Aunque en Occidente el hecho de que los chinos comen perro suele usarse como un tropo racista, lo cierto es que es un tema que divide enormemente al país. En las grandes ciudades es muy difícil encontrar carne de perro en los restaurantes y es una práctica considerada, en general, como algo más bien paleto de las zonas rurales.
Por eso ha causado una enorme polémica el caso de un perro que, durante el Año Nuevo Chino, se escapó del hotel para mascotas en el que se encontraba y acabó siendo devorado por los operarios de la autopista en la que había sido atropellado.
Durante esta festividad, China se paraliza y hay desplazamientos masivos de millones de personas que van a visitar a sus familiares o se marchan de vacaciones. Es, por tanto, la época alta para los hoteles de mascotas, que están abarrotados durante la festividad.
Como cuenta Zoey Zhang en South China Morning Post, una mujer alojó a su perro, Yi Yi, en uno de esos establecimientos en Shenzhen, en el sur de China, mientras estaba de vacaciones en las Maldivas.
Su dueña, de nombre Li, ofreció en la red social Red Note una generosa recompensa de 50.000 yuanes, que al cambio son alrededor de 6.500 euros, para quien encontrara a su perro, que se escapó de la residencia –en teoría estaba vallada– asustado por los fuegos artificiales, muy típicos durante las fiestas, aunque en muchas ciudades se suponen que están prohibidos. Pero ese mismo día reveló que el can había deambulado por una autopista de Shenzhen hasta ser atropellado por un automovilista, que lo dejo tirado en la cuneta.
Fotos de Yi Yi que su dueña compartió en la red social Red Note
De la cuneta a la olla
Si la historia hubiera acabado aquí no habría llegado siquiera a la prensa local, pero esta semana el periódico chino The Paper accedió a las imágenes captadas por las cámaras de la carretera. Entonces comprobaron como, tras el atropello, dos trabajadores de la empresa que se dedica al mantenimiento y vigilancia de las autopistas recogieron al perro, lo llevaron hasta sus oficinas y lo guisaron.
Yi Yi cundió bastante: comieron de él ocho operarios, una circunstancia que ha sido reconocida por la propia empresa.
Un representante de la compañía ha declarado que cuando dos de los vigilantes encontraron al perro, no mostraba signos de vida y tenía la lengua colgando. “Los dos trabajadores siguieron las regulaciones al tomar fotos en el lugar y subirlas al sistema de la empresa”, ha declarado.
Pero, una vez hechas las formalidades, llevaron al interfecto a la cantina, donde lo preparó el cocinero del centro de trabajo. “Asumieron que era un perro callejero y, como ya estaba muerto, decidieron manejarlo en privado”, certifica el portavoz de la compañía.
La compañía ha expresado su pesar por el incidente y ha prometido medidas estrictas contra los empleados involucrados, ya que, desde 2020, en Shenzhen está prohibido el consumo de gatos y perros. Fue, de hecho, una de las primeras ciudades chinas en prohibir la práctica.
El 8 de febrero, la dueña del perro actualizó su publicación en las redes sociales, afirmando que los empleados involucrados habían violado las leyes de seguridad alimentaria y estaban bajo investigación, anunciando sus planes de demandar a su compañía.
Imágenes | Red Note/Minh28397
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