En su concurso de pesca de este cefalópodo el tamaño sí que importa y mucho, ya que hay que atrapar los mayores ejemplares en la zona
Para muchos Salou es sinónimo, simplemente, de playa y descanso vacacional, pero este afamado pueblo del litoral de Tarragona es mucho más que un lugar de verano para miles de turistas que lo visitan cada año.
Su puerto pesquero, ya desde el siglo XVI era una parada obligada entre quienes deseaban comprar buen pescado, y (pese a ser un título bastante desconocido) uno de sus productos estrella ha sido siempre la pesca de calamar.
Este producto es el protagonista de unas jornadas gastronómicas que se esmeran en presentar este pescado con toda la justicia y dignidad que merece y que quieren reivindicar este pasado fundacional de una villa a la que poco le queda de entonces.
Así, aunque no es para nada el Juego del Calamar, la localidad también conocida por las despedidas de soltero y a la fiesta, saca pecho un evento en el que los participantes se disputan el hallazgo del mayor ejemplar de calamar.
Un destacado pasado pesquero
En cuanto a su pasado pesquero, el historiador Josep Maria Recasens ya explica en su tratado Noticias sobre la pesca y los pescadores de Tarragona en los siglos XVI y XVII que hacia 1595 había en esta localidad una almadraba, en la que se usan redes para recoger peces y seleccionarlos y descartarlos.
Incluso aunque parezca hoy imposible, en esta zona había episodios de piratas. Según relata esta misma documentación, los pescadores eran la presa más fácil de los piratas de rapiña.
Como es lógico, los pescadores de Tarragona no eran, evidentemente, ninguna excepción, y de hecho, se dio todo lo contrario. Una de estas rapiñas sucedió en 1597, en las calas de Salou, donde apresaron a 29 personas.
Pues bien, también en esta época, según consta en los registros del pescado vendido en las lonjas de la zona, ya había calamares, entre otras tantas delicias del mar.
No es baladí que este cefalópodo estaba llamado a ser uno de los símbolos gastronómicos de esta cultura a través de los años, y especialmente en la época moderna, donde cualquier vestigio pasado es honrado con gran entusiasmo para conseguir un nuevo relato turístico.
Casi 50 años de competición
Así, en honor a este cefalópodo, desde la localidad organizan un Concurso de pesca del calamar a finales de año, que se ha convertido en una de las fiestas más antiguas que se celebran en Salou, con 48 años de trayectoria.
Aquí el tamaño sí que importa y mucho, de manera que no es poca broma la necesidad de fichar los mayores ejemplares en la zona, dando la victoria a quienes logran extraer al mayor monstruo marino.
En este concurso hay un premio para la embarcación que suma más puntos durante la semana, y otro reconocimiento, a cargo del Club Náutico de Salou, para la que captura el calamar mayor. También hay un premio que otorga la Sociedad de Pesca Deportiva de Salou, para la captura de calamares más abundante.
La finalidad de esta fiesta, que tiene un carácter lúdico y con trofeos simbólicos, es mantener viva la tradición del pasado pescador de la villa, rememorando los tiempos en que Salou era un pueblo pesquero y la captura del calamar era un must have.
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Además, la temporada de este cefalópodo está ahora llegando a su fin, ya que suele terminarse a finales de enero, pero, según el tiempo, puede durar hasta entrada la primavera. Así que es buen momento para aprovechar un bocado de esta delicia marina.
Foto | Freepik, Julia Volk/Pexels y Ronny Siegel/Pexels.
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