España sigue sin tener suerte en Bocuse d'Or, el considerado como la mejor y más difícil competición de cocina profesional del mundo. Un certamen puesto en marcha en 1987 por el mítico chef Paul Bocuse, que tradicionalmente ha estado dominado por franceses y nórdicos. Se ha repetido el cuento este año, con el equipo danés como flamante ganador europeo, quedando los españoles en última posición.
Llegar a la final ya tiene mérito pues no es nada fácil emprender el camino que conduce al televisivo escenario donde tiene lugar la exhibición, un verdadero show con gradas de público que no dudan en animar con banderas, gritos y aplausos a sus equipos nacionales, como si de una final de Champions se tratara. Quienes hemos podido asistir a uno de estos eventos en vivo podemos dar fe de que es todo un espectáculo en el que los españoles nos sentimos un poco como pez fuera del agua.
La selección nacional ha quedado por tanto muy lejos de lograr un pase para la gran final mundial, que, como es tradición, se celebrará en Lyon en enero del año próximo. Junto a Dinamarca, competirán por conseguir el título mundial Suecia y Noruega; un podio nórdico que confirma que este certamen está hecho a medida de la particular cocina que hereda los cánones de la nouvelle cuisine en la que los profesionales de los países del norte de Europa son expertos.
Poco ha podido hacer el equipo liderado por el valenciano Carlos Julián Martínez, chef ejecutivo del Restaurante Ampar ( Valencia), cerrando la clasificación de la semifinal europea al quedar en la vigésima y última posición.
El modus operandi de este concurso espectáculo es siempre el mismo, una carrera frenética, larga y agotadora para elaborar los platos que los jueces prueban y valoran en directo con muy poca manga ancha, siendo además vigilados en todo momento por el jurado técnico que valora aspectos como el orden y la limpieza.
A lo largo de 5 horas y 35 minutos, cada equipo, formado generalmente por un chef representante y tres cocineros más jóvenes, debe elaborar un menú de dos platos, de carne y pescado, en el que cualquier mínimo error se paga muy caro. Cada edición comienza con las pruebas nacionales para elegir al participante de cada país, celebrándose después semifinales continentales de las que salen los definitivos finalistas.
A los tres países que han logrado ocupar el podio europeo en Trondheim (Noruega) se suman así siete más que estarán en la final de Lyon los días 26 y 27 de enero de 2025: Dinamarca, Suecia, Noruega, Reino Unido, Francia, Hungría, Italia, Islandia, Eslovaquia y Finlandia. España tendrá que esperar un poco para volver a probar suerte, aunque vista nuestra trayectoria en este certamen quizá cabría replantearse si merece la pena seguir jugando.
Imágenes | Berre
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