Un debate recurrente en las redes sociales que despierta encendidas batallas dialécticas es el que atañe al agua del grifo o, más concretamente, dónde se puede disfrutar de la mejor de España. El agua de Madrid tiene fama de ser la de más calidad y muchas marcas hacen gala de ello, pero los datos muestran otra cosa muy distinta. Otra cosa es el gusto adquirido.
La polémica suele reavivarse cuando se recupera el último informe publicado por la OCU con los resultados del año 2014, que ya van quedando algo atrás en el tiempo, pero que siguen vigentes y válidos como fuente para comprobar la calidad del agua en nuestro país. Algo que no está de más recordar en pleno verano, y más aún desde que ya tenemos derecho a pedir agua gratis en restaurantes y bares, por mucho que la hostelería no está tan conforme.
La industria nos ha querido convencer de que el agua embotellada es mejor, cuando en realidad no supone ninguna ventaja a nivel de salud y además tiene graves consecuencias para el medio ambiente, por mucho ahora le hayamos declarado la guerra al plástico; el vidrio tampoco es un material mágico que desaparezca solo, y los envases 100% reciclados siguen sin ser la panacea.
Pero además, como señala la propia OCU, consumir agua embotellada en lugar de recurrir a la del grifo puede suponer un desembolso excesivo para cualquier familia, y totalmente inncesario. El problema es que el agua, en muchas regiones, tiene un regusto extraño o directamente sabe a rayos, a pesar de que su seguridad para el consumo humano esté garantizada.
Para comprobar que el agua de todo el país es apta para el consumo, y determinar el nivel de posibles contaminantes y su calidad higiénica, la OCU tomó muestras de 62 municipios para ser analizadas en el laboratorio. Entre esas muestras se incluyeron, además de las 50 capitales de provincia, 12 localidades medianas y pequeñas, que pueden tener sistemas de agua de inferior calidad o más obsoletas.
Los resultados mostraron que el agua analizada es de calidad excelente en 19 localidades y buena en otros 36 municipios, pero Madrid no destaca entre las tres mejores que encabezan el ranking. Según la OCU, el mejor agua se puede disfrutar en Burgos, San Sebastián y Las Palmas. Son aguas que destacan porque saben bien y tienen un bajo nivel de cal, con una mineralización muy débil.
En la otra cara de la moneda la organización localizó deficiencias en siete localidades, aunque sin llegar a ser no potables: Lebanza, Ciudad Real, Palma de Mallorca, Arándiga, Barcelona, Huelva y Logroño. En ellas se encontraron defectos como la presencia de microorganismos, contaminación fecal, excesiva dureza o diversas bacterias.
Como la propia OCU señaló ya en su momento, "la calidad final del agua del grifo depende de cómo se trata para hacerla potable, de la fuente de abastecimiento y también de las instalaciones interiores del edificio". Esto hace que no sea una calidad constante a lo largo del año, pues la metereología asociada a las estaciones también le afecta.
En conclusión, toda el agua que sale del grifo en España es potable y apta para el consumo, pero no en todas partes tiene los mismos niveles de calidad y puede saber diferente. Si te parece mejor una que otra puede ser ya cuestión de costumbre o mero gusto; recordemos además que puede influir en el sabor de la comida y bebida que preparemos con ella.
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