puede entrar el escarabajo en las islas".
Lo dice con el conocimiento de causa del que ya sabe que Canarias ve como sus patatas están afectadas algunos años por la polilla guatemalteca, la otra gran plaga de esta solánacea fundamental. "Hay años que perdemos el 60% de la cosecha y además nos impide exportar. Si aparece el escarabajo, devastaría nuestro cultivo", apostilla. A ello, sumemos una situación hídrica en las islas.
Retomar la importación y aumentar el control
Sin embargo, es optimista y recuerda que el escarabajo sólo se ha producido en un caso mínimo en el condado de Kent. Por establecer un paralelismo geográfico, sería como presentar un caso de una epidemia en Madrid cuando el producto que se consume proviene de Almería.
Insisten en las medidas sanitarias para que la patata llegue lo más limpia posible.
Un auténtico disparate al que se va a poner remedo y que además implica otra serie de medidas, que Hernando enumera: "Contenedores más limpios, por si en un contenedor entrasen varios lotes y, sobre todo, que la papa no se ensaque en tierra, sino que se haga en naves, porque el bicho tiene un ciclo vital bajo tierra y porque afecta a la mata, no al fruto. Si se ensaca en planta y en sacos nuevos, teniendo además un mayor control de trazabilidad de las patatas y evitando que venga de Kent y sus alrededores, no habrá problemas".
La solución además llega en un momento clave para el agricultor canario. La conocida como patata de semilla, que es la que usará para sus plantaciones, es fundamental a partir de los meses de diciembre y enero, cuando se comienza a sembrar la patata que autoabastecerá a las islas.
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Mientras tanto, las Islas Canarias han estado capeando el temporal a costa de patatas que venían de otros países, "pero que no eran de la misma calidad", con orígenes como Israel o Egipto, que "ya era patata vieja" y que además no se podían disponer en la misma cantidad de lo que suponía el suministro británico.
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