Una nueva investigación arroja nuevos datos sobre la vía de transmisión del virus entre las vacas lecheras que tiene en alerta a Estados Unidos y preocupa a Europa
Un estudio de infección experimental publicado en la revista Nature confirma lo que ya se sospechaba desde hace meses: el virus de la gripe aviar H5N1 en una vaca afectada se acumula en la leche y las ubres, pudiendo contagiar a otras vacas de la misma granja a través del proceso de ordeño.
La vía de transmisión respiratoria no es por tanto ya la principal causa de contagio entre animales, y se cree que las primera vacas se contagiaron al comer hierba o beber agua contaminada por aves migratorias infectadas.
Desde que se detectó el pasado mes de marzo un brote de influenza aviar altamente patógena (IAAP) del subtipo H5N1 en vacas lecheras, en una granja de Texas, los expertos siguen de cerca la evolución del patógeno y su rápida expansión, la cual ya ha provocado la muerte de más de 250 millones de aves y está saltando a diversos mamíferos. Ha afectado ya a 231 granjas en 14 estados del país y tiene en vilo a la comunidad científica, que carecía de protocolos de vigilancia en el ganado bovino. Es la peor epidemia de gripe aviar de la historia y los expertos coinciden en la importancia de entender cómo se comporta el virus para tratar de frenar su expansión, que podría replicar resultados similares en Europa.
En nuestro continente circula la misma variante del virus, y este estudio experimental apunta a que también las vacas europeas podrían convertirse en hospedadoras y vías de transmisión del mismo. Aunque puede provocar síntomas de diversa gravedad en los animales, sí afecta a la leche y a las glándulas mamarias incluso en vacas asintomáticas, lo que supone un grave riesgo de seguridad alimentaria y salud pública, como advierte el epidemiólogo Antoni Trilla a El Mundo.
Los investigadores del trabajo publicado en Nature inocularon en vacas lecheras y terneros el genotipo detectado en Estados Unidos, y también otro virus H5N1 con origen europeo, comprobando que ambos causan el mismo cuadro clínico.
Aunque se trata de un único trabajo experimental con limitaciones, los expertos coinciden en que sus resultados evidencian la importancia de extremar la vigilancia a nivel internacional. Preocupa la rápida transmisión y expansión del virus, así como su capacidad de adaptación mutando para encontrar nuevos animales hospedadores.
Elisa Pérez, viróloga veterinaria del Centro de Investigación en Sanidad Animal del CSIC, ha confirmado a El País la preocupación de la comunidad científica ante una epidemia de la que aún quedan muchas dudas por resolver. “Es necesaria una voluntad de hacer vigilancia masiva”, afirma.
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