Se ha hablado mucho de reduflación en los últimos meses en referencia a la reducción de cantidad en los envases de los productos para afrontar la subida de precios, es decir, la inflación.
Uno de los países que había declarado la guerra a esta medida por parte de los fabricantes había sido Francia, avisando en sus supermercados de aquellas marcas que habían optado por esta vía sin previo aviso al consumidor.
Ahora, la batalla del país galo frente a estas medidas, sigue adelante firmemente, tal y como ya había anunciado a mediados de 2023, pues el Ejecutivo francés ya tiene prácticamente listo el proyecto de ley que debe obligar a los retales a señalar la reducción mediante carteles informativos durante dos meses.
Según publica la prensa local y generalista, como Les Echos, este proyecto de ley ya está siendo estudiado por el equipo del primer ministro y será promulgado por el Boletín Oficial del Estado francés, Légifrance /Journal officiel, en las próximas jornadas.
Un conflicto con recorrido
Esta guerra empezó a ser librada por el gobierno en solitario, hasta que se le sumó Carrefour, que decidió tomarse la ley por la mano y señalizar en sus tiendas aquellos productos que se habían acogido a estas prácticas. También Intermarché se sumó al carro en aras de proteger a su clientela.
A partir del 1 de julio, tanto los productos de alimentación como los no alimentarios que vean mermada su cantidad respecto a la fecha precedente, tendrán que ir acompañados con una advertencia en los lineales durante dos meses (a cargo de los supermercados).
Según la prensa francesa, la legislación obligará a mostrar el siguiente mensaje: "Para este producto, la cantidad vendida ha pasado de X a Y y su precio por kilo, gramo o litro aumentado en un X% o X euros".
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