La organización constata un excesivo grado de procesado: ocho emplean grasas diferentes a la de cacao y tres añaden jarabes de glucosa
A las puertas de San Valentín no está de más preguntarse sobre la calidad de los bombones que compramos en el supermercado, y así lo ha hecho la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) con la intención de guiar la compra de sus seguidores.
La entidad ha analizado hasta 11 cajas de bombones de venta en grandes cadenas con diferentes rellenos y sabores, y su primera conclusión es un excesivo grado de procesado: ocho emplean grasas diferentes a la de cacao (como la palma, el palmiste, la shea, el coco, o la grasa láctea) y tres añaden jarabes de glucosa.
En la prueba de degustación realizada por un panel de expertos pasteleros, la OCU ha apreciado además grandes diferencias, lo mismo que en el precio. Frente a valoraciones de cata que apenas superan el aprobado, otras son buenas o incluso muy buenas, como sucede con los dos productos con mejor calificación global.
Los mejores y peores
El estudio constata que Ferrero Rocher es la mejor de las opciones con una valroación de Muy buena calidad. Su precio es de 5,89 euros los 200 gramos (29,45 euros el kilo).
Los expertos han valorado que es un bombón de agradable presencia. Una bola de chocolate con leche con trocitos de frutos secos que baña un fino barquillo relleno de praliné de avellana. Se caracteriza por tener un sabor equilibrado y una buena textura.
El segundo mejor valorado, como Buena calidad, es Pocket Coffee espresso, también del grupo Ferrero. Con un precio de 4,89 euros los 225g (21,73 euros el kilo), responde al tradicional bombón relleno con una fina capa de chocolate negro, y un interior de cremoso con café azucarado. Se caracteriza por la potencia de sabor y su cuidada capa de chocolate exterior.
En el otro extremo, el peor valorado es Nestlé Caja Roja, con la clasificación de Mala Calidad. Aunque los expertos han destacado su variado surtido, estos bombones a 11,99 euros el envase de 250 gramos (es decir, 47,96 euros el kilo) han dado malas notas a este bombón en cuanto a calidad nutricional, grado de procesado y calidad de los azúcares y de las grasas.
Aspecto, precio y calidad
Este análisis ha tenido también en cuenta el etiquetado y el aspecto de los bombones. El ultraprocesado afecta sin duda a la calidad del bombón, pero también lo hacen el propio diseño del producto (cuando la cubierta de chocolate que rodea el relleno es demasiada gruesa), el exceso de azúcar (que anula el sabor del cacao) o el “Fat Bloom”, unos puntos blancos de grasa que aparecen por mala conservación, aspectos que se valoran en las pruebas de degustación realizadas por el panel de expertos.
El coste de la caja de bombones ha sido otro factor a tener en cuenta, ya que hay significativas diferencias entre las marcas seleccionadas: de 17,50 a 52,38 euros el kilo. Lo mismo ocurre con su aporte nutricional, ya que entre las cajas analizadas hay todo tipo de rellenos: praliné, café, coco, licor, unas veces de la misma variedad, otras veces mezclados.
En este análisis la OCU ha valorado sobre todo la composición, a partir de la que determina qué productos son los mejores, los que tienen un mejor perfil nutricional, por el tipo de grasas, azúcares, aditivos, el grado de procesado del producto. Además, también ha resultado definitiva la opinión de un panel de expertos pasteleros que han catado todos los productos para valorar los mejores por su sabor, olor y textura.
Como es de esperar los bombones, productos con mucha grasa y azúcar, presentan una elevada densidad energética) de media, un bombón de unos 10 g tiene unas 58 kcal. Pero el problema no es ese valor energético, sino sobre todo que proceden de las grasas y el azúcar.
Grasas más baratas
La base de un bombón debería ser la manteca de cacao y el azúcar, pero ocho de los 11 bombones del análisis sustituyen parte de la manteca de cacao por otras grasas más baratas, como la palma, el palmiste, el coco o la grasa láctea.
En los casos más llamativos hay hasta cuatro grasas diferente, lo que se da en tres de las 11 muestras, así como sustituir parte del azúcar por jarabes de glucosa. Rebajar el contenido en azúcar o manteca de cacao sustituyéndolo por alternativas más baratas (y de peor calidad) pasa factura al conjunto del dulce: estos productos resultan menos valorados en la degustación.
La degustación, determinante
Independientemente de nuestros gustos, de si preferimos chocolate con leche o negro, un bombón sencillo o uno relleno, el praliné o el licor, hay una serie de propiedades que definen lo que es un buen bombón.
Estas características son el color brillante y la superficie lisa con ausencia de puntos blancos que reflejen la cristalización de la grasa. Si tiene relleno, debe contar con una fina capa de chocolate que lo recubra, que se funda en la boca lo antes posible y libere el relleno. En cambio, si no tiene relleno, debe fundirse el chocolate en la boca.
El relleno debe ser agradable, sin exceso de dulzor ni exceso de grasa. En cualquier caso, se debe apreciar el sabor del cacao. Pero lamentablemente, no siempre se cumplen estos requisitos: a veces la grasa ha cristalizado, o el chocolate es demasiado grueso y no consigue fundirse en la boca, o bien es tan dulce que no se aprecia la manteca y el sabor a cacao.
Foto | Wirestock/Freepik, Ferrero y Freestocks.org/Pexels.
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