La manera de colocar los productos en los supermercados no es algo que se deje al azar, pues influye en nuestras decisiones de compra. Es una estrategia básica de marketing que los comercios aprovechan a su favor para aumentar la ventas, pero que también afecta a la salud de los consumidores. Así lo señala un reciente estudio piloto publicado por PLoS Medicine, cuyos responsables aseguran que el diseño de estas grandes superficies puede ayudar a mejorar la dieta de la población.
Con el objetivo de analizar el papel real que puede jugar el diseño de los supermercados en las estrategias de promover una alimentación saludable, el estudio, realizado por la Universidad de Southampton (Reino Unido), ha comparado la compra de varios productos en distintos locales de una misma popular cadena británica, después de modificar el diseño de la mitad de ellos.
Son numerosos los estudios que ya han ido apuntando a cómo los consumidores somos muy influenciables en el momento de la compra, pues a menudo compramos por impulsos y tomamos la gran mayoría de las decisiones en el mismo comercio. La psicología del comprador es aprovechada por los comerciantes para, por ejemplo, colocar los productos de primera necesidad muy alejados, obligándonos a recorrer todos los pasillos de la tienda, o situar golosinas y snacks muy tentadores en la línea de cajas.
Ya en el año 2018 otra investigación británica publicada en el mismo medio señalaba la necesidad de retirar los dulces y patatas fritas de las inmediaciones de las cajas para reducir la cantidad de alientos insanos que tanto llenan las cestas de la compra, especialmente en el caso de Reino Unido, donde los índices de obesidad y problemas sanitarios derivados son uno de los grandes problemas actuales.
Frutas y verduras más visibles, compra más saludable
En este nuevo estudio piloto, los investigadores han trabajado en seis comercios de la cadena Iceland Foods Ltd, muy popular por sus precios bajos y grandes descuentos, frecuentada por las clases más desfavorecidas y familias de rentas bajas en Reino Unido. Para ello, modificaron el emplazamiento de dulces, frutas y verduras frescas, colocando los primeros lejos de las cajas, y los productos frescos más cerca las mismas.
Tomando como muestra a 150 mujeres de entre 18 y 45 años con una tarjeta de fidelidad de la cadena, por su importancia a la hora de definir la dieta también de los niños y toda la familia, el estudio mostró que después de varios meses habían aumentado las ventas de vegetales frescos, y disminuido la de ultraprocesados de confitería.
El trabajo, liderado por las investigadoras Christina Vogel y Janis Baird, concluye así que modificar el diseño de los supermercados puede ayudar a tomar decisiones de compra más saludables y modificar los hábitos de la población hacia las recomendaciones dietéticas que se promueven desde el gobierno británico. "Los hallazgos de nuestro estudio sugieren que un diseño de tienda más saludable podría llevar a que se vendan casi 10.000 porciones más de frutas y verduras, y aproximadamente 1.500 unidades menos de dulces a la semana en cada tienda", declara Vogel.
El modelo tradicional de gran hipermercado, además de colocar esos "caprichos" impulsivos en las cajas, solía colocar los productos frescos lejos de la entrada, aunque es un diseño que está cambiando. Bien por logística, bien por una apuesta por fomentar la venta de vegetales frescos, cada vez son más las grandes cadenas que están apostando por exponer las frutas y verduras muy próximas a la entrada.
Los consumidores españoles cada vez compramos más productos frescos y todavía preferimos hacer estas adquisiciones en las tiendas físicas, siendo el gran reto al que se enfrenta el comercio online. Expertos del sector recomiendan a las empresas no solo facilitar el acceso al consumidor, también cuidar la calidad, presentación y colocación de los mismos, con el fin de fomentar sus ventas.
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