La alerta sanitaria notificada por la AESAN relativa a un lote de galletas retirado del mercado ha generado un interés especial por tratarse de un caso singular y poco frecuente. En el producto se detectó la presencia de dos alcaloides, pero es uno de ellos el que más llama la atención cuando indagamos qué son, ya que la escopolamina se conoce más popularmente como burundanga.
Esta denominación ya nos sonará más por su aparición en los medios asociado a noticias de sucesos de drogadicción y sumisión química, a veces exagerando los supuestos efectos de una sustancia de origen natural que emplea en usos clínicos. Burundanga es un término afrocubano y hace referencia a un brebaje elaborado con una infusión de las flores de varias solanáceas, especialmente estramonios, belladona, escopolia y mandrágoras.
La infusión actualmente se consume con fines recreativos, aunque antiguamente estaba más ligada a rituales chamánicos y de brujería por los efectos hipnóticos y sedantes que produce. En dosis pequeñas y controladas se emplea en medicina para tratar afecciones como mareos, espasmos, enfermedades como el párkinson o dolores en situaciones específicas, siempre bajo estricto control médico.
Se considera una sustancia de alta toxicidad que en dosis sin controlar puede provocar estados de confusión, dilatación de las pupilas, taquicardias, desorientación, convulsiones, agresividad, arritmias, psicosis y amnesia, pudiendo llegar hasta el coma o, en casos graves y extremos, la muerte.
Cómo pueden contaminarse unas galletas industriales
En este caso no hubo nadie contaminando el desayuno con droga, como le ocurrió al legendario José Tojeiro. Que unas galletas producidas a nivel industrial por una empresa del calibre de la francesa Gerblé acaben contaminadas con una droga alucinógena puede sonar a algo digno de un guion de película, pero la realidad es más mundana.
Como bien explica la biotecnóloga y divulgadora científica Azucena Martín, el origen de todo está en una de esas plantas mencionadas que contienen escopolamina, Datura stramonium, que crece de forma silvestre en los campos de regiones de climas templados de todo el mundo. Se considera una mala hierba que aparece también entre los cultivos humanos, dando lugar a la contaminación accidental.
Como señala Martín, ya se han dado otros casos de contaminaciones de semillas de Datura stramonium en semillas de plantas de consumo humano como el girasol, la soja, el alforfón, el mijo o, y aquí está la clave de nuestro caso, el maíz y el teff. Las galletas retiradas del mercado son sin gluten, elaboradas con harina de maíz, de teff y de arroz.
Según apuntan también Daniel Trenado, agricultor y biólogo y el químico J.M. Montenegro, las semillas de teff son más problemáticas porque se parecen más a las de belladona y estramonio, y son mucho más difíciles de separar mecánicamente que las del maíz.
Evitar en la industria alimentaria al 100 % la contaminación o presencia de cualquier elemento que pueda ser potencialmente peligroso para el consumidor es prácticamente imposible. De ahí la importancia de los controles obligatorios y autocontroles que llevan a cabo las propias empresas, y del buen funcionamiento del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) a nivel europeo.
Come seguro comiendo de todo: Una guía para comer sin riesgos y evitar los errores más frecuentes que cometemos en la cocina (No Ficción)
Fotos | wirestock - Forest & Kim Starr - Corin Royal Drummmon
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