Estos son los argumentos de una americana que ve "inflexibles" a los españoles con su hora de comer

Qué placer es comer a las cuatro de la tarde el fin de semana y que la sobremesa se alarguen tanto que la comida se convierta también en cena, un placer que obviamente no es compartido por todos.

Una estadounidense acaba de compartir con sus compatriotas lo que para ella es un choque cultural: el de no poder negociar a qué hora se come con sus amistades en España.

Danielle Grobman empieza explicando que es una americana viviendo en España y que no se había dado cuenta hasta ahora de algo que está muy profundamente arraigado en la cultura española, y son los horarios de las comidas.

“Como americano, nadie te prepara antes para esto”, explica, y insiste en que los españoles se toman muy muy en serio estos horarios de las comidas, pese a que es algo conocido que los españoles son gente que comen tarde.

“Comer tarde no es negociable”, lamenta la norteamericana, que explica que al intentar buscar un horario intermedio con sus amistades resulta muy complicado porque para ella, tarde son las 22 horas, y critica: “¡Aquí temprano son las 22 horas!”.

Según prosigue, tiene amigos que le dicen de ir a comer por ahí, y ella asiente pensando que irá a cenar a las 18 horas. “Entonces me dicen, 'de acuerdo, quedamos a las 23 horas'”. A esa hora, asegura, que sus dientes ya están lavados, su pijama puesto y está lista para irse a la cama.

Según añade, no se trata de criticar la cultura de nadie, sino de subrayar cómo de "inflexibles" son los españoles en este sentido en cuanto a los horarios. “En Estados Unidos, si quiero comer antes o después, la gente es flexible”, asegura.

Sin embargo, si le pides a un español cenar a las 18 horas, directamente “te deportan” y es algo que no es en absoluto negociable. “No entiendo a qué se debe, estoy muy perdida”, agrega.

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